16 diciembre, 2011

Candidatos republicanos intentan reinventarse ante la comunidad hispana en EE UU

Foto: Scott Olson/Getty Images/AFP
WASHINGTON, 16 diciembre 2011 (AFP) - Con una pobre imagen entre la comunidad hispana, los aspirantes del Partido Republicano a la candidatura presidencial intentan definir una estrategia que los acerque a ese electorado clave, sin desairar a su base conservadora.



El 73% de los hispanos tiene una imagen desfavorable del Partido Republicano, luego de tres años de repetidos fracasos en el Congreso para lograr un mínimo acuerdo sobre una reforma migratoria, recordó esta semana la firma de sondeos Latino Decisions.
La aprobación de duras leyes contra la inmigración ilegal en estados gobernados por republicanos ha empeorado esa percepción, mientras que el presidente demócrata, Barack Obama, sigue cortejando a los hispanos a pesar de la delicada situación económica y las decepciones de sus promesas.
Con la llegada al poder de Obama el gobierno y el Partido Demócrata han buscado darle un protagonismo diferenciado a la comunidad hispana, con un gran acento en la comunicación en español y en personalizar los mensajes y las propuestas en el Congreso.
Los dos principales precandidatos republicanos, el exgobernador Mitt Romney y el expresidente de la Cámara de Representantes New Gingrich, apuestan por el momento por todo lo contrario: los problemas de los hispanos son los mismos que los del resto de la sociedad.
Romney y Gingrich aparecen prácticamente empatados en las encuestas antes del primer caucus (cabildo), que se celebrará en Iowa en enero.
Sabemos que los hispanos tienen un papel importante y estamos dispuestos a acercarnos a ellos y discutir los mensajes del gobernador Romney sobre empleos y economía”, explicó a AFP su portavoz de campaña, Ryan Williams.
“Mi estrategia básica es ante todo la economía. Sé que la comunidad hispana es muy trabajadora y se ocupa de sus familias”, dijo por su parte Gingrich en un reciente encuentro con votantes en Nueva York.
“Gingrich entiende realmente que el latino tiene nuestros mismos pensamientos. Es lo mismo que decía (el presidente Ronald) Reagan: que (los hispanos) eran republicanos y no lo sabían“, explicó a la AFP Sylvia García, directora de Inclusión Hispana dentro del programa de Gingrich.
Pero ambos candidatos comparten un mismo handicap: el delicado tema migratorio.
Los republicanos se apoyan en las figuras ascendentes del partido, como el senador Marco Rubio de padres cubanos, o la gobernadora de Nuevo México, Susana Martínez, para recordar a ese electorado que comparten sus valores: la familia, el sueño americano, el orgullo por la herencia hispana en el país.
Gingrich habla un español aceptable tras años de recibir clases. Ha protagonizado anuncios en español y cuenta con una versión en español de su sitio internet de campaña.
Romney no habla español, pero su portavoz resalta que ha cosechado apoyos importantes en la comunidad, particularmente en Florida como el ex secretario de Comercio Carlos Gutiérrez o del ex senador Mel Martínez.
Ciertamente, la economía sigue siendo la principal preocupación de los hispanos, pero en segundo lugar aparece el futuro de once millones de indocumentados, la mayoría de ellos hispanos, según todas las encuestas.
Romney ha sido el más taxativo en los debates televisados hasta ahora: “una amnistía es un imán”, dijo en uno de los encuentros retransmitidos por CNN.
“El gobernador no apoya redadas masivas, pero necesitamos aplicar la ley, asegurarnos de que tenemos las políticas adecuadas para alentar la inmigración legal”, explicó a la AFP su portavoz.
Romney se mostró opuesto a hacer distinciones entre los indocumentados con familia y raíces en el país y los que acaban de llegar, mientras que Gingrich dio un giro a su discurso y aseguró que se oponía a la deportación de los que llevan más tiempo en Estados Unidos.
Romney asegura que sigue consultando antes de publicar su propia versión de una reforma migratoria, mientras que Gingrich cuenta con una propuesta ya en línea que incluye la creación de consejos populares para determinar qué indocumentados merecen la legalización.
Ambos, como el resto de candidatos presidenciales, coinciden en anteponer la seguridad en la frontera a cualquier otra medida.

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