Mariano Rajoy ha mantenido el suspense hasta última hora pero ningún elegido ha sido sorpresivo, excepto el ministro de Cultura, José Ignacio Wert. Los nombres económicos han sido los esperados, Cristóbal Montoro, Luis de Guindos, Fátima Báñez y José Manuel Soria.
El presidente del Gobierno ha reducido el Gabinete en tres departamentos -de los 16 ministerios actuales se pasa a 13- y, sobre todo, las vicepresidencias pues sólo hay una, la primera, que aúna la portavocía y toda la labor de coordinación política de Presidencia. Ésta queda en manos de Soraya Saénz de Santamaría, como se esperaba. Y se acabó. Porque Rajoy ha renunciado a darle todo el poder económico a una sola persona y ha prescindido de la vicepresidencia económica.
La disposición de las carteras económicas demuestra las prioridades del presidente: control sobre las cuentas de los tres niveles de la Administración Pública (Estado, comunidades autónomas y ayuntamientos, además de otros entes territoriales menores) y diseño de una política de competitividad a gran escala. Pero ninguno dependiendo más que de Moncloa.
De hecho, Mariano Rajoy se reserva la presidencia de la Comisión Delegada de Asuntos Económicos, la que decide lo que se aprueba, el "corte" administrativo fundamental para convertir las ideas de un ministro en decretos del BOE.
Esto no le convierte en el superministro de Economía, pero le otorga un poder de decisión enorme. No es lo mismo que un vicepresidente lleve a Moncloa las medidas ya mascadas, que asistir a un órgano gubernamental, como es la Comisión Delegada, en la que se dice lo que hay qué hacer y cómo.
Con esta planificación ministerial, se puede afirmar que Rajoy se reserva poner la cara ante la crisis. Aquí no va a haber figuras políticas tipo Rodrigo Rato o Pedro Solbes, a los que identificar con la evolución económica. Sólo un nombre va a dar cuenta de ajustes, en las épocas malas, y de alivios de la crisis si llegan y es Mariano Rajoy.
Continuismo y equilibrismo
Sin embargo, si Rajoy va a ser quien dé la cara ante la sociedad española, ante él serán dos gestores económicos expertos. Ambos proceden de los Gobiernos de José María Aznar.La política económica del nuevo Gobierno va a estar en manos de dos personas con experiencia en tareas gubernamentales: Montoro y De Guindos. Ninguno por encima del otro. Rajoy ha hecho un ejercicio político muy elaborado para mantener el orden. Aunque ambos son viejos conocidos entre sí y se llevan bien, la preeminencia de uno sobre otro podría haber llevado a unos roces que, ahora, son muy difíciles.
El continuismo de Rajoy es evidente. No ha apostado por caras nuevas, sino por currículums seguros.
Cristóbal Montoro, exministro de Hacienda de 2000 a 2004 y exsecretario de Estado de Economía en la legislatura anterior, ha sido el portavoz económico del PP en los últimos cuatro años. Sobre él ha recaído diseñar la oposición a la política económica del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, lo que significa que ha llevado la principal tarea de la labor del PP como alternativa.
Su nombramiento estaba cantado y su nombre aparecía en todas las quinielas. No obstante, Montoro fue el primer político que en España habló de estabilidad presupuestaria como concepto político y de bajar los impuestos para crear actividad económica. A finales de los años 90, incluso los liberales del propio PP, creían que lo que proponía este catedrático de Economía era una locura.
Por ello, su designación tiene también esta lectura: sólo habrá subida de impuestos si es estrictamente necesario. Montoro ha encabezado y encabeza el ala del PP absolutamente contraria a las alzas tributarias para cuadrar el déficit. Y una tercera lectura: Administraciones Públicas gana peso como área política. A pesar de que hasta ahora había una vicepresidencia de Política Territorial, unir ésta a Hacienda supone darle mucha más importancia.
El nombramiento de Luis de Guindos, exsecretario de Economía con el exvicepresidente Rodrigo Rato, representa decir a los mercados que una figura económica de peso va a diseñar estrategias. Guindos, procedente de la empresa privada, se mueve como pez en el agua en el mundo de las altas finanzas, los mercados, las compañías y los datos macroeconómicos. Tiene unos conocimientos amplios y también trayectoria política, aunque no sea un hombre de partido. Es la cara "independiente" que Rajoy ha elegido para un gran reto: que la economía española gane competitividad, dentro y fuera del país.
Al fin, Industria se queda como Ministerio. La persona encargada es José Manuel Soria, otro nombre que no ha constituido ninguna sopresa. El político canario, además de contar con la confianza de Rajoy, tiene formación macroeconómica y recorrido como responsable del Gobierno de las islas. Por cierto, lugar turístico donde los haya, lo que no es baladí para el nuevo titular del turismo nacional.
En Trabajo y Seguridad Social, se ha colocado a otro puntal del equipo económico del actual PP: Fátima Báñez. Esta política andaluza, responsable de la oposición en la Comisión de Presupuestos, ve culminada una contundente labor parlamentaria de varias legislaturas. Afín a Rato y, sobre todo, a Cristóbal Montoro, hereda un panorama desolador.
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