Carlos Ramírez
Encuestas: avisos
a Peña Nieto
Lastre del viejo
PRI, factor 2012
Si a estas alturas
no adelantan al ganador de las elecciones
presidenciales de julio próximo, las
encuestas sí aportan elementos
para el análisis sereno
de las tendencias electorales.
Y el primer dato ha comenzado a preocupar en el PRI: la baja de puntos de Enrique Peña
Nieto reveló la vulnerabilidad política del tricolor.
Entre otros,
la encuesta de Consulta Mitofsky revela
otros datos que
deben apuntarse:
1. La disminución de votos
a favor de Peña Nieto tiene, además
de los incidentes negativos, el efecto de la existencia de precandidato único
designado en el PRD y de la posición adelantada
de Josefina Vázquez Mota en el PAN.
2. Las encuestas revelan, en información desagregada a
interpretada, que la única
capaz de disputarle posiciones a Peña
es precisamente Vázquez Mota: Peña baja
de 44 puntos frente a
López Obrador y Santiago Creel/Ernesto Cordero a 39 con la posibilidad de que Vázquez Mota
sea la candidata. Y en encuestas
cinco puntos no son
desdeñables.
3. La posición de Vázquez Mota se
está convirtiendo en un factor de presión sobre Peña Nieto. El dato revelador
es que se ha posicionado como la adversaria decisiva, frente al estancamiento
de López Obrador y el PRD por la carga negativa de seis años de conflictos y
agresiones políticas. El dato estratégico es que Vázquez Mota ha encontrado
espacio de contrapunto de Peña Nieto, cuando aún no se decide la candidatura
del PAN.
4. A lo largo de 2011, la imagen de
Peña Nieto disminuyó la nada desdeñable cantidad de 9 puntos, al pasar de 46 en
enero a 37 en diciembre.
5. Por efecto de los incidentes de
noviembre-diciembre, Peña Nieto perdió 4 puntos, bajando 3 en imagen positiva y
subiendo uno en imagen negativa.
6. En las próximas semanas el PRI y
obviamente su candidato Peña Nieto van e enfrentar cuando menos tres tipos de
problemas que disminuirán sus espacios en las tendencias electorales:
La crítica por la alianza con Elba
Esther Gordillo, las fracturas internas en los PRI estatales en las zonas
tradicionales de reserva de votos y la carga negativa del pasado de represión,
corrupción y empobrecimiento de la sociedad.
Las encuestas electorales se han
convertido en un aviso político para el PAN, no tanto por el porcentaje de
tendencia de votos sino porque han perfilado ya la única personalidad que
pudiera competirle a Peña Nieto: Josefina Vázquez Mota.
Lo malo, sin embargo, es que el
proceso interno del PAN ya se
convirtió en un factor de demérito de Vázquez Mota que
beneficia al PRI porque la diputada panista con licencia llegaría -de ganar la
interna- a la elección constitucional bastante desgastada por sus propios
compañeros de partido.
Si el proceso interno del PAN se
lleva a las fechas últimas, el ganador o la ganadora habrá perdido no sólo tiempo sino
fuerza política por la fase de desgaste personal en la que ha
entrado la competencia. Los ataques de Cordero contra Vázquez Mota benefician
al PRI porque le hacen
el trabajo de trinchera para debilitar a la figura mejor
posesionada en las tendencias de voto.
La figura política de Peña Nieto ha
comenzado a registrar la pérdida de dinamismo por razones varias: el desgaste
propio de una precandidatura perfilada con bastante anticipación, los temores
de los grupos de poder priistas de ver regresar con Peña Nieto el viejo
autoritarismo presidencialista piramidal y, por tanto, el dedo de oro a la hora
de las candidaturas, la exclusión de grupos priistas no mexiquenses y, sobre
todo, los errores atribuibles al propio precandidato priista que ha basado su
campaña no en una estrategia política integral sino sólo en las encuestas y en
la televisión.
El plan priista para posicionar a
Peña Nieto ya como precandidato único se frustró por los incidentes en la feria
del libro de Guadalajara y lo dejó sin un instrumento político programado con
anticipación: su libro México, la gran esperanza. La estrategia planeada fue
usar el libro como proyecto de programa de gobierno y se había organizado
presentarlo en toda la República como eventos no políticos y evitar así
problemas con el IFE.
Sin embargo, el libro quedó hecho cenizas en
Guadalajara y ahora las presentaciones de Peña Nieto han
quedado sólo en reuniones con priistas, aunque en cada plaza ha tenido que
darle espacio a figuras priistas quemadas por conflictos locales; de hecho, en
las giras del precandidato oficial priista han reaparecido priistas que confirman el hecho de que
el nuevo PRI es el mismo PRI de siempre, el de los pasivos
políticos.
Asimismo, el PRI ya no tiene tiempo
para resolver los conflictos internos en estructuras partidistas locales. Hasta
ahora se perciben
fracturas priistas en estados importantes por su reserva de votos:
Oaxaca, Puebla, Jalisco, Chiapas, Morelos, Distrito Federal, Tabasco, Quintana
Roo.
Y tampoco hay que descartar
fricciones paradójicamente en el PRI del Estado de México, donde el gobernador
Eruviel Ávila ha comenzado a despintar las posiciones peñistas locales; algunos
colaboradores del nuevo mandatario mexiquense han deslizado la versión de que
el gobierno estatal sería el primero en padecer el brazo autoritario del
presidencialismo peñista de la destitución porque se trató de una posición no
de grupo sino de elusión del conflicto; en el equipo mexiquense de Peña hay la
certeza de que le van a pasar la cuenta a Eruviel Ávila de haber amenazado con
irse como candidato de la oposición perredista si el PRI le negaba la
nominación.
Las encuestas, los reacomodos
conflictivos de poder en el PRI, la reaparición de figuras negativas priistas y
la posibilidad de que la candidata del PAN sea Vázquez Mota son los primeros
avisos de que el PRI aún no gana las elecciones.
Y falta aún la capacidad operativa
de Calderón como panista.
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