13 enero, 2012

Y usted, ¿votaría por Wallace?

Martín Moreno
Isabel Miranda de Wallace será candidata del PAN al GDF por una razón poderosa: políticos y partidos han sido rebasados por los avances democráticos que sí se han reflejado en la sociedad civil, líderes ciudadanos y algunos medios informativos. Wallace tiene un enorme reconocimiento ciudadano y utilizará esa plataforma para hacer historia: convertirse en la primera candidata independiente en gobernar a la Ciudad de México.


La candidatura de Isabel ni es oportunismo político —no tiene ninguna necesidad, pues le sobra reconocimiento— ni es ambición personal —viste mucho más prestigio que cualquier político mexicano— ni mucho menos lo hace por beneficios económicos —es una empresaria exitosa—. No. Lo suyo va más allá.
Estamos, nada menos, que ante el fenómeno político más refrescante, renovador y promisorio de la historia política del país. No sabemos si ganará. Desconocemos cuántos votos va a recibir. Ignoramos, aún, su desempeño en campaña. Lo único cierto es que su candidatura —tan sorpresiva como estimulante— ha sido una bocanada de oxígeno para los ciudadanos, ante la desilusión por una partidocracia —concretamente el PRI— que se ha opuesto a las candidaturas independientes; de frente a una clase política instalada en una “zona de confort”.
Sorpresiva la candidatura de Wallace porque, en varias ocasiones, el PRI, el Partido Verde y otros le habían propuesto un cargo de elección popular y ella lo había rechazado. Inclusive le ofrecieron ser candidata de una alianza para la reciente elección en el Edomex. Siempre declinó.
Estimulante, porque su postulación rompe esquemas al ver siempre las mismas caras, las rutinas políticas demagógicas y acartonadas, viciadas de origen, sin frescura. ¿O acaso alguien cree que Beatriz Paredes aportará algo nuevo?
Y se equivocan quienes hacen una apuesta simplista, al plantear, cándidamente: ¿pero qué sabe Wallace de economía, educación (es maestra de profesión), desarrollo social, turismo o ecología? Cierto: no es experta. De hecho, ningún candidato lo es.
Pero, ¿acaso Isabel sabía algo de seguridad cuando la banda de canallas, encabezada por César Freyre, secuestró y mató a Hugo Alberto Wallace Miranda, e Isabel no sólo investigó, sino también —literalmente y sin ser policía— detuvo a los verdugos de su hijo? No.
De ahí que esta valiente mujer deberá tener el talento para rodearse de un equipo sólido y eficaz, que la apoye en tareas de campaña, primero, y luego, si gana la elección, en labores de gobierno.
¿Realmente tiene la señora Wallace —como la mayoría le dice y le conoce— posibilidades de ganar la Jefatura de Gobierno capitalina?
Aún más: ¿usted votaría por la señora Wallace?
Ayer, su candidatura fue recibida, en general, con simpatía por ciudadanos.
Pero no será sencillo.
Mientras el PAN le apuesta todo a su candidata, el PRD —el gigante político-electoral del Distrito Federal— se la juega con su aún bien aceitada maquinaria que, según encuestas, podría darle el triunfo el primer día de julio, independientemente de quién sea su candidato(a): Barrales, Mancera, Batres, Ortega. Noroña no pinta.
Por el PRI, la candidata será Beatriz Paredes, una política de viejo cuño, formada bajo la demagogia echeverrista y consolidada por el salinismo.
Es, el PRD y su maquinaria —con cualquier candidato—, el gran favorito para seguir gobernando al DF.
Ya lo veremos: Wallace y el discurso fresco, abierto y sin ataduras partidistas —aun siendo candidata del PAN—, chocará con el lenguaje acartonado y ambiguo de los demás candidatos.
Wallace sí puede hablar de regular marchas y manifestaciones, de evitar bloqueos a la ciudad. El PRD no lo hace porque son parte de su control político.
Wallace sí podrá hablar de corrupción. El PRD y el PRI se autoprotegen.
Wallace sí podrá hablar de los lastres políticos en el DF. El PRD y el PRI no, porque se darían un balazo en el pie.
Wallace sí podrá hablar de cómo reforzar la seguridad y disminuir los secuestros. El PRD y el PRI han fracasado.
Hay que recordar que Isabel es la piedra angular de la Ley Antisecuestro.
Pero no todo será color de rosa para Isabel. Debe estar consciente de algo irrebatible: ya cruzó la línea ciudadana y se ha convertido, a querer o no, en una política que estará bajo los reflectores y, por ello, expuesta a críticas, cuestionamientos y ataques. Enfrentará otro tipo de prensa, por una cuestión indiscutible: la señora Wallace mutó, de luchadora social, a candidata de un partido político a un puesto de elección popular.
Isabel ya es una política más. Y así la tratarán.
Por lo demás, sobra decir que es una mujer valiente cuya lucha y su ejemplo han sido reconocidos en el extranjero. Su historia como madre en busca de justicia ante el plagio y la muerte de su hijo se encuentra detallada en el libro escrito por este reportero: El caso Wallace (Editorial Santillana/Aguilar).
Suerte, Isabel.

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