19 enero, 2012

Grecia es más preocupante que las rebajas de calificación

[greece0112] Associated Press
Todo había comenzado tan bien. Para los estándares de la euro zona, el 2012 había iniciado con pie derecho. Los inversionistas parecían haber regresado de vacaciones con buen ánimo, decididos a invertir parte del dinero que habían mantenido sin hacer nada durante las últimas semanas.



Francia, España e Italia habían recaudado dinero en mejores términos a lo esperado Los mercados de valores y crédito avanzaron. Las acciones de UniCredit, el banco italiano que busca recaudar 7.500 millones (US$9.500 millones) a través de una emisión de deuda, se recuperaron con fuerza. Luego llegó el viernes 13 de enero.
El viernes le dio al mercado dos recordatorios de que la crisis europea no va a desaparecer. La decisión de Standard & Poor's de rebajar la calificación de nueve miembros de la euro zona, incluyendo a Francia, a la que le quitó su calificación triple A e Italia, la cual bajó a triple B, era esperada.
Pero el colapso de las negociaciones entre Grecia y los bonistas privados para obtener una rebaja voluntaria de su deuda era algo que no se esperaba. El Instituto de Finanzas Internacional, que negocia a nombre de los bonistas, dijo que no alcanzaron un acuerdo ¿Cuánto deberían preocuparse los inversionistas?
La situación griega es la más seria de las dos. Atenas tiene apenas semanas para llegar a un pacto con los bonistas si se desea completar la rebaja de deuda antes que se venza una emisión de bonos por 14.600 millones de euros el 20 de marzo. Sin un acuerdo, Grecia no recibirá los 130.000 millones de euros de rescate que necesita para pagar los bonos y se vería obligada a entrar en una aparatosa cesación de pagos.
Sin embargo, las negociaciones se han compilado por el deterioro de las finanzas griegas desde el 31 de octubre, cuando los términos del segundo rescate del país fueron acordados.
Ese rescate asumía que los bonistas aceptarían un recorte de 50% en el valor de su deuda, suficiente para reducir la carga de deuda de Grecia a 120% del PIB para 2020. Pero ahora que se calcula que el déficit presupuestal de Grecia para 2011 será de 9%, dos puntos porcentuales por encima de lo presupuestado, lo que se creía un hecho ya no lo es.
Los prestamistas oficiales de Grecia, liderados por el Fondo Monetario Internacional han presionado para obtener cupones más bajos y vencimientos más largos para los nuevos bonos que se le ofrecerán a los inversionistas existentes, incrementando el alivio de deuda en términos actuales en cerca de 70%. Eso no es algo que muchos bonistas aceptarán, particularmente desde que un acuerdo voluntario no activará los seguros contra cesación de pagos para contrarrestar las pérdidas. Ahora que los fondos de cobertura poseen una proporción de los bonos y amenazan con rehusarse a participar en el acuerdo, la capacidad de maniobra en las negociaciones sería limitada.
La euro zona ha enfrentado muchos "momentos de la verdad", pero la disputa con los bonistas es un hito genuino: el destino del euro pende de ella y podría tomar cualquier camino.
En caso que los bonistas se mantengan firmes, los gobiernos de la euro zona enfrentan una elección clara: o entran y asumen una parte de las pérdidas por primera vez en la crisis o permiten que Grecia entre en cesación de pagos, algo contra lo que han luchado a capa y espada por los últimos dos años.
La idea de que los prestamistas oficiales de Grecia asuman pérdidas es indigerible políticamente y difícil en la práctica: el FMI tiene estatus de acreedor preferencial y el Banco Central Europeo dará la batalla para evitar pérdidas en su exposición de 45.000 millones de euros, ya que eso minaría su credibilidad y arrojaría dudas sobre su programa de compra de bonos soberanos. También quebrantaría las reglas que prohíben los rescates de miembros de la euro zona.
No obstante, una cesación de pagos desordenada podría ser más costosa. No solo el BCE perdería dinero en sus bonos, sino que los gobiernos del bloque tendrían que recapitalizar a los bancos griegos y proveerles del colateral adecuado para mantener su acceso a las líneas de crédito del BCE si Grecia se mantiene en la unión.
Permitir que Grecia se declare en cesación de pagos y continúe en el euro crearía un precedente que elevaría el riesgo moral. Pero si Grecia se declara en cesación de pagos y sale del euro, la moneda común podría desmoronarse con costos devastadores para todos los países.
Si la euro zona puede resolver la crisis de deuda griega, los mercados sin duda alguna lo verían como algo muy positivo, particularmente si el acuerdo incluye pérdidas del sector oficial, ya que esto sería una evidencia de solidaridad. Incluso así, el mensaje de las rebajas de calificación de S&P es que eso únicamente sería una medida dilatoria.
Las rebajas de calificación podrían tener un impacto limitado --ni la deuda francesa, ni la del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera se ha cotizado como un valor triple A en los últimos meses,-- pero podrían sembrar las raíces de lo que podría ser el próximo reto, ya que podrían ser seguidas de rebajas por parte de otras calificadoras de riesgo en los próximos meses, reduciendo las calificaciones promedio. En el caso de Italia, eso podría tener serias implicaciones para el tamaño de su conjuntos de inversionistas y su habilidad de mantener el acceso a los mercados.
Lo que se debe hacer para evitar un mayor deterioro de la crisis no es un misterio. La explicación de S&P para sus decisiones hace eco de lo que los mercados financieros y el BCE han dicho por meses. La euro zona necesita elevar el tamaño y la flexibilidad de sus fondos de rescate para eliminar los temores de una cesación de pagos italiana o española. Por encima de todo, necesita una estrategia de crecimiento amplia que acompañe a la austeridad, la cual permita que los países periféricos enfrenten su crónica falta de competitividad. Eso implica un enfoque más coordinado y consistente de las reformas estructurales.
El ser optimista sobre el futuro del euro depende de cómo se cree que los líderes de la euro zona responderán a estas presiones.
Su historial, cabe decirse, no es muy alentador. Pero hay señales de que los nuevos gobiernos de España e Italia entienden el reto. Los comentarios recientes de la canciller Angela Merkel también sugieren un creciente entendimiento de una estrategia de crecimiento para la euro zona.
El mayor interrogante es Francia, que por mucho tiempo se resistió al tipo de reformas de suministro necesarias para elevar la competitividad. El presidente Nicolas Sarkozy está a semanas de una elección que según las encuestas, podría perder. La forma en la que responda a la humillación de la rebaja de calificación a su país determinará el futuro del euro.

No hay comentarios.: