Por Liliana Fasciani M.
El acto de presentación de la Memoria y
Cuenta correspondiente al año 2011 que debía rendir el Presidente
venezolano ante los poderes públicos y el país duró 9 horas con 28
minutos, más que una jornada de trabajo regular, más de lo que tarda un
avión en volar de Caracas a Madrid sin escalas, más de lo que invierte
un bovino adulto en pastar y rumiar. Hugo Chávez batió su propio record,
no sólo en la extensa perorata, sino también en la resistencia para
permanecer de pie y para satisfacer las humanas necesidades fisiológicas
que una persona normal tendría durante todo ese tiempo. Por supuesto,
esta conducta suscitó nuevas dudas acerca de su estado de salud.
¿Realmente ha estado enfermo de cáncer? ¿Lo estuvo y se curó
milagrosamente? ¿Lo está y lo que acaba de hacer fue un exceso?
Comoquiera que sea, durante casi diez
horas habló de cuanto se le ocurrió, echó todos los cuentos que su
memoria logró rebobinar, desde sus tiempos en la Academia Militar hasta
los golpes de 1989 y 1992, pero en ningún momento se centró en el
objetivo del acto, apenas hizo algunas referencias a media docena de
temas puntuales, como quien camina de costado por entre un montón de
obstáculos, evitando tropezarlos.
Por enésima vez en el transcurso de su
gobierno, Chávez negó lo evidente, tergiversó las críticas, se sacudió
las responsabilidades, ocultó cifras, mintió descaradamente, y además
pretendió mostrarse amistoso, tolerante y amable..., hasta que la
diputada y precandidata a las elecciones primarias de la oposición María
Corina Machado se levantó, valiente, seria y directa, para desmontarle,
en tan sólo 1 minuto y medio, toda la faramalla con la que el locuaz
mandatario había mareado a su audiencia hasta entonces.
Machado lo descolocó por completo, y
Chávez recurrió, como de costumbre, a la descalificación de su
adversaria, le dijo que para debatir con él tendría que ganar las
elecciones primarias, que su apoyo en las encuestas era del 1%, que
estaba fuera de ranking y le recordó que águila no caza moscas. María
Corina ni siquiera se inmutó. A partir de ese instante, el twitter se
convirtió en un bombardero de opiniones en 140 caracteres, la mayoría de
las cuales se expresaban a favor de María Corina.
Inútil fue el esfuerzo de Chávez por
disimular su enojo e incomodidad. La diputada comunista María León
acudió en su auxilio, se declaró indignada, censuró la intervención de
Machado, aduciendo que estaban en una Asamblea Nacional revolucionaria e
instó al Procurador, a la Presidenta del Tribunal Supremo de Justicia y
a la Fiscal General de la República a sancionar a la diputada por haber
irrespetado al Presidente, pero tampoco este drama de ridícula
afectación sirvió para apaciguar el malestar del otro.
Nada de cuanto dijo Hugo Chávez en 9
horas y 28 minutos se recordará mañana ni después de mañana, mientras
que la frase pronunciada por María Corina Machado se repetirá una y otra
vez por mucho tiempo: "Expropiar es robar".
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