Patricio
Herman, presidente de la Fundación Defendamos la Ciudad, denuncia que
“El drama de Chile es que las instituciones del Estado no funcionan,
porque hay una asociación pública-privada para que los grandes actores
del mercado siempre saquen ventajas. Lo peor es que también ocurrió en
el pasado reciente con los 4 gobiernos de la Concertación, quienes
actuaron como los mejores capataces de la derecha económica. Estados
Unidos no necesita entrometerse mayormente en los asuntos internos de
Chile, ya que hace rato somos una mascota bien domesticada por
Washington DC”.
MC.- ¿Cuál fue el principal aporte de WikiLeaks en el capítulo Chile?
PH.-
En primer lugar permitió desenmascarar, por lo tanto confirmar, el
actuar torvo e hipócrita de las más altas autoridades del país.
Enseguida, dejó de manifiesto como la prensa hegemónica se encarga de
desinformar a la opinión pública, minimizando la gravedad de los hechos
develados en esos cables diplomáticos. Y también como los entes
públicos, llamados por ley a fiscalizar las malas prácticas de los
agentes del Estado, simplemente optan por mantener un silencio cómplice,
evitando iniciar las investigaciones de rigor.
MC.- El
periódico La Jornada de México publicó en exclusiva los cables de
WikiLeaks ; en España lo hizo El País ; en Francia Le Monde ; en Estados
Unidos The New York Times ; en Inglaterra The Guardian ; en Alemania
Der Spiegel ; ¿con qué filtro de la prensa tradicional chilena se
“difundió” y “analizó” la información de WikiLeaks ?
PH.-
En nuestro país hay un control de las noticias y opiniones que podrían
incomodar al establishment y en tal sentido los dos consorcios
periodísticos que dominan el mercado (El Mercurio & La Tercera),
ejercen muy eficientemente esa labor que restringe la libre circulación
de las ideas e informaciones. Esta limitación o censura se disfraza con
el ropaje de la “prudencia y ponderación”, cuando no se omite
derechamente, y tales medios, justificando sus comportamientos, se
autodefinen como “serios”, lo cual es aceptado por un cierto porcentaje
ingenuo de la población. Actúan en definitiva como lo hace un capellán
de ejército con la soldadesca, convenciéndolos que la guerra que libran,
atrocidades incluidas, cuentan con la venia del Señor. Pero gracias a
la irrupción de las redes sociales y de ciertos medios electrónicos, la
situación está cambiando y con ello la población está cada día mejor
informada, y por lo tanto más crítica.
El
episodio más grave, dado a conocer por WikiLeaks en el caso de Chile,
fue la intervención del embajador de Estados Unidos para que la empresa
AES Gener pudiera construir una planta termoeléctrica en una zona
prohibida para ello. En todo caso, el hecho de que Estados
Unidos hiciera esas gestiones no sorprende a nadie, pero lo indecente
fue el actuar de nuestra servil institucionalidad, que se prestó para
que se violara, inclusive un fallo de la propia Corte Suprema de
Justicia, cuyo presidente guardó un acomodaticio silencio. Lo anterior,
por cierto, fue minimizado no sólo por esas 2 cadenas de prensa, sino
también por la mayoría de los medios, con la excepción del aludido
Ciperchile y unos pocos medios radiales y sitios electrónicos. Por su
parte, los 120 diputados abandonando sus roles de fiscalización y el
Ministerio Público, brillaron por su ausencia.
Los
canales de televisión, a excepción de CNN Chile, tienden a ignorar las
prácticas de corrupción de los más importantes grupos económicos,
focalizando sus noticias en delitos de sangre y robos de poca monta. Por
otro lado, el gobierno de Piñera, con la anuencia del poder
legislativo, se niega a entregar los recursos económicos necesarios al
Ministerio Público para que éste aumente su dotación de profesionales
encargados de perseguir a los delincuentes de “cuello y corbata” y a sus
cómplices insertos en el aparato del Estado. Es más, el presidente
saliente de la Corte Suprema denunció con publicidad que las leyes,
cuando las hay, no contemplan penas de relevancia para estos malhechores
de alto vuelo y cuello blanco, sin que nadie se diera por aludido, es
decir, su enérgica acusación quedó en el olvido.
El
drama de nuestro país es que las instituciones del Estado no funcionan,
porque hay una asociación pública-privada para que los grandes actores
del mercado siempre saquen ventajas. Lo peor es que esto no sucede sólo
ahora con un gobierno de derecha, sino que también ocurrió en el pasado
reciente con los 4 gobiernos de la Concertación, quienes actuaron como
los mejores capataces de la derecha económica.
MC.- Un cable de WikiLeaks documentó la intromisión de Estados Unidos
en la política interna de Chile, ¿se trata de la excepción de la regla o
la confirmación de un secreto a voces?
PH.-
En efecto, la intervención en el caso de la termoeléctrica de Campiche
fue manifiesta y descarada. Pero a decir verdad, Estados Unidos no
necesita entrometerse mayormente en los asuntos internos de Chile, ya
que hace rato somos una mascota bien domesticada por Washington DC.
Y
pensar que los organismos financieros internacionales dan crédito al
discurso mendaz propalado por los líderes de opinión y políticos de
nuestro país, en orden a que Chile es una isla en Latinoamérica en
cuanto a probidad y transparencia. Todos aquellos que conocemos los más
recónditos espacios de la Administración del Estado sabemos a ciencia
cierta que la corrupción en Chile está tan generalizada como en el resto
de los países que hablan castellano y portugués. La única diferencia es
que aquí se cultiva la hipocresía en su grado máximo.
MC.- Entrando en detalles, ¿por qué la empresa norteamericana AES Gener
no podía instalar una termoeléctrica en la Región de Valparaíso?
PH.-
Porque el uso de suelo establecido en el instrumento de planificación
urbana de la comuna, como también en el correspondiente de la región, no
admitían el emplazamiento de esa actividad de infraestructura
energética, puesto que estaba reservada como área verde, lo que era bien
sabido tanto por el directorio de la empresa infractora como por todas
las autoridades competentes. Las institucionalidades urbanísticas y
ambientales nunca ejercieron sus atribuciones cautelando el Estado de
Derecho. La institucionalidad en general, está conformada por entes de
fachada, que sólo ejercen sus autoridades para establecer barreras de
entrada a los distintos y concentrados mercados que detenta la elite.
Para ésta, en cambio, las normas regulatorias no se aplican o se
modifican cuando estorban sus intereses como es el caso de la
termoeléctrica aludida.
MC.-
Después de la nula respuesta de la Cancillería de Chile y de la OCDE,
¿ante qué organismo internacional presentarán la denuncia por la
injerencia norteamericana?, ¿qué instancia podría clausurar la
termoeléctrica de AES Gener?
PH.-
Ya que estos dos organismos nada han hecho para que el mercado funcione
y se detengan estos abusos, esta claro que ambos no son interlocutores
válidos cuando de corrupción se trata. Pero perfectamente podríamos
recurrir a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, dependiente de
la OEA, en defensa de las comunidades de la zona ya saturada de
contaminantes, en donde se está construyendo esa planta carbonífera
norteamericana.
MC.- ¿Cómo describiría las políticas públicas en torno a la protección del medio ambiente en Chile?
PH.-
En Chile todo se hace en función del crecimiento económico, y en
especial de algunos a quienes hay que beneficiar. A pesar de que desde
hace 17 años tenemos una Ley del Medio Ambiente, las instituciones
públicas recurrentemente consienten en avalar ardides para que ésta sea
vulnerada en provecho de los grandes actores del mercado. En Chile se da
una situación bastante curiosa, ya que las grandes empresas, sobre todo
las multinacionales, solo están alertas por las eventuales críticas que
puedan sufrir de la comunidad internacional, y son indiferentes a las
que puedan surgir en Chile, ya que cuentan con el apoyo de las
autoridades y sus clientes no están en el país.
MC.-
¿Cuál es la relación entre la deforestación desmedida y la explotación
de las minas ante el deterioro ecológico que sufre la geografía y
población chilena?
PH.-
En la actualidad, esa relación no está muy presente, pues la minería se
desarrolla fundamentalmente en zonas desérticas o de alta montaña,
donde la presencia forestal es bastante reducida. Antiguamente, existen
testimonios de fuertes procesos de deforestación, por ejemplo en la zona
del valle de Copiapó, norte del país, debido a la corta de especies
para las fundiciones. Actualmente los perjuicios ambientales que genera
la gran minería están relacionados con el deterioro irreversible de los
glaciares y de las fuentes de agua dulce en general, en desmedro de la
agricultura y de las poblaciones locales. No hay que olvidar que, por su
parte, la enorme demanda de energía que aquella requiere para la
explotación de las minas se traduce en la construcción de centrales a
carbón, que son las que mayor contaminación producen.
MC.- Los mapuches que defienden sus tierras ancestrales son
criminalizados con la Ley Antiterrorista, ¿los ecologistas en las
ciudades reciben un trato distinto o un maltrato oficial?
PH.-
A las organizaciones ecologistas aún no se las ha perseguido con la Ley
Antiterrorista, pero sí han sido objeto de represión y descrédito
público, fundamentalmente, cuando apoyan a comunidades en conflicto con
empresas forestales, o cuando denuncian hechos de depredación y
corrupción asociada. Algunos de sus dirigentes han sido encarcelados y
objeto de querellas criminales, aunque en general han logrado ser
absueltos de las acusaciones que se les han formulado. No existen
integrantes de organizaciones ecologistas que hayan sido asesinados,
como si lo han sido activistas mapuches.
MC.- ¿Cuál es la situación de los cultivos transgénicos en perjuicio de las tradicionales semillas campesinas?
PH.-
En Chile no existe obligación de rotulación ni etiquetado de alimentos
que contengan ingredientes transgénicos. En relación cultivos de
vegetales transgénicos, si bien no existe autorización para
comercializar al interior del país vegetales transgénicos, se permite el
cultivo de semillas para la exportación. Estos cultivos comenzaron en
Chile el año 1992 y desde el año 2001 existe una resolución del Servicio
Agrícola y Ganadero (SAG), que permite la internación para su
propagación. En este período se han ido aumentando las superficies de
semillas transgénicas que se cultivan en Chile llegando actualmente a
ser del orden 25.000 a 30.000 hectáreas al año. Sin embargo se desconoce
la ubicación de estos semilleros, así como las medidas de bioseguridad y
fiscalización que se aplican.
Con el
propósito de proteger a otros productores de la contaminación
transgénica, un grupo de organizaciones presentó ante el Consejo de la
Transparencia, organismo público recién creado a semejanza del existente
en México, un requerimiento para saber la ubicación de estos
semilleros. Este Consejo determinó que el SAG debía hacer pública esta
información. Sin embargo algunas empresas (Monsanto y Von Baer)
productoras de transgénicos recurrieron ante la Justicia para no
entregar esta información, lo cual ha sido resuelto en días pasados tal
como se aprecia en en el informe de la Fundación Terram
En
todo caso, los cultivos transgénicos como el maíz representan una
amenaza muy grave a las semillas campesinas, las que corren el riesgo de
perderse por contaminación.
Por Mario Cassasús, publicado originalmente en Clarín de Chile
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