Benedicto XVI, Cuba y la autoridad
Libertad Digital, Madrid
La verdad es que cuando triunfó la
"revolución" castrista (gobierno conservador si los hay, donde por la
fuerza se ha impuesto un statu quo que se ve hasta en los vetustos autos
que circulan por la isla) la Iglesia fue acorralada y su acceso a los
medios de comunicación suprimido. Cuando Juan Pablo II visitó Cuba, en
enero de 1998, descongeló las relaciones con los Castro que permitieron
el acceso esporádico de los obispos a los medios.
Desde entonces, el cardenal Ortega,
Arzobispo de La Habana y primado de Cuba, ha podido hablar por
televisión y, los obispos, difundir algunos mensajes a través de las
radios controladas por el gobierno. Gracias a que Raúl Castro pareciera
intentar una mayor apertura, además de algunas Misas, se televisó el
mensaje de Ortega al llegar a La Habana la imagen de la Virgen de la
Caridad de Cobre, Patrona Nacional, al final de una peregrinación de año
y medio por todo el país.
Así, la visita de Benedicto XVI estará
enmarcada en esta aproximación que permitió la "excarcelación" de unos
130 presos políticos (en rigor, fue un destierro y los diez que quedaron
en la Isla continúan siendo duramente hostigados), más espacio pastoral
para la Iglesia y en un débil programa de reformas económicas
impulsadas por Raúl. El Papa llegará desde México el 26 de marzo a
Santiago de Cuba donde oficiará una misa.
En un intento por manipular la visita,
el vicepresidente cubano y el líder provincial del Partido Comunista,
dispusieron que "no se permitirán consignas políticas, ni carteles, ni
mensajes audiovisuales". Según Karel Becerra, presidente de la filial
argentina del "ilegal" partido Cuba Independiente y Democrática (CID),
fundado por Huber Matos, han solicitado una reunión con el Papa, sin
obtener respuesta. Los medios permanecen cerrados a la oposición y la
represión ha aumentado al punto que hasta ir a la Iglesia ya empieza a
parecerse a un delito.
El 27, el Papa visitará el Santuario de
la Virgen de la Caridad del Cobre, a 20 kilómetros de Santiago, y luego
irá a La Habana, donde será recibido por Raúl Castro en el Palacio de la
Revolución (de la conservación monárquica debería llamársele). Al día
siguiente oficiará una misa en la Plaza de la Revolución, de la capital.
"Benedicto XVI está empeñado en revivir
la fe de países ya cristianizados, pero que necesitan una nueva
evangelización", dijo el cardenal en un mensaje difundido por
Cubavisión, la principal cadena cubana de televisión. "El ser humano
tiene que buscar la verdad", agregó y señaló que la verdad que propone
Benedicto XVI no es la relativizada y tampoco la de alguien que cree
tenerla, que puede llevar "a un absolutismo o a un verdadero régimen
totalitario".
Sin duda, fue Juan Pablo II quién
derrotó a la URSS, en paz, al imponer su autoridad moral resultando
imposible la continuidad del comunismo, ya que una represión era
impracticable (no conseguiría desarmar lo que la moral construyó). Así,
la verdad es lo que finalmente derrumbará al régimen tiránico de los
Castro basado, precisamente, en la imposición coactiva, violenta, de un
"modelo" que, como es falso, no se daría naturalmente, si no se
impusiera violentamente. Demostrando que la verdadera autoridad, lejos
de necesitar ser impuesta o respaldada por la fuerza (y aquí viene el
falso concepto de "violencia justa"), es puramente moral.
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