01 marzo, 2012

El complejo regulatorio-industrial. Por Llewellyn H. Rockwell

Los socialistas quieren socialismo para todos los demás, pero capitalismo para ellos mismos, mientras que los capitalistas quieren capitalismo para todos los demás, pero socialismo para ellos mismos.
Ni Ted Kennedy ni Jane Fonda practican un voto de pobreza, ni llevan a ningún pordiosero a sus mansiones, mientras que demasiadas grandes empresas tratan de cortocircuitar el mercado con privilegios públicos. Y una forma en que lo hacen es a través de agencias reguladoras que plagan Washington DC.
Si puedo hacer una confesión pública (contando con la benevolencia de los lectores de Mises Daily): solía trabajar para el Congreso de EEUU. Me he reformado desde entonces, por supuesto, pero la experiencia tuvo su valor, igual que el futuro criminólogo puede beneficiarse de formar parte de la banda de Jesse James.

Una cosa que me enseñó estar en la Colina del Capitolio fue que, al contrario de la visión de la república de los Padres Fundadores, nuestros Leviatán DC existe solo para extraer dinero y poder del pueblo para él mismo y los intereses especiales.
Ludwig von Mises llamaba a esto un inevitable “conflicto de castas”. No puede haber un conflicto natural de castas en la sociedad, demostraba Mises, ya que el libre mercado armoniza todos los intereses económicos, sino en un sistema de privilegios otorgados por el gobierno, debe haber una lucha entre los que viven del gobierno y el resto de nosotros. Por supuesto, es una lucha oculta, pues la verdad amenaza el botín.
Cuando trabajaba en la Colina del Capitolio, Jimmy Carter se quejaba de la crisis energética y prometía castigar a las grandes petroleras con un “impuesto a los beneficios extraordinarios”. Pero yo veía que los cabilderos que impulsaban el impuesto provenían de las grandes empresas petroleras.
Y, después de reflexionar un momento, era fácil entender por qué. No había impuesto a los beneficios extraordinarios en Arabia Saudita, pero sí se aplicaba duramente en Oklahoma. Y como se pretendía, el impuesto ayudaba a las grandes empresas que importaban petróleo al castigar a sus competidoras, las empresas independientes más pequeñas.
En la consiguiente reestructuración del sector, producida también por las regulaciones de precios y asignaciones del Departamento de Energía, las grandes empresas compraron los pozos domésticos a precios de saldo y luego la administración Reagan derogó la ley y las regulaciones. Entretanto, las grandes empresas recibieron contratos del Departamento de Energía para producir “combustibles alternativos” perdiendo dinero.
En toda administración, las herramientas de la inflación, el préstamo, los impuestos y la regulación se utilizan para transferir riqueza del pueblo al gobierno y sus compinches.
A veces, una u otra de estas herramientas se convierte en peligrosa políticamente, así que el gobierno altera la mezcla. Por eso la administración Reagan pasó de los impuestos y la inflación al préstamo y por eso la administración Bush, con un déficit de confianza, empleó más impuestos, inflación y regulación.
Hay una tremenda cantidad en juego en la nueva regulación de la economía defendida por la administración Bush. Solo una cláusula en el Registro Federal puede significar miles de millones para una empresa o sector favorecido y el desastre para su competencia, por eso lo cabilderos se agolpan alrededor del Capitolio como moscas alrededor de un cubo de basura.
Al tiempo que proclama la necesidad de más dinero para (entre otros proyectos vitales) un viaje a Marte supervisado por Dan Quayle, el presidente está aumentando el presupuesto de todas las agencias reguladoras de Washington.
He aquí algunas de estas agencias y la forma en que funcionan: Fundada por Richard Nixon, la Occupational Safety and Health Administration es una agencia antiempresarial. La OSHA no solo ataca a empresas de tamaño pequeño y medio, sus casos regulatorios los cumple con facilidad el escuadrón de abogados de Exxon, mientras que pueden hacer quebrar a una empresa pequeña.
También fundada por Nixon, la Consumer Product Safety Commission emite regulaciones realizadas abiertamente consultando a las grandes empresas: regulaciones que a menudo se corresponden exactamente con lo que ya están haciendo estas empresas. Por otro lado, los pequeños negocios deben hacer grandes gastos para cumplirlas.
Otra creación de Nixon es la Environmental Protection Agency, cuyo presupuesto ha engrosado con la influencia de empresas conectadas políticamente y cuyas regulaciones apoyan a las empresas establecidas y discriminan a los emprendedores (por ejemplo, legalizando la contaminación de las empresas existentes, pero haciendo que las nuevas tengan que gastar mucho).
El Department of Housing and Urban Development fue fundado por Lyndon B. Johnson, pero sus raíces se remontan a la política urbanística del New Deal, cuyo fin explícito era subvencionar a los constructores de viviendas de alquiler y unifamiliares. Desde la Gran Sociedad de LBJ, el HUD ha subvencionado a los constructores de proyectos de vivienda social y de viviendas privadas subvencionadas. ¿Cómo puede alguien sorprenderse de que los peces gordos utilicen el HUD para llenarse los bolsillos? Ése era su propósito.
La Securities and Exchange Commission fue establecida por Franklin D. Roosevelt, con su legislación escrita por abogados de corporaciones para cartelizar el mercado para las grandes empresas de Wall Street. Con los años, la SEC ha detenido muchas nuevas emisiones de acciones de empresas pequeñas que podrían crecer y competir con los gigantes industriales y comerciales alineados con las grandes empresas de Wall Street. Y ahora mismo está disminuyendo la competencia en los mercados de futuros y materias primas.
La Interstate Commerce Commission fue creada en 1887 para detener la competencia despiadada entre ferrocarriles (es decir, los precios en competencia) y aplicar precios altos. Posteriores enmiendas extendieron su poder a los camiones y otras formas de transporte, impidiendo asimismo la competencia. Durante la administración Carter, se recortó mucho del poder de la ICC, pero parte de esto de deshizo en la administración Reagan.
La Federal Communications Commission fue establecida por Herbert Hoover para impedir la propiedad privada en las radiofrecuencias y ponerla en manos del gobierno. La FCC estableció el sistema de redes, cuyas licencias fueron a empresarios conectados políticamente y retrasaron los avances tecnológicos que podrían haber amenazado a las redes. Hubo alguna desregulación durante la administración Reagan, aunque fue el desarrollo de la TV por cable el que hizo más bien, al evitar las redes.
El Departamento de Agricultura gestiona las granjas estadounidenses a favor de los productores, manteniendo altos los precios y los beneficios, eliminando importaciones y alejando de los expositores a los nuevos productos. No podemos saber cuáles serían los precios de los alimentos en ausencia de este departamento, solo que serían mucho más baratos. Ahora, por primera vez desde que se estableció el programa agrícola por Herbert Hoover como una copia de la Federal Food Administration que dirigió durante la Primera Guerra Mundial, estamos viendo amplias críticas a los programas sociales de la agricultura.
La Federal Trade Commission (como muestra la estatua de estilo “decó” delante de sus oficinas) afirma “domesticar” el “caballo salvaje del mercado” a favor de la gente. Sin embrago, desde su fundación en 1914, ha restringido el mercado en favor de la las empresas establecidas. Por esos los principales cabilderos en la FTC provienen todos de grandes empresas.
Cuando el entonces congresista Steve Symms trato de desregular parcialmente la Food and Drug Administration en la década de 1970 para permitir más nuevos medicamentos, fue detenido por las grandes empresas farmacéuticas y su asociación. ¿Por qué? Porque la FDA existe para protegerlas.
OSHA, CPSC, EPA, HUD, SEC, ICC, FCC, DOA, FTC, FDA: podría continuar siguiendo todo el infernal alfabeto. Solo he rascado la infame superficie. Pero según el texto habitual de la historia o la economía, estas agencias aparecieron en respuesta a demandas públicas. Nunca hay ningún indicio de un complejo regulatorio-industrial. Se nos dice que se está sirviendo al público. Sí: en un plato.

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