Ni Ted
Kennedy ni Jane Fonda practican un voto de pobreza, ni llevan a ningún
pordiosero a sus mansiones, mientras que demasiadas grandes empresas tratan de
cortocircuitar el mercado con privilegios públicos. Y una forma en que lo hacen
es a través de agencias reguladoras que plagan Washington DC.
Si puedo
hacer una confesión pública (contando con la benevolencia de los lectores de
Mises Daily): solía trabajar para el Congreso de EEUU. Me he reformado desde
entonces, por supuesto, pero la experiencia tuvo su valor, igual que el futuro
criminólogo puede beneficiarse de formar parte de la banda de Jesse James.
Una cosa
que me enseñó estar en la Colina del Capitolio fue que, al contrario de la
visión de la república de los Padres Fundadores, nuestros Leviatán DC existe
solo para extraer dinero y poder del pueblo para él mismo y los intereses
especiales.
Ludwig
von Mises llamaba a esto un inevitable “conflicto de castas”. No puede haber un
conflicto natural de castas en la sociedad, demostraba Mises, ya que el libre
mercado armoniza todos los intereses económicos, sino en un sistema de
privilegios otorgados por el gobierno, debe haber una lucha entre los que viven
del gobierno y el resto de nosotros. Por supuesto, es una lucha oculta, pues la
verdad amenaza el botín.
Cuando
trabajaba en la Colina del Capitolio, Jimmy Carter se quejaba de la crisis
energética y prometía castigar a las grandes petroleras con un “impuesto a los
beneficios extraordinarios”. Pero yo veía que los cabilderos que impulsaban el
impuesto provenían de las grandes empresas petroleras.
Y,
después de reflexionar un momento, era fácil entender por qué. No había
impuesto a los beneficios extraordinarios en Arabia Saudita, pero sí se
aplicaba duramente en Oklahoma. Y como se pretendía, el impuesto ayudaba a las
grandes empresas que importaban petróleo al castigar a sus competidoras, las
empresas independientes más pequeñas.
En la
consiguiente reestructuración del sector, producida también por las
regulaciones de precios y asignaciones del Departamento de Energía, las grandes
empresas compraron los pozos domésticos a precios de saldo y luego la
administración Reagan derogó la ley y las regulaciones. Entretanto, las grandes
empresas recibieron contratos del Departamento de Energía para producir
“combustibles alternativos” perdiendo dinero.
En toda
administración, las herramientas de la inflación, el préstamo, los impuestos y
la regulación se utilizan para transferir riqueza del pueblo al gobierno y sus
compinches.
A veces,
una u otra de estas herramientas se convierte en peligrosa políticamente, así
que el gobierno altera la mezcla. Por eso la administración Reagan pasó de los
impuestos y la inflación al préstamo y por eso la administración Bush, con un
déficit de confianza, empleó más impuestos, inflación y regulación.
Hay una
tremenda cantidad en juego en la nueva regulación de la economía defendida por
la administración Bush. Solo una cláusula en el Registro Federal puede
significar miles de millones para una empresa o sector favorecido y el desastre
para su competencia, por eso lo cabilderos se agolpan alrededor del Capitolio
como moscas alrededor de un cubo de basura.
Al tiempo
que proclama la necesidad de más dinero para (entre otros proyectos vitales) un
viaje a Marte supervisado por Dan Quayle, el presidente está aumentando el
presupuesto de todas las agencias reguladoras de Washington.
He aquí
algunas de estas agencias y la forma en que funcionan: Fundada por Richard
Nixon, la Occupational Safety and Health Administration es una agencia
antiempresarial. La OSHA no solo ataca a empresas de tamaño pequeño y medio,
sus casos regulatorios los cumple con facilidad el escuadrón de abogados de
Exxon, mientras que pueden hacer quebrar a una empresa pequeña.
También
fundada por Nixon, la Consumer Product Safety Commission emite regulaciones
realizadas abiertamente consultando a las grandes empresas: regulaciones que a
menudo se corresponden exactamente con lo que ya están haciendo estas empresas.
Por otro lado, los pequeños negocios deben hacer grandes gastos para
cumplirlas.
Otra
creación de Nixon es la Environmental Protection Agency, cuyo presupuesto ha
engrosado con la influencia de empresas conectadas políticamente y cuyas
regulaciones apoyan a las empresas establecidas y discriminan a los
emprendedores (por ejemplo, legalizando la contaminación de las empresas
existentes, pero haciendo que las nuevas tengan que gastar mucho).
El
Department of Housing and Urban Development fue fundado por Lyndon B. Johnson,
pero sus raíces se remontan a la política urbanística del New Deal, cuyo fin
explícito era subvencionar a los constructores de viviendas de alquiler y
unifamiliares. Desde la Gran Sociedad de LBJ, el HUD ha subvencionado a los
constructores de proyectos de vivienda social y de viviendas privadas
subvencionadas. ¿Cómo puede alguien sorprenderse de que los peces gordos
utilicen el HUD para llenarse los bolsillos? Ése era su propósito.
La
Securities and Exchange Commission fue establecida por Franklin D. Roosevelt,
con su legislación escrita por abogados de corporaciones para cartelizar el mercado
para las grandes empresas de Wall Street. Con los años, la SEC ha detenido
muchas nuevas emisiones de acciones de empresas pequeñas que podrían crecer y
competir con los gigantes industriales y comerciales alineados con las grandes
empresas de Wall Street. Y ahora mismo está disminuyendo la competencia en los
mercados de futuros y materias primas.
La Interstate
Commerce Commission fue creada en 1887 para detener la competencia despiadada
entre ferrocarriles (es decir, los precios en competencia) y aplicar precios
altos. Posteriores enmiendas extendieron su poder a los camiones y otras formas
de transporte, impidiendo asimismo la competencia. Durante la administración
Carter, se recortó mucho del poder de la ICC, pero parte de esto de deshizo en
la administración Reagan.
La Federal
Communications Commission fue establecida por Herbert Hoover para impedir la
propiedad privada en las radiofrecuencias y ponerla en manos del gobierno. La
FCC estableció el sistema de redes, cuyas licencias fueron a empresarios
conectados políticamente y retrasaron los avances tecnológicos que podrían
haber amenazado a las redes. Hubo alguna desregulación durante la
administración Reagan, aunque fue el desarrollo de la TV por cable el que hizo
más bien, al evitar las redes.
El
Departamento de Agricultura gestiona las granjas estadounidenses a favor de los
productores, manteniendo altos los precios y los beneficios, eliminando
importaciones y alejando de los expositores a los nuevos productos. No podemos
saber cuáles serían los precios de los alimentos en ausencia de este
departamento, solo que serían mucho más baratos. Ahora, por primera vez desde
que se estableció el programa agrícola por Herbert Hoover como una copia de la Federal
Food Administration que dirigió durante la Primera Guerra Mundial, estamos
viendo amplias críticas a los programas sociales de la agricultura.
La Federal
Trade Commission (como muestra la estatua de estilo “decó” delante de sus
oficinas) afirma “domesticar” el “caballo salvaje del mercado” a favor de la
gente. Sin embrago, desde su fundación en 1914, ha restringido el mercado en
favor de la las empresas establecidas. Por esos los principales cabilderos en
la FTC provienen todos de grandes empresas.
Cuando el
entonces congresista Steve Symms trato de desregular parcialmente la Food and
Drug Administration en la década de 1970 para permitir más nuevos medicamentos,
fue detenido por las grandes empresas farmacéuticas y su asociación. ¿Por qué?
Porque la FDA existe para protegerlas.
OSHA,
CPSC, EPA, HUD, SEC, ICC, FCC, DOA, FTC, FDA: podría continuar siguiendo todo
el infernal alfabeto. Solo he rascado la infame superficie. Pero según el texto
habitual de la historia o la economía, estas agencias aparecieron en respuesta
a demandas públicas. Nunca hay ningún indicio de un complejo
regulatorio-industrial. Se nos dice que se está sirviendo al público. Sí: en un
plato.
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