por Jim Powell
Jim Powell es académico titular del Cato Institute y autor de FDR’s Folley, Bully Boy: The Truth About Theodore Roosevelt’s Legacy y Greatest Emancipations.
¿Por qué la economía de EE.UU. ha tenido un desempeño tan pobre en
años recientes? La respuesta, en pocas palabras, es que muchos
políticos en Washington no entienden el secreto más importante para que
una economía sea próspera, o bien, lo ignoran.
El Presidente Obama, por ejemplo, imaginaba que la inyección de dinero en el sistema bancario era un secreto para la prosperidad, pero la Reserva Federal
inyectó billones de dólares y ahora a pesar de eso el sector privado
mantiene un desempleo elevado. La ley de "estímulo" de $825.000 millones
impulsada por Obama nunca produjo el efecto "multiplicador" que él
aseguró iba a fortalecer la economía.
Obama ofreció subsidios para más trabajos "verdes" pero
el resultado ha sido un alza de despidos "verdes", al haber sido dichas
compañías declaradas en bancarrota. Obama promocionó la inversión en
infraestructura como la clave para la prosperidad, pero es muy difícil
señalar cómo se benefició la economía de imponer mayores impuestos para
pagar salarios inflados por repavimentar caminos en perfecto estado. La
administración Obama promulgó cientos de regulaciones con la intención
de fortalecer la economía, pero la incertidumbre resultante ha disuadido
a inversionistas y empresarios de hacer compromisos a futuro.
Entonces, ¿cuál es el secreto más importante para una economía próspera? Consideremos la experiencia de Jacob Reiss
y su esposa Mary, quienes fundaron International Tailoring Company
(Compañía Internacional de Sastrería) a comienzos del siglo pasado. Como
otros sastres, confeccionaban un traje a la vez. Tomaban las medidas
del cliente y entregaban el traje listo varias semanas más tarde. No
tenían trajes previamente confeccionados, y Reiss se preguntaba cómo
podrían aumentar las ventas.
Reiss analizó sus registros de medidas de clientes y los organizó en
grupos, de la más pequeña a la más grande. Esto llevó a la idea de
"tallas". Cada talla comprendía piezas de tela cortada en dimensiones
específicas. Reiss organizó líneas de manufactura para la confección de
los trajes. Persuadió a los comerciantes de abastecerse con su línea en
las tallas más populares. El cliente podía probarse las diferentes
tallas para determinar la mejor para sí. El único trabajo adicional
requerido era el ajuste rápido del largo de las mangas y el pantalón.
Esta simple idea de la talla ha ayudado a disminuir en millones los
costos en la industria textil. Como este ejemplo sugiere, un aumento
significativo en la prosperidad es el resultado de incontables mejoras
implementadas de abajo hacia arriba.
Stan Mason también tiene una historia notable. En 1949
estaba cambiando los pañales de su hijo, lo que le hizo preguntarse cómo
podrían ser diseñados para evitar filtraciones. Él no tenía ningún
entrenamiento especial -era graduado de la Universidad Estatal de
Trenton, New Jersey. Mason concluyó que habría menos probabilidades de
filtración si su forma, en vez de consistir en piezas rectangulares de
tela, se ajustaba al cuerpo del niño. "Tomé un rollo de papel y lo corté
en una larga serie de piezas en forma de reloj de arena," explicó.
"Corté en la parte ancha en que cada pieza se unía, y esos fueron los
pañales individuales. Puse dos pestañas adhesivas a cada extremo y así
los imperdibles ya no eran necesarios. Por último, inserté una
almohadilla absorbente en la parte media". Estos, los primeros pañales
desechables sin necesidad de imperdibles y ajustados a la forma del
niño, pronto dominaron el mercado e impulsaron la carrera de Mason.
A pesar de que Mason ha inventado productos de vanguardia como el
microondas para cocina y las barras de granola, ha dedicado gran parte
de su vida al mejoramiento de productos existentes. Por ejemplo, recordó
que, "Hunt Foods me preguntó qué se podía hacer con las botellas de un
galón que utilizaban para su aceite de cocina. Las botellas eran
manufacturadas en una fábrica, y luego enviadas a la fábrica procesadora
de aceite. Esto resultaba costoso, y había un margen de pérdidas en el
proceso de transporte. Pensé que el polietileno sería un mejor material,
porque los gránulos de polietileno podían ser transportados a la
fábrica procesadora de aceite y moldeados en las botellas de un galón
con máquinas que no requerían mayor espacio. Diseñé una propuesta de
botella que contemplaba la queja de "glug-glug" que se hacía de las
botellas de un galón (mientras se servía, el flujo de aire que entraba a
la botella interrumpía la salida de aceite, resultando en derrames).
Diseñé una manija hueca y una forma contorneada que permite un flujo
más suave de aire y líquido, eliminando la tendencia a derrames." Este
diseño se convirtió en el estándar de miles de millones de botellas de
un galón utilizadas para leche, agua, cidra y otros líquidos.
Se podría citar ejemplo tras ejemplo de mejoras que hicieron las cosas
más fáciles, baratas, y mejores, alcanzadas por personas que
difícilmente son conocidas. En 1858, el inmigrante de origen jamaiquino Hymen Lipman
comenzó a producir lápices con borrador. Recibió una patente
estadounidense por eso, el primer lápiz moderno, y ha hecho la vida más
sencilla desde entonces.
Ese mismo año, Margaret Knight, de Springfield,
Massachussets, descubrió cómo producir eficientemente la primera bolsa
de compras. Era bien conocido que la bolsa de fondo plano era mucho
mejor que la bolsa en forma de "V" para transportar botellas y paquetes,
pero su producción era costosa. Knight inventó una máquina que hacía el
trabajo equivalente a 30 personas, cortando, doblando y uniendo los
componentes de la bolsa, por lo que recibió una patente estadounidense.
Hasta 1923 no existía ninguna forma simple para determinar la talla de zapato apropiada para el pie de un cliente. Entonces, Charles Brannock,
el hijo de un zapatero, utilizó un juego de construcción infantil para
crear un dispositivo sencillo: un extremo era para medir el pie derecho,
y el otro extremo para medir el pie izquierdo. El dispositivo es
utilizado actualmente a lo largo del mundo.
En 1959, el ingeniero Ernie Fraze olvidó llevar su
abrelatas a un picnic, y terminó abriendo las latas de gaseosa
utilizando el parachoques de su auto. Posteriormente inventó las latas
"pop-top" con una pestaña removible.
En 1966, James Goodfellow desarrolló un método seguro
—utilizando un número PIN— que habilitaba a las personas a retirar
dinero o depositar cheques en sus cuentas cuando los bancos estaban
cerrados.
Jack Clements gustaba de tomar café mientras caminaba o
conducía su vehículo, pero no fue hasta 1985 que descubrió como reducir
sustancialmente el riesgo de derrames. Creó una tapa abovedada con una
abertura que facilitó tomar sin este riesgo.
Nadie pudo haber predicho que estas y otro sinnúmero de personas habían
creado mejoras que contribuirían a una mayor prosperidad en la economía.
Si las invenciones se hubiesen restringido únicamente a individuos con
conexiones políticas o individuos quienes los llamados expertos
consideraran valiosos, menor cantidad de personas hubiese intentado
mejorar situaciones. La cantidad y valor de las mejoras hubiese
disminuido, principalmente las invenciones de personas desconocidas.
Estas invenciones hubiesen llegado más tarde, —o tal vez no hubiesen
llegado del todo. Muchas invenciones comunes en una parte del mundo
fueron desconocidas en otros lugares por siglos.
Las economías prosperan cuando multitudes de personas ordinarias son
motivadas a realizar mejoras. Esto se debe a que la información y puntos
de vista necesarios para hacer que una economía prospere están
ampliamente dispersados. Hay mucho más información de lo que alguna vez
se podría centralizar, validar y actualizar en un lugar como el gobierno
federal. ¿Cuál es la forma más confiable de motivar a las personas?
Aprovechando su interés personal: Motivándolos a intentar obtener
ganancias a partir de un negocio basado en su propia información y
puntos de vista. El Estado puede promover la prosperidad, a través de,
entre otras cosas, mantener igualdad de derechos, impuestos bajos, libre comercio,
una moneda fuerte, leyes predecibles y la protección contra fraudes y
la fuerza. El Estado debería permitir a los consumidores manifestar sus
preferencias en mercados abiertos —sin subsidios, favores especiales o rescates.
Obviamente, no todas las personas van a tratar de abrir un negocio,
muchos intentos serán fallidos e intentos exitosos frecuentemente
dejarán de funcionar luego de un tiempo, pero si las oportunidades de
ganancia están abiertas, lo más probable es que se genere un diluvio de
mejoras esenciales para la prosperidad.
Para los estadounidenses era difícil imaginar grandes resultados de las hordas de inmigrantes
pobres, no calificados, que comenzaron a llegar en grandes cantidades a
lo largo del siglo XIX. Por ejemplo, los obreros chinos realizaban a
menudo trabajos difíciles y —en muchos casos— peligrosos que otros
individuos no estaban dispuestos a llevar a cabo en los ferrocarriles,
granjas y minas. Los inmigrantes chinos aprendieron a conducirse en una
sociedad que utilizaba un lenguaje completamente distinto al suyo.
Existía una fuerte discriminación contra este grupo.
Pero su fuerte ética laboral, frugalidad y su cultura enfatizada en la
importancia de la educación les permitió convertirse en un grupo étnico
más próspero que otros. Hoy en día los chino-estadounidenses juegan un
papel crucial en las matemáticas, la ciencia, la tecnología y la
medicina. ¿Dónde estaríamos sin ellos?
Los refugiados judíos de Europa del Este, que huían de persecuciones
durante las dos últimas décadas del siglo XIX, no eran mucho más
prometedores que los inmigrantes chinos. A diferencia de los
sofisticados judíos alemanes que habían llegado antes, los judíos de
Europa del Este llegaron con menos dinero que cualquier otro grupo
inmigrante. Solo la mitad sabía leer y escribir. Muchos trabajaban como
obreros. La llegada de los judíos de Europa del Este densificó tanto la
población del Lower East Side de la ciudad de New York, que incluso
alcanzó una densidad mayor a la de los barrios marginales de Bombay. Su
extraña lengua (Yiddish), su vestimenta y prácticas religiosas
avergonzaban a los judíos alemanes que se habían acogido al judaísmo
reformado. Sin embargo, valores fundamentales de la cultura judía —la
limpieza, el aprendizaje y la caridad— prevalecieron. Los judíos
minimizaron su exposición a enfermedades derivadas de la suciedad. Había
poco alcoholismo. La movilidad social ascendente fue dramática a medida
que un número creciente de judíos se convirtió en profesional. Desde
sus pobres inicios, los judíos surgieron como el grupo más próspero de
EE.UU.
Aunque no es posible predecir cuales personas harán más para ayudar a
alcanzar una sociedad próspera, es seguro que habrá bastantes avances si
millones de millones de personas tienen incentivos para superarse. Esto
es consistente con la forma en que la naturaleza garantiza la
supervivencia de las especies.
Por ejemplo, se calcula que una sola cabeza de diente de león tiene
aproximadamente 180 semillas. En un buen año, un árbol de roble maduro
puede llegar a producir 150.000 bellotas; cada una contiene una semilla.
Nadie sabe cuáles semillas sobrevivirán —la mayoría de ellas llegará a
lugares sin la luz solar, agua o nutrientes necesarios. Pero el gran
número de semillas producidas es la forma más confiable de asegurarse
que suficientes sobrevivirán.
De igual forma, el salmón hembra pone 5.000 huevos en la grava del fondo
de los ríos. Las probabilidades en contra de la supervivencia de
cualquier huevo en particular son abrumadoras, por todos los huevos que
no fueron fertilizados, los que fueron sofocados por los escombros del
río, salmones jóvenes que eran muy débiles para sobrevivir o murieron
por la contaminación, presa de otros peces, aves o focas, los salmones
adultos que fueron capturados por pescadores y los que fueron cazados
por nutrias u osos mientras nadaban corriente arriba para desovar. A
pesar de todo esto, el número de huevos ayuda a asegurar la
supervivencia de su especie.
Otro ejemplo: puede haber más de 300 millones de espermatozoides en una
sola eyaculación humana. Del esperma depositado en la vagina de la
mujer, solo un pequeño porcentaje llega al útero, y un porcentaje aún
menor de esperma alcanza las Trompas de Falopio y llega al óvulo. La
salud y capacidad de cada espermatozoide varía, pero la competición para
penetrar el óvulo garantiza que la carrera será ganada por el más apto.
Por lo tanto, hay una enorme cantidad de talento y energía en la sociedad humana, más que suficiente para alcanzar la prosperidad. Se puede alcanzar a pesar de una falta de recursos naturales.
Se puede lograr en pequeñas naciones que no tienen ninguna esperanza de
influir en acontecimientos globales o negociar acuerdos favorables con
las grandes potencias. El talento humano y la energía pueden superar la devastación causada por epidemias, hambrunas, guerras o desastres naturales.
Pero si los incentivos son inadecuados, si los impuestos u obstáculos
regulatorios a las empresas son demasiado grandes, menos personas van a
asumir el riesgo de hacer avances, los cuales se logran usualmente a
través de la empresa comercial. Habrá estancamiento, desempleo y pobreza
sofocantes.
Consideremos, por ejemplo, lo que es tratar de iniciar y operar negocio de manera legal en Singapur (en la cima del informe Haciendo Negocios
del Banco Mundial del 2012 sobre 183 países) comparado con Chad (el
último en la lista). En Singapur, comenzar un negocio legalmente
requiere de 3 trámites, mientras tanto en Chad se requieren 11. Este
proceso toma 3 días en Singapur, 66 días en Chad. Toma 26 días obtener
un permiso de construcción en Singapur, 154 días en Chad. Los
honorarios, los impuestos y otros costos de comenzar un negocio
legalmente son 0,7% del ingreso per cápita promedio en Singapur, un
contraste dramático con Chad donde dicho costo es el 208,5% del ingreso
per cápita promedio.
En Singapur, se requiere un estimado de 84 horas cada año para
mantener los registros relacionados con los impuestos y preparar
declaraciones fiscales, versus 732 horas en Chad. El total de impuestos
consume 27,1% de las ganancias corporativas en Singapur, 65,4% de las
ganancias corporativas en Chad. Importar un contenedor de mercancías
cuesta $439 en Singapur, $8.525 en Chad. Exportar un contenedor de
mercancías: $456 en Singapur, $5.902 en Chad. La resolución de un
proceso de quiebra toma 9,6 meses en Singapur, 4 años en Chad. En
Singapur, la tasa de recuperación (centavos por dólar) de una quiebra es
91,3%, pero el índice de recuperación es cero en Chad. No es de
sorprenderse que el PIB per cápita sea mucho más alto en Singapur
($50.714) —alrededor de 55 veces más alto— que el de Chad ($920).
El Banco Mundial ciertamente no mide todo aquello que
afecta a los incentivos para realizar los avances necesarios para la
prosperidad, pero el reporte se refiere a muchos puntos básicos. Como
señalan las conclusiones, los países pobres que se mantienen pobres
tienden a padecer de Estados con políticas fundamentalmente malas.
¿Cómo se compara EE.UU.? En general, se encuentra en una alta posición
en el ranking del Banco Mundial, de cuarto entre 183 países (detrás de
Hong Kong, Nueva Zelanda y Singapur). En algunos aspectos, EE.UU. se
ubica detrás de Singapur. Por ejemplo, la tasa total tributaria sobre
las ganancias corporativas es 46,7%, y la preparación y mantenimiento
de los registros tributarios consume un estimado de 187 horas por año.
Importar un contenedor de mercancías cuesta alrededor de $1.315,
mientras que exportar un contenedor cuesta alrededor de $ 1.050. El PIB
per cápita de EE.UU. es de $48.147.
El último sondeo anual del Fraser Institute de Vancouver, Libertad Económica en el Mundo,
muestra que la libertad económica está disminuyendo rápidamente en
Estados Unidos. El país se encuentra en décimo lugar, principalmente por
el aumento vertiginoso del gasto público y la deuda estatal, así como
también los continuos ataques del Estado contra la propiedad privada. Es
una situación alarmante, ya que el informe señala que no puede existir
prosperidad sin libertad económica. El estudio utiliza datos de 42
subcategorías para clasificar 141 naciones según el grado de libertad
económica.
Ronald Reagan comprendió muy bien estos temas, como
era de esperarse, desde que fue electo en medio de un estancamiento
económico que afectó a tres presidentes, y logró de todas formas
propiciar una época de notable prosperidad. El 29 de septiembre de 1981,
Reagan declaró: "El crecimiento, la prosperidad y el desarrollo humano
son creados de abajo hacia arriba, no del Estado hacia abajo. Solo
cuando se le permite al espíritu humano inventar y crear, cuando se le
otorga a los individuos un interés personal en decidir las políticas
económicas y beneficiarse de su éxito —solo entonces podrán las
sociedades seguir siendo económicamente activas, dinámicas,
progresistas, y libres".
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