'Al diablo' con el TRIFE
Con el encuentro en Los Pinos, el presidente
Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto mandaron al diablo a las instituciones. Y
dieron una muestra más de una urgencia que nadie entiende.
Redes de Poder
“Haiga”
sido por temor a que a Enrique Peña Nieto se le compliquen las cosas con las
demandas de López Obrador…
O “haiga” sido por la urgencia de Felipe
Calderón de negociar su inmunidad…
El hecho es que con el encuentro en Los
Pinos, ambos personajes
mandaron al diablo a las instituciones. Y dieron una muestra
más de una urgencia que nadie entiende.
Y
es que por más que Peña Nieto cuente con la constancia de mayoría del IFE, no es oficialmente presidente electo.
El asunto todavía está en litigio.
Y
no será sino hasta principios de septiembre cuando el Tribunal Electoral del
Poder Judicial de la Federación dicte sentencia para declarar a Peña Nieto
presidente de la República, o de plano se anule la elección.
Por
eso llama la atención que aquellos que siempre criticaron a López Obrador
porque de palabra mandaba al diablo a las instituciones, sean los mismos que
hoy, de facto, sí las mandan al diablo y no esperan el fallo final.
Porque
ahora resulta que el que hace el llamado a la prudencia es nada más y nada
menos que el presidente del PRD, Jesús Zambrano:
“Debería
haber sido más cauto Peña Nieto, respetar
los tiempos, pues no necesariamente el que madruga amanece más
temprano, y creo incluso que en este caso es al revés; este madruguete juega
contra él, contra el ambiente político y contra la legitimidad que él quiere
tener.
“Calderón busca impunidad, y
por eso lo recibió de buena gana. Es una imagen de conveniencias mutuas. Por un
lado, Peña Nieto da la imagen de que trae ya el control, y Calderón gana
impunidad”.
No
hay duda de que ese manoseo de las formas desde la casa presidencial solo
vendrá a crispar todavía más el ya de por sí frágil equilibrio político
postelectoral.
Y
las preguntas sobran. ¿Si hace unos días el presidente cuestionaba la elección
por la inequidad y la compra de votos,
por qué recibe al ganador bajo litigio cuando todavía no se
ventila en los tribunales lo que el propio Calderón reconoció? ¿Bipolaridad
política?
Pero
lo más grave. ¿Qué quieren hacer? ¿Un acto de provocación para que los
inconformes se enciendan, los ánimos se violenten y digan: “ya ven, son los
mismos de siempre” que toman las calles? ¿Quieren que los amarillos respeten la
ley cuando los azules y los tricolores no lo hacen?
Es
perverso.
‘Al diablo’ con el
Congreso
Pero
ahí no paran las cosas. Porque en esa reunión, según lo declarado por Peña
Nieto, ambos personajes también mandaron al diablo al Congreso de la Unión.
Ahora
resulta que la aprobación o no de las reformas depende de la voluntad de
Calderón y Peña Nieto. Lo mismo creían Fox y Elba Esther en 2003, y miren cómo
terminaron. Calderón, Beatriz Paredes y Manlio creyeron lo mismo en 2006, y ya
ven.
¿No
habíamos quedado en que las cosas ya habían cambiado y que la aprobación de las
leyes sería discutida por los diputados y senadores en el Congreso?
‘Al
diablo’ con el PAN
Y
como si el diablo no tuviera suficiente con el Tribunal Electoral del Poder
Judicial y el Congreso, Cecilia Romero mandó ayer “al diablo” al PAN.
Mientras
que su jefe y líder nacional Gustavo Madero insistía en que se investigaran la
inequidad electoral y la compra de votos, la secretaria general del PAN decía a los cuatro vientos
que Peña Nieto tomaría posesión el primero de diciembre.
Ahora
resulta que el partido que por muchos años se jactaba de ser el partido de la
legalidad y la democracia, mandó
al diablo al Trife y declaró presidente electo al rival priista.
¿Quién los entiende?
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