19 julio, 2012

Condenas no, condones sí


Condenas no, condones sí

Rafael Álvarez Cordero
 
Estimado lector: Yo no sé si le ocurre a usted, pero yo estoy hasta la coronilla de los sainetes que se han escenificado desde la noche del 1 de julio. Asistir a una mala obra de teatro es una tristeza, verla de nuevo es un fastidio, pero volver a presenciarla es masoquismo.
 
Me niego a comentar las acciones y decisiones de quien considera traidores a 50 millones de mexicanos, porque no lo ungieron como Presidente. Me niego a hacerle el caldo gordo a él y a su movimiento, como lo hacen, aun si quererlo, no pocos comentaristas, y no volveré a hablar de elecciones mientras el Tribunal Electoral no haya declarado al ganador.



Porque en México hay muchos otros asuntos, como el de la ofensiva clerical, mocha, yunquista, persignada, pero sobre todo ignorante, de ¡663 organizaciones!, católicas casi todas, que solicitan que la campaña “Un condón es más confiable que el destino”, sea sacada del aire, porque “violenta el derecho a la salud, a la información veraz, científica y oportuna y el derecho y deber de los padres a educar y cuidar el sano desarrollo de los hijos”(sic).


Al parecer quien use condón será condenado a las penas del infierno.


Como justificación de tal afirmación, las 663 organizaciones ponen a la Organización Mundial de la Salud (OMS) como promotora del retraso del inicio de la vida sexual, y la abstinencia y la fidelidad para evitar enfermedades de transmisión sexual.


Eso es falso, totalmente falso, la OMS promueve el uso del condón. Y el 11 de octubre de 2010, después de que el papa Benedicto XVI hizo una declaración a favor de su uso, apareció un comunicado de la OMS que copio textualmente:


“La directora general de la OMS, Margaret Chan, aplaudió en Berlín la reciente justificación parcial que el papa Benedicto XVI ha hecho del uso del preservativo y la calificó de ‘buen comienzo’. Yo aplaudo esta posición. Se trata de la primera vez que El Vaticano respalda el uso de preservativos. Es una buena noticia para todos nosotros, un buen comienzo”, afirmó Chan durante la rueda de prensa de presentación del informe anual de su organización, o sea, tenemos a 663 organizaciones mentirosas que cierran los ojos a la realidad y viven en la Edad Media.


La ofensiva contra la libertad sexual no es nueva. En el Colegio Oxford, en el que estudió mi hija, las dueñas del plantel ¡cortaron el capítulo de educación sexual de los libros de texto gratuitos! Fui a exigir una explicación, a lo que adujeron que “eso era inmoral, porque trataba el sexo como si fuera algo natural”.


¡Claro que es natural —les dije—, ustedes y yo estamos aquí porque nuestros padres tuvieron relaciones sexuales, eso es natural”.


Estoy seguro de que esas 663 organizaciones y los sacerdotes que las encabezan condenarán al fuego del infierno a quienes, en plena efervescencia hormonal de la adolescencia, tienen relaciones sexuales y usan el condón. No saben que sin protección no sólo podrán contraer enfermedades, sino que tal vez concebirán un hijo no deseado.


“Es mejor cargar una mochila que una pañalera”, dice con certeza un promocional, porque si conciben un bebé, la vida de los tres —si además son obligados a casarse— será un infierno y acabará mal. ¡Condenas no, condones sí!


Bien por la Secretaría de Salud, en particular la del Distrito Federal, por los millones de condones que ha distribuido. Bien por la promoción de salud sexual, por la educación sexual a todos los niveles y por el respeto a la vida sexual de hombres y mujeres.


La prohibición de la vida sexual es la razón por la que hay miles de sacerdotes pederastas, y es también la razón por la que muchos miembros de esas 663 organizaciones sean frustrados sexuales o mujeres frígidas. ¡Condenas no, condones sí!
       

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