Por NICHOLAS HASTINGS
España salió de la cumbre de Bruselas con los fondos de recapitalización que necesita para sus bancos.
Italia se fue a casa sabiendo que el Mecanismo para la Estabilidad Europea fortalecerá sus mercados de bonos cómo y cuándo el país lo necesite.
Francia puede decir que obtuvo el paquete de crecimiento que buscaba.
Incluso Irlanda podría sonreír ante las expectativas de que su carga de deuda podría ahora ser reestructurada para facilitarle la vida.
Associated Press
Pero, ¿cuánto tiempo durará este breve periodo de mini euforia?
El acuerdo de Bruselas no aborda ninguno de los problemas estructurales.
No proporciona ningún tipo de mapa de ruta para resolver la crisis de la deuda.
Posiblemente haya acercado a los países de la zona euro hacia la creación de una unión bancaria, pero ciertamente no generó ningún acuerdo para avanzar hacia un bono conjunto de la zona euro.
En otras palabras, los líderes europeos han producido lo mínimo que podían para evitar un empeoramiento de la crisis de la deuda, en lugar del paquete espectacular de medidas que habría garantizado el futuro de la moneda única.
Esta selección de comentarios de analistas, posteriores a la cumbre, resume el humor imperante:
"La única decisión real concreta tomada esta mañana es el inicio de una supervisión bancaria unificada". (ING) "Es otro parche..." (Société Générale) "Las decisiones son problemáticas en el mediano y largo plazo" (Commerzbank) "Este acuerdo no cambia el juego..." (Bank of Tokyo-Mitsubishi).
Entonces, ¿dónde deja todo esto a Alemania?
Exactamente donde estaba antes, aún estableciendo la agenda del euro y solo arrastrándose más cerca de la integración fiscal que en realidad es necesaria para salvar al euro.
Otros países posiblemente hayan dejado la cumbre de Bruselas con la impresión de que Alemania estaba cediendo terreno.
Ciertamente, lo hizo en el tema de la unión bancaria, donde la Comisión Europea ahora es la encargada de crear un nuevo supervisor bancario para fin de año.
Pero ésto ahora tiene una serie de obstáculos legales y de soberanía nacional que se deben resolver, y no hay certidumbre de que proveer fondos directamente a los atribulados bancos, en lugar de hacerlo a través de los gobiernos nacionales, separará los problemas de los dos.
Hay que recordar que los bancos seguirán comprando la deuda de sus propios gobiernos.
Luego está el tema de la compra de bonos por parte del Mecanismo para la Estabilidad Europea, MEE, para tratar de mantener bajos los rendimientos.
Este es el denominado cortafuego destinado a evitar un contagio desde un deudor periférico a otro.
La decisión de la cumbre de permitir compras en los mercados de bonos primario y secundario aparece en momentos en que los rendimientos italianos han comenzado a aumentar debido a los temores sobre qué le están haciendo otros periféricos a los bancos italianos.
En otras palabras, el contagio ha comenzado y las protecciones podrían comenzar a probarse.
Pero, la cumbre no ha hecho nada para expandir esa protección. Con apenas menos de EUR700.000 millones a su disposición, el MEE podría aparecer algo débil en el contexto de los mercados de bonos de España e Italia, estimados en EUR2,5 billones.
Finalmente, por supuesto, está Grecia.
Su nuevo primer ministro, Antonio Samaras, no fue capaz de asistir a la que era su primera cumbre debido a problemas de salud. Pero aún sigue presionando para que Atenas obtenga concesiones en los términos de su rescate, y no hay garantías de que los nuevos términos, o los resultados de la última evaluación de la economía griega, se completen antes de que el país se quede sin dinero a fines de este mes.
Por lo que pese a todas las expectativas, Alemania se estará yendo a casa desde Bruselas feliz de que no tuvo que ceder más. Y los mercados financieros europeos pronto comenzarán a enfocarse nuevamente en las altas probabilidades de que el Banco Central Europeo tenga que salir al rescate del euro, una vez más, y relajar la política monetaria en su próxima reunión del 5 de julio.
La canciller alemana Angela Merkel
El euro se ha apreciado más de un
centavo y los rendimientos de los deudores periféricos, léase España e
Italia, inicialmente cayeron. Los rendimientos de los bonos alemanes
volvieron a repuntar sobre el nivel ofrecido por los bonos del Tesoro de
Estados Unidos, debido a que los inversionistas perdieron parte de su
apetito por activos de refugios. Pero, ¿cuánto tiempo durará este breve periodo de mini euforia?
El acuerdo de Bruselas no aborda ninguno de los problemas estructurales.
No proporciona ningún tipo de mapa de ruta para resolver la crisis de la deuda.
Posiblemente haya acercado a los países de la zona euro hacia la creación de una unión bancaria, pero ciertamente no generó ningún acuerdo para avanzar hacia un bono conjunto de la zona euro.
En otras palabras, los líderes europeos han producido lo mínimo que podían para evitar un empeoramiento de la crisis de la deuda, en lugar del paquete espectacular de medidas que habría garantizado el futuro de la moneda única.
Esta selección de comentarios de analistas, posteriores a la cumbre, resume el humor imperante:
"La única decisión real concreta tomada esta mañana es el inicio de una supervisión bancaria unificada". (ING) "Es otro parche..." (Société Générale) "Las decisiones son problemáticas en el mediano y largo plazo" (Commerzbank) "Este acuerdo no cambia el juego..." (Bank of Tokyo-Mitsubishi).
Entonces, ¿dónde deja todo esto a Alemania?
Exactamente donde estaba antes, aún estableciendo la agenda del euro y solo arrastrándose más cerca de la integración fiscal que en realidad es necesaria para salvar al euro.
Otros países posiblemente hayan dejado la cumbre de Bruselas con la impresión de que Alemania estaba cediendo terreno.
Ciertamente, lo hizo en el tema de la unión bancaria, donde la Comisión Europea ahora es la encargada de crear un nuevo supervisor bancario para fin de año.
Pero ésto ahora tiene una serie de obstáculos legales y de soberanía nacional que se deben resolver, y no hay certidumbre de que proveer fondos directamente a los atribulados bancos, en lugar de hacerlo a través de los gobiernos nacionales, separará los problemas de los dos.
Hay que recordar que los bancos seguirán comprando la deuda de sus propios gobiernos.
Luego está el tema de la compra de bonos por parte del Mecanismo para la Estabilidad Europea, MEE, para tratar de mantener bajos los rendimientos.
Este es el denominado cortafuego destinado a evitar un contagio desde un deudor periférico a otro.
La decisión de la cumbre de permitir compras en los mercados de bonos primario y secundario aparece en momentos en que los rendimientos italianos han comenzado a aumentar debido a los temores sobre qué le están haciendo otros periféricos a los bancos italianos.
En otras palabras, el contagio ha comenzado y las protecciones podrían comenzar a probarse.
Pero, la cumbre no ha hecho nada para expandir esa protección. Con apenas menos de EUR700.000 millones a su disposición, el MEE podría aparecer algo débil en el contexto de los mercados de bonos de España e Italia, estimados en EUR2,5 billones.
Finalmente, por supuesto, está Grecia.
Su nuevo primer ministro, Antonio Samaras, no fue capaz de asistir a la que era su primera cumbre debido a problemas de salud. Pero aún sigue presionando para que Atenas obtenga concesiones en los términos de su rescate, y no hay garantías de que los nuevos términos, o los resultados de la última evaluación de la economía griega, se completen antes de que el país se quede sin dinero a fines de este mes.
Por lo que pese a todas las expectativas, Alemania se estará yendo a casa desde Bruselas feliz de que no tuvo que ceder más. Y los mercados financieros europeos pronto comenzarán a enfocarse nuevamente en las altas probabilidades de que el Banco Central Europeo tenga que salir al rescate del euro, una vez más, y relajar la política monetaria en su próxima reunión del 5 de julio.
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