18 julio, 2012

Calderon es culpable.


Captura_de_pantalla_2011-04-14_a_las_19.08.06Ricardo Alemán.


A Felipe Calderón se le recordará por muchas de sus obras –buenas o malas–, y como el segundo presidente del PAN que, curiosamente, entregará el poder de vuelta al PRI.


Sin duda será recordado –positivamente–, por la impensable estabilidad económica que beneficia a todos pero, sobre todo, a los que menos tienen. También será recordado como el presidente que asumió de manera frontal –como pocos–, el flagelo del crimen organizado y el narcotráfico.

Y, por supuesto, los malquerientes de Calderón lo recordarán como el responsable de casi 60 mil muertes que, en su sexenio, finalmente generará la lucha del Estado mexicano contra las bandas criminales y del narcotráfico. Y claro, esos malquerientes lo señalan culpable y hasta pretenden acusarlo por la presunta responsabilidad de "genocidio", como si el propio presidente hubiese ordenado esas muertes.



Y seguramente también recordarán a Calderón por muchas otras cosas, como el ambicioso programa carretero, los inocultables avances en las políticas de salud pública y, en general, por la saludable estabilidad económica, indispensable para el crecimiento económico y el empleo.


Pero en donde el nombre de Felipe Calderón ocupará un lugar especial, es en la memoria de un creciente sector de militantes y adherentes del PAN –y no se diga líderes del partido azul–, quienes no olvidarán que el fracaso del partido azul se debe, en buena medida, a un deficiente manejo político en la casa presidencial.


Y es que –les guste o no a los militantes, simpatizantes y dirigentes del PAN–, la mano del presidente Calderón en la dirigencia del PAN fue un factor determinante en la fractura del partido, para dejarlo sin un candidato de peso y competitivo y, en el extremo, para dejarlo en manos del más torpe presidente que ha tenido el partido azul, el señor Gustavo Madero. Pero vamos por partes.


1.- Una vez que Felipe Calderón llegó a Los Pinos –sin duda gracias a una victoria lograda a pesar del gobierno y del presidente Fox–, emprendió una purga contra sus adversarios internos, sobre todo contra foxistas como Santiago Creel y Manuel Espino. Entre muchos otros. Al primero lo derribó del liderazgo de los senadores del PAN y al segundo lo expulsó del partido. Con esa decisión, fracturó de manera irreversible al partido.


2.- Y la fractura se extendió cuando –luego de décadas de que el PAN cuestionó severamente a los presidentes del PRI por manejar a su antojo el partido–, una vez convertido en presidente, Calderón impuso a su amigo Germán Martínez como dirigente del PAN. Sobrevino la debacle y fracasado jefe panista debió renunciar.


Entonces Calderón también logró imponer como presidente azul al impresentable César Nava –uno de los más grises dirigentes del partido, hasta que llegó el peor de todos; Gustavo Madero–, quien trató de rescatar al partido con la reverenda tontería de propiciar una alianza PAN-PRD, que resultó impensable, sobre todo porque las izquierdas habían calificado de ilegítimo al segundo gobierno presidencial del PAN. Y como era normal, la alianza de azules y amarillos rompió la confianza social en el PAN.


3.- Luego que cayó César Nava, la mano presidencial ya no pudo imponer al nuevo presidente azul. Sin embargo, "el remedio resultó peor que la enfermedad". ¿Por qué?. Porque el nuevo presidente resultó ser Gustavo Madero, un político mediocre, pariente directo del apóstol de la democracia, pero incapaz de entender la larga historia y la rica herencia del PAN.


4.- Gustavo Madero no pudo impedir que la mano presidencial abriera la baraja de los precandidatos presidenciales a 12, 10, ocho... aspirantes. Pero cuando los especialistas advirtieron sobre el riesgo de subir y bajar precandidatos presidenciales, al antojo presidencial, ninguno de los dirigentes del PAN se atrevió a confrontar al presidente.


5.- Al final, también desde la casa presidencial se intentó imponer, a toda costa, la candidatura de Ernesto Cordero, que era el delfín presidencial. Y es que el repetido manoseo de las decisiones del partido, por parte del presidente, hicieron el milagro de unificar a los azules, pero contra las decisiones de Felipe Calderón. De esa manera la candidata presidencial fue la señora Josefina Vázquez Mota, a quien Calderón trató de derribar desde que la sacó del gabinete.


El resto de la historia todos la conocen. El presidente y una parte del PAN dejaron sola a Josefina Vázquez Mota, quien cayó de manera estrepitosa y arrastró al PAN al tercer lugar.


Por eso, la responsabilidad directa en la derrota del PAN, es de Felipe Calderón. Y en efecto, la historia no perdona. Al tiempo.

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