Por KATHLEEN MADIGAN
Las últimas cifras económicas han generado un argumento casi universal de que la recuperación se ha debilitado. No obstante, un puñado de informes van contra la corriente del crecimiento moderado. Si bien estas excepciones no sugieren una recuperación considerable en el crecimiento, la economía de Estados Unidos necesita conseguir buenas noticias donde sea.
Los informes de las últimas semanas entregaron dos de esas excepciones a la idea de la desaceleración. En mayo, las empresas incrementaron sus gastos en proyectos de inversión, y más consumidores firmaron contratos para comprar una vivienda.
El alza en la inversión en equipamiento para empresas fue evidente en el informe de bienes duraderos del gobierno. Los nuevos pedidos de bienes de capital que excluyen defensa y aviones crecieron el mes pasado un 1,6%, y las revisiones mostraron que la caída en los pedidos de abril fue inferior a la que se pensó en un principio. Los envíos de estos bienes también ascendieron en mayo, incrementándose por segunda vez en tres meses.
Mientras tanto, la Asociación Nacional de Agentes Inmobiliarios informó que su índice de ventas pendientes de viviendas subió en mayo un 5,9%. El índice registra los contratos firmados pero aún no ejecutados y generalmente precede las ventas reales de viviendas existentes por uno o dos meses. Si bien algunos de los contratos no llegarán a ejecutarse -debido a problemas con la hipoteca o tasación- el índice ha mostrado este año una tendencia ascendente, otra señal de que el sector inmobiliario ha tocado fondo.
Hay que tener en cuenta que tanto los bienes de capital como las ventas pendientes de viviendas permanecen muy por debajo de sus respectivos niveles anteriores a la última recesión. Lo que las cifras del miércoles demuestran es que la esperanza sobre el futuro económico aún no ha colapsado totalmente, pese a enormes las incertidumbres en torno a la crisis de deuda europea, los propios problemas fiscales de Washington y los futuros costos de los servicios de salud.
Una compañía no se embarca en un proyecto de inversión y una familia no firma una hipoteca a menos que cada uno espere que los ingresos a futuro crezcan lo suficiente para financiar la compra de artículos de alto precio. Esa confianza, aunque sea en pequeñas dosis, indica que -si no ocurre otra gran crisis- el crecimiento en el segundo semestre no será inferior al ritmo de casi 2% de los primeros dos trimestres de 2012
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