“Querer subsidiar para “exportar” e imponer
impuestos “por importar” es una de las peores burradas económicas que
existen. Ello va en contra de los consumidores, que somos todos.”
Godofredo Rivera
Ya nos salió Peña con su nuevo anuncio (una nueva burrada económica), que "para tener productos del campo más baratos hay que producirlos en México.” De veras, Peña no se mide (espero tenga asesores competentes que le expliquen los principios básicos del comercio internacional) y nos da a entender que es un grave error comprar mercancías -en este caso alimentos- en el extranjero, pues ello redunda en comprar caro. ¿Nadie le ha hablado a Peña que el encarecimiento de los alimentos, y en general de los llamados commodities, es un asunto de oferta y demanda en el mundo por los mismos? Y qué fácil olvidar y enterrar los principios de la ventaja absoluta y comparativa.
No vaya ser que Peña -si gana la presidencia- se ponga a subsidiar más y más al campo, como ya parece sugerirlo. Muchos de los subsidios más regresivos están en el campo. Que se informe en el CONEVAL un poquito. Hay que recordarle a Peña lo siguiente:
De acuerdo con Adam Smith, para que el comercio beneficie a dos naciones, es necesario que una produzca una mercancía, cuando menos a costo más bajo y que lo exporte a su socio comercial. ¿Pero qué pasa cuando una nación produce todos los bienes con más eficiencia que su socio comercial? El economista David Ricardo (1772-1823), insatisfecho por este hueco en la teoría de Smith, desarrolló un principio para demostrar que a pesar de que una nación sea más eficiente para producir todas las mercancías, en términos absolutos (lo que en el mundo real es imposible, pues no hay individuo ni nación que sean autosuficientes, es decir, que puedan producirlo todo), puede haber un comercio benéfico para las dos partes.
Ricardo, al igual que Smith, partió del lado del mercado correspondiente a la oferta. El fundamento inmediato del comercio era la diferencia de costos entre las naciones, debida a sus ventajas naturales y adquiridas. A diferencia de Smith, que destacaba la importancia absoluta de los costos, Ricardo subraya la diferencia comparativa (relativa) de los costos. Su teoría del comercio se difundió con el nombre de principio de ventaja comparativa. De hecho, la experiencia internacional nos muestra que los países muchas veces gozan de una ventaja comparativa gracias a sus ventajas naturales y adquiridas.
México importa de EU granos simple y sencillamente por el principio de ventajas naturales y adquiridas, le es menos costoso comprar granos en EU que producirlos en el mercado interno. Viceversa, EU importa de México la mayoría de legumbres y verduras simple y sencillamente por el principio de la ventaja natural y adquirida. Las naciones intercambian y aprovechan sus mutuas ventajas comparativas.
Querer subsidiar para “exportar” e imponer impuestos “por importar” es una de las peores burradas económicas que existen. Ello va en contra de todos los consumidores. Y más absurdo aún, pensar que por el hecho de producir una mercancía en el país, saldrá más barato que comprarlo en el extranjero. Del extranjero se debe comprar lo que es más barato, y viceversa, del extranjero nos comprarán lo que produzcamos más barato. Ello depende de la ventaja comparativa, no del capricho de un político. En una de esas no vaya ser que Peña Nieto o su equipo extrañen al mercantilista y estatista modelo de “sustitución de importaciones”.
Así que candidato Peña, a leer más, aunque no sea lo suyo, pues en economía los errores nos cuestan a todos.
De burradas y burradas económicas, mejor una pequeña cucharada de conocimiento que nos aleje de las tarugadas.
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