11 julio, 2012

Las puertas cerradas de los panistas


Las puertas cerradas de los panistas

Carlos Puig

Leí con azoro el relato que el domingo en estas páginas hizo Juan Ignacio Zavala, vocero de la campaña de Josefina Vázquez Mota, del domingo de la elección. Escribió Zavala que el 1 de julio acudió a la sede del PAN donde sería el cuartel general de los blanquiazules. Y la señora que ocupa el lugar de secretaria general, Cecilia Romero, le dijo que no podía estar ahí, que no estaban autorizados. Que dónde estaba su gafete.
 
“No podíamos entrar a nuestro partido los que habíamos dado la cara en campaña”, escribió Juan Ignacio.



Josefina y el resto del equipo acudieron a la sede del PAN hasta la noche, donde a pocas horas de haberse cerrado las urnas la candidata reconoció que “las tendencias no le favorecían”, que había perdido.
Lo hizo acompañada del presidente del partido, el mismo que, según contó Zavala, había ordenado que no los dejaran entrar. Solo había dado dos gafetes.


Ese final fue un buen resumen de la campaña: las mezquindades de los grupos, las ambiciones particulares que dejaron a la candidata a su suerte, a la deriva.


Es de entender que no los dejaran entrar, porque nada teme más esa burocracia que quedarse sin chamba y era evidente que después de la debacle vendrían por sus cabezas. Así que siguieron atrincherados, el presidente Madero balbuceando en todas las radios, en todas las televisoras que no renunciaría porque… porque… pues porque no quería, pues.


Josefina Vázquez Mota, por su parte, anuncia que creará una organización con sus millones de votos, aparte del PAN… Lejos del PAN. Pero al ratito, primero se va unos días de vacaciones.


El mismo Madero, que había estado a lado de Josefina el 1 de julio, salió a decir que Peña ganó la elección a billetazos —serían esas las tendencias que no le eran favorables—. También siguió tratando de explicar por qué no renunció después de la debacle….


La declaración de Madero sobre los billetazos le da esperanza a Jesús Zambrano, del PRD, que pide que vayan juntos a impugnar la elección.


Hasta el Presidente Calderón se confunde –Peña dixit—y en una entrevista con Leonardo Curzio se enreda de tal manera que da para interpretar que él cree que tal vez, o tal vez no, sí se podría anular, la verdad quién sabe. Pero eso de la compra de votos sí está mal. El problema es que ese delito lo debe perseguir la Procuraduría que depende —todavía— del presidente Calderón; el mismo que quiere que se investigue y castigue… En fin.


Se juntan los panistas y salen a decir que no irán con el PRD en su aventura por la nulidad. Pero unas horas después el señor Madero sale y aclara que tal vez sí, pero solo en unas cosas, no en todas, pero en lo de Monex un poco.


Nadie entiende nada.


Eso sí, en el edificio del PAN siguen sin dejar entrar a nadie.


Ni a la sensatez, ni a los aires de renovación, ni las ganas de victoria.

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