09 julio, 2012

Pactar y posponer


Pactar y posponer

Héctor Aguilar Camín

Durante los días que vienen, la prensa pondrá los ojos en los vaivenes del litigio poselectoral, pero lo importante para el país estará, quizá, en otra parte.

Me refiero a las conversaciones entre ganadores y perdedores para pactar los cambios que vendrán. Hay el inicio de una conversación entre Calderón y Peña. Calderón no hizo campaña contra Peña, ni Peña contra Calderón, quien reconoció la victoria del PRI sin reticencia alguna.



La pareja de jugadores clave en la partida de gobierno que se inicia es la que formarán en el Congreso el PAN y el PRI.


Un pacto entre ellos podría garantizar por sí solo un gobierno reformista, capaz de moverse rápido hacia las convergencias programáticas.


La más importante de esas convergencias, porque supone un antes y un después mental del país, es abrir Pemex a la inversión privada. Requiere un cambio constitucional, dos terceras partes de los votos en el Congreso, que el PRI, su aliado el Partido Verde y el PAN podrían alcanzar juntos.


La segunda convergencia es una reforma fiscal que empiece por cancelar exenciones y regímenes especiales de tributación, y termine por hacer financiable la universalización de la red de seguridad social. Requiere solo mayoría simple en el Congreso que el PAN y el PRI juntos conseguirían sobradamente.


La tercera convergencia es una reforma laboral a la que le falta solo la firma de la diputación priista en el Congreso. Podría salir firmada en un periodo extraordinario durante el mes de agosto.


Hay también convergencias notables entre ambos partidos en materia de seguridad pública, forma de uso del Ejército y policías en el combate al crimen, procuración de justicia y cambio educativo.


No recuerdo un momento de mayor convergencia explícita de PAN y PRI que el alcanzado por sus candidatos durante la última campaña.


Pero veo aparecer los malos augurios y los ambiguos humores típicos de un gobierno dividido. Me refiero a la candidata presidencial perdedora, Josefina Vázquez Mota, diciendo que no hubo equidad en la elección, a su estratega Roberto Gil diciendo que el PRI no ganó a la buena y al presidente del PAN, Gustavo Madero, diciendo que ganó a billetazos.


No han impugnado la elección como la izquierda, pero han empezado a deslegitimarla. Malas noticias para la colaboración: el PAN derrotado quiere encarecer su malestar. El acuerdo insinuado se evapora, o al menos se pospone.


Es el verbo canónico de los últimos 15 años de gobiernos divididos: posponer.

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