08 julio, 2012

Pollo y huevo: el proteccionismo y su lado oscuro


por Godofredo Rivera 

Pollo y huevo: el proteccionismo y su lado oscuro

Hace unos meses el limón llegó a rebasar 60 pesos el kilo y nadie se rasgó las vestiduras. Pocas semanas después, superada la inclemencia climática, el sistema de precios funcionando correctamente llevó a aumentar la producción de limón,  y por ende a desplomarse el precio por debajo de los 8 pesos el kilo, como suele ser su nivel natural.

Ahora todo es  un escándalo con productos como el huevo y el pollo, que resultado de una epidemia, han visto incrementar su precio de manera espectacular. Ya hay quien exige control de precios. Por lo pronto la autoridad “amenaza” con abrir el mercado a las importaciones para que los precios desciendan nuevamente. Vaya, ahora resulta que la libertad de consumir libremente pollo y huevo es facultad exclusiva del gobierno.


A ver, de entrada el gobierno con o sin epidemia debería dejar de intervenir con proteccionismo estos mercados y dejar que seamos los consumidores los que decidamos qué, cómo, cuanto  y la marca a consumir  de huevo y pollo. Desde hace años, los productores de estos productos son protegidos de la competencia con aranceles y cuotas a las importaciones. El gobierno, nuevamente, “protege intereses nacionales”, lo que no es otra cosa que beneficiar a un grupito de productores privilegiados a costa de millones de mexicanos. Lamentablemente, la democracia mexicana sólo sirve al interés de unos cuantos grupos de interés privilegiados, y asuntos como una epidemia, sacan a relucir toda la cloaca proteccionista que reina en el mercado de alimentos.

Y peor aún  la decisión de distintos estados de la república de cerrar sus fronteras para que no llegue huevo y pollo de otros lados de la ¡mismísima República Mexicana! En una de esas reviven la alcabala y demás aranceles entre los estados miembros.

A los que piden a gritos control de precios  y proteccionismo de mercados les recuerdo lo siguiente:

Politizar los precios significa enviar señales erróneas a los consumidores, señales erróneas a los productores, significa nuevas e ineficientes asignaciones de recursos, significa una vil mentira de que el gobierno desde un escritorio sabe cuál es el “precio justo”, el precio “exacto”.  Los precios los formamos millones de consumidores y oferentes vía el intercambio libre y voluntario, no un burócrata desde un escritorio.

Politizar, manipular precios es propio de las dictaduras socialistas, esas de planificación central que férreamente controlan los precios, deciden quién consume y quién no, quién produce y quién no. El resultado lo señala la historia, la planificación central que impide la flexibilización en los precios trae como  consecuencias la de una  profunda escasez, y a veces hasta  espantosas hambrunas.

Nada peor que el gobierno fije arbitrariamente precios por arriba ó por debajo del mercado. Fijar precios a gusto del burócrata de escritorio en turno sólo genera escasez (cuando es precio máximo) y mercado negro ó sobre oferta (precio mínimo) que provoca desperdicio. Ya los mexicanos vivimos esa época, Quien olvida en los años ochentas del siglo pasado, lo escaso que era encontrar productos como azúcar, leche, pasta de dientes ó huevo. Claro, todos sujetos a control de precios. Arbitrariamente se obligaba a comerciantes a ofrecer a un precio por debajo del de mercado. Resultado, escasez espantosa.

Respecto de la estructura de mercado, probadísimo, lo peor que le puede pasar a los consumidores es no tener libertad de elegir y sujetarse a un único proveedor (ó pocos oferentes), sea del gobierno ó del sector privado. Los mexicanos hemos sido víctimas de monopolios y oligopolios sea en el sector energético, de telecomunicaciones, de educación, o de alimentos (lo que incluye a pollo y huevos) y bebidas. Resultado, precios más altos pagados comparados con mercados más abiertos y competitivos.

La actual escasez debería de una vez por todas llevar al gobierno a liberalizar unilateralmente todo el proteccionismo comercial que sólo beneficia a los intereses de unos cuantos. Ello sería una gran decisión de la actual administración, en el poco tiempo que le queda. ¿O nuevamente se impondrán los intereses mercantilistas de unos cuantos? Ya veremos.

En el margen

Hasta Hugo Chávez reconoció la victoria contundente de Enrique Peña Nieto en las pasadas elecciones. No es posible (bueno, con este señor todo es posible) que López Obrador se la pase insultando a todo mundo y reclamando falsamente que le robaron la elección. Este señor no reconocerá derrota alguna, pues ya lo hemos señalado antes, es el  “Mesías tropical”.  Y ojalá el PAN denuncie toda inequidad o exceso (si es cierto lo de las tarjetitas de Soriana), pero de eso a decir que sólo por compra del voto triunfó el PRI hay toda una distancia. El PRI gana porque el elector castigó al PAN. Ojalá los panistas aprendan de esta derrota y no se la pasen en revanchismos políticos en el próximo sexenio.

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