¿Qué le ha parecido el desempeño de López Obrador, Presidente?
La historia en breve
Ciro Gómez Leyva
El periodismo regala a veces momentos cargados de simbolismo.
Ayer, por ejemplo, encontré en Los Pinos a un Felipe Calderón relajado,
diría que de buen humor. Nada que ver con el del primer miércoles de
julio de hace seis años que seguía en una oficina el agotador cómputo
distrital de votos que terminaría dándole una victoria por 0.56 por
ciento.
Parece que el único vínculo entre este y aquel julio se llama Andrés Manuel López Obrador.
—¿Qué le ha parecido el desempeño en las últimas 72 horas de su viejo conocido, López Obrador?
—Yo lo respeto —responde como calculando la respuesta—. Es un candidato que tuvo un buen desempeño en esta contienda electoral, y no quisiera juzgarlo. Tal vez te diría que en las últimas horas ha tenido un comportamiento predecible, vamos a llamarlo así.
—¿Predecible?
—Para muchos analistas, creo que incluso es tu propio caso, el comportamiento que está teniendo ahora sería algo predecible. Incluso antes de la elección.
El Presidente no irá más lejos. Capeará las preguntas sobre el posible conflicto poselectoral. Recordará que desde su mensaje del domingo en la noche advirtió de “ciertos señalamientos de preocupación de partidos y candidatos, y esos señalamientos se han venido reproduciendo, algunos más serios que otros”.
No quiere pleito. No sé si su actitud es la de un impecable jefe de Estado, o el “esta ya no me toca a mí” de quien piensa que ha peleado lo suficiente.
—¿Se va a reunir pronto con Peña Nieto?
—No está agendado, pero desde luego que me voy a reunir con él. O con quien resulte presidente electo.
O con quien resulte electo. Hay tardes en que el simbolismo es también democrático anticlímax.
Parece que el único vínculo entre este y aquel julio se llama Andrés Manuel López Obrador.
—¿Qué le ha parecido el desempeño en las últimas 72 horas de su viejo conocido, López Obrador?
—Yo lo respeto —responde como calculando la respuesta—. Es un candidato que tuvo un buen desempeño en esta contienda electoral, y no quisiera juzgarlo. Tal vez te diría que en las últimas horas ha tenido un comportamiento predecible, vamos a llamarlo así.
—¿Predecible?
—Para muchos analistas, creo que incluso es tu propio caso, el comportamiento que está teniendo ahora sería algo predecible. Incluso antes de la elección.
El Presidente no irá más lejos. Capeará las preguntas sobre el posible conflicto poselectoral. Recordará que desde su mensaje del domingo en la noche advirtió de “ciertos señalamientos de preocupación de partidos y candidatos, y esos señalamientos se han venido reproduciendo, algunos más serios que otros”.
No quiere pleito. No sé si su actitud es la de un impecable jefe de Estado, o el “esta ya no me toca a mí” de quien piensa que ha peleado lo suficiente.
—¿Se va a reunir pronto con Peña Nieto?
—No está agendado, pero desde luego que me voy a reunir con él. O con quien resulte presidente electo.
O con quien resulte electo. Hay tardes en que el simbolismo es también democrático anticlímax.
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