10 julio, 2012

Relaciones cubano venezolanas

Otra de Chávez: “Venezolano que no se sienta chavista, no es venezolano”
Hoy día tenemos en Venezuela, conviviendo con nosotros, a un inmenso contingente de funcionarios del gobierno comunista cubano
 Hoy día tenemos en Venezuela, conviviendo con nosotros, a un inmenso contingente de funcionarios del gobierno comunista cubano

Por Guillermo A. Zurga


En recientes declaraciones, el presidente de Venezuela  Hugo Chávez  afirmó lo siguiente: “el venezolano que no se sienta cubano, no es venezolano”. ¡Vaya tipo de afirmación tan estúpida y absurda, por no calificarla de otra manera!
Es que pareciera que el presidente Hugo Chávez como que no piensa lo que dice en público, razón por la que tiene que estar rectificando en cada momento.  La anterior es algo otra frase parecida que profirió días antes: “Venezolano que no se sienta chavista, no es venezolano”.

Ese empeño del presidente Hugo Chávez, en pretender quitarnos, ejecutivamente o por decreto, el gentilicio originario a los venezolanos quienes nos oponemos a su desprestigiada revolución bolivariana, pareciera más bien ser producto de una especie de perturbación mental, no propias de una persona que esté en su sano juicio.
Como venezolano, aprecio y respeto a los cubanos demócratas de bien, con pensamientos de libertades y de justicia, que apoyan al pueblo venezolano demócrata. No aprecio ni respeto a aquellos que nos atacan y nos invaden y/o matan a nuestros soldados en las playas venezolanas,  con la pretensión de  aprovecharse de nuestras riquezas, para sus luchas totalitaristas y esclavistas.
Para aclararles al presidente y a sus adláteres comunistas, la posición de un venezolano común y del montón,  sobre nuestro verdadero afecto a los cubanos libres y demócratas, es la razón por la que escribo este artículo, el cual aspiro a que sea validado por muchos otros venezolanos, que prefieren la libertad a la esclavitud ideológica.
Los cubanos y venezolanos a pesar de las ligeras diferencias  entre las mayorías de nuestros pueblos,  – las cuales en algunos casos son inmensas – tenemos diferencias y discrepancias ideológicas, etnológicas, económicas, deportivas, culturales,   sociales e intelectuales que nos separan.
No obstante, por ser ambos pueblos latinoamericanos, por hablar el mismo idioma y tener experiencias históricas comunes en ocasión del colonialismo del que hemos sido objeto en el pasado; pudiera decirse que tenemos muchas cosas en común que nos unen.
Desde 1959, año en el que Fidel Alejandro Castro Ruz y su grupo de revolucionarios entraron victoriosos a la Habana y el gobierno dictatorial de  Fulgencio Batista tuvo que salir de la Isla, el mundo entero, incluyendo al pueblo venezolano, festejó tal hazaña con inmenso regocijo. Fue una proeza épica, maravillosa y extraordinaria, esa la de los guerrilleros barbudos cubanos que vencieron al gobierno corrupto y criminal que hasta ese momento oprimía al pueblo cubano.
Fidel Castro vino a Venezuela el 23 de enero de 1959, primer aniversario de la fecha de la caída del dictador  Marcos Pérez Jiménez en 1958, días después de su entrada victoriosa a la habana. Fue recibido con honores como un gran héroe por una gran multitud de venezolanos, y por él presidente interino de Venezuela contralmirante Wolfang Larrazábal en compañía de Fabricio Ojeda, presidente de la Junta Patriótica que organizó la resistencia civil en Venezuela.
En ese entonces, Rómulo Betancourt había sido electo presidente de Venezuela en libérrimas y limpias elecciones realizadas el  7 de diciembre de 1958, cargo que asumiría el 13 de febrero de 15959. Fidel Castro solicitó una reunión con éste, la cual se realizaría en la  residencia de Rómulo Betancourt, por espacio de algo más de 2 horas de duración. No existe mucha documentación ni literatura sobre lo tratado en dicha reunión. Se dice que ésta fue un fracaso y que faltó empatía entre ambos líderes. 
Extraoficialmente, se especula, que Fidel Castro vino a Venezuela conseguir petróleo en condiciones económicas ventajosas para Cuba, ayuda esta que al parecer le fue negada.
Desde ese entonces hubo un frio distanciamiento entre los gobiernos de Cuba y de Venezuela, según, debido a un planteamiento que Fidel Castro le hizo a Rómulo Betancourt, de utilizar las riquezas de Venezuela para extender la llama de la revolución comunista hacia toda Latinoamérica.  Rómulo Betancourt habría rechazado ese plan por estar comprometido con la democracia. Finalmente, Venezuela terminó rompiendo relaciones diplomáticas con Cuba, cuando el gobierno de Cuba se convirtió al marxismo leninismo en 1961.
Los hechos ocurridos desde la elección de Hugo Chávez como presidente de Venezuela a la fecha, han corroborado las sospechas de la existencia de ese plan mencionado anteriormente, el cual ha sido puesto en marcha finalmente por Cuba, con la colaboración espontanea del gobierno chavista venezolano tal como fue panificado por Fidel Castro hace 54 años.
Hoy día tenemos en Venezuela, conviviendo con nosotros, a un inmenso contingente de funcionarios del gobierno comunista cubano, quienes además de quitarles el puesto de trabajo a miles de venezolanos tienen una función primordial como lo es la contribuir con el chavismo a afianzar en nuestra patria al sistema político comunista, que como sabemos el pueblo venezolano mayoritariamente ha rechazado y  rechazará las veces que sea necesario hacerlo.
Hemos llegado a tal punto, que el cubano comunista que nos invade, ya no es considerado como colaborador del venezolano del pueblo, sino como su opresor o invasor. Le pregunto al presidente Hugo Chávez: ¿Es acaso a ese cubano al que usted pretende que consideremos?
No presidente. Queremos, y somos solidarios del pueblo cubano oprimido que vive sin libertades en Cuba, sin poder viajar al exterior, el que no tiene internet, al que le violan sus derechos ciudadanos, al que no puede expresarse libremente, al que no puede tener otra ideología política que no sea el marxismo leninismo, al que padece de hambre, al que no puede ir a una universidad libre, al que no tiene automóvil ni casa. Queremos y somos solidarios de los cientos de miles de exiliados políticos que viven en el exterior.
Jamás amaremos ni tendremos buenas relaciones con cubanos del G-2, ni con aquellos que sirvan a la causa de la opresión y del despotismo, como los cubanos al servicio de Fidel Castro y de su hermano y cómplice  Raúl Castro, quienes llevan más de 50 años oprimiendo al verdadero pueblo cubano, quién hoy clama por libertades y progreso.
Creo presidente, expresarle la idiosincrasia y pensamiento de esa gran multitud que usted desprecia constantemente e intenta ofender sin lograrlo. Esa misma que está definitivamente decidida, de ser necesario, a defender la democracia y las libertades aún a costa de sus vidas. 

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