27 agosto, 2012

El IRS se prepara para recaudar el impuesto Obamacare

Rich Tucker

A pesar de todas nuestras diferencias en cuanto a la normativa, hay unas pocas ideas económicas en las que progresistas y conservadores normalmente pueden estar de acuerdo. Por ejemplo, todos tendemos a creer que unos precios más bajos son buenos. A todo el mundo le encantan las rebajas, ya sea de iPods o de unas deliciosas manzanas rojas.
Así que el columnista del Washington Post Fareed Zakaria va por buen camino cuando observa en un reciente artículo un problema clave de Obamacare: “A menos que la meteórica subida de los costos de atención médica se reduzca, una gran expansión de la cobertura bien podría seguir siendo impopular, independientemente de cómo se explique”.

Pero habiendo identificado los costos cada vez mayores como una legítima preocupación, Zakaria propone la solución equivocada: más intervención federal. “Sólo el gobierno puede producir mejoras en todo el sistema”, comenta, de modo que “haciéndonos gastar más dinero a nosotros es improbable que se resuelva la crisis de los costos de la atención médica”.
Así que ¿cómo se están presentando esas “mejoras de todo el sistema”? “El Servicio de Impuestos Internos (IRS) quiere sumar alrededor de 4,000 agentes para perseguir los fraudes fiscales y aún planea gastar $303 millones en crear un sistema para supervisar Obamacare”, informó en marzo el Washington Examiner.
Correcto: Mucho tiempo antes de que el presidente de la Corte Suprema John Roberts volviera a redactar Obamacare para denominar el mandato individual como un impuesto de lugar de como una penalización, el IRS ya se estaba preparando para supervisar la reforma de la atención médica.
Esto es triste, pero predecible.
Más control por parte del gobierno significa que la atención médica estaría más controlada por los burócratas y menos por los pacientes, doctores y enfermeras. Y como James Capretta comentó el mes pasado:
El gobierno no es hábil en microadministrar cómo se debería proporcionar la atención médica a los pacientes. Cuando se le da tal cantidad de autoridad y discreción al gobierno, eso no tiene como resultado una atención de mayor calidad para los pacientes. Más bien, conduce a un control de los precios y a regulaciones de tipo universal que asignan mal los recursos y llevan a problemas de acceso. Será sólo una cuestión de tiempo antes de que el gobierno federal utilice sus nuevos poderes para imponer incluso más controles piramidales a los costos del sistema de salud, en detrimento de la calidad de la atención médica americana.
Como explicó Matthew Spalding en su libro We Still Hold These Truths (Aún mantenemos estas verdades), el debate sobre Obamacare es un ejemplo de “la sorprendente diferencia entre un sistema de libre mercado basado en recompensar el dinamismo del espíritu humano y un sistema planeado de manera central que suprime el capitalismo con el fin de redistribuir la riqueza y limitar la oportunidad individual. Demasiada regulación gubernamental de nuestro sistema económico socava los mismísimos cimientos de la libertad”.
En cambio, nos deberíamos mover hacia “un auténtico mercado del seguro médico basado en el consumidor, en el que las aseguradoras y los profesionales estén obligados a competir en términos de calidad y precio”. Con el tiempo, eso tenderá a bajar los precios, que sería una consecuencia que todos los americanos podrían respaldar.

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