Eliana Lopez/Noticia NY
Salvador Sánchez Cerén
No es sorpresa entonces que muchos
residentes del Condado de Nassau se pusieran furiosos cuando se
enteraron hace unas semanas de que sus políticos estaban homenajeando a
Sánchez Cerén en su propio pueblo como parte de la celebración del Día
del Salvadoreño. La controversia que desató puso a los anfitriones de
Sánchez Cerén en Nueva York a la defensiva para intentar reparar el daño
con el argumento de que no tenían ni idea quién era realmente su
invitado de honor.
Más interesante es lo que la reacción negativa implica para la
carrera política de Sánchez Cerén, quien en la actualidad ocupa la
vicepresidencia del país y es el favorito para ser el candidato
presidencial del FMLN en 2014.
Los analistas políticos dicen que debido a que hay tantos
salvadoreños viviendo en Estados Unidos, cualquier candidato a la
presidencia tiene que demostrar que su gobierno tendría buenas
relaciones con los estadounidenses. Esto estaba sin duda en la mente de
Sánchez Cerén cuando programó su visita. Sin embargo, dado lo que ahora
dicen los políticos nacionales y locales sobre él, parece que le salió
el tiro por la culata.
El 8 de agosto, las cosas salieron de maravilla en el Condado de
Nassau para el agitador del FMLN quien se especializó en aterrorizar a
los civiles durante la guerra civil de El Salvador en los años 80. El
alcalde demócrata de Freeport, Andrew Hardwick, le hizo un
reconocimiento como la "persona salvadoreña-estadounidense del año". El
jefe del Condado de Nassau, el republicano Ed Mangano, aplaudió, junto
con el candidato republicano al Congreso Fran Becker, durante una
ceremonia en la que Sánchez Cerén recibió una bandera estadounidense
decorada con los nombres de las víctimas del 11 de septiembre. Mangano
también le dio la "llave" del condado. Para completar, después de una
reunión con el presidente del Comité de Seguridad Nacional de la Cámara
de Representantes, Peter King, el salvadoreño se tomó una foto con el
congresista republicano.
Esa foto y otras del día del evento no tardaron en ser publicadas en
el sitio web de Sánchez Cerén, mostrando lo que parecía ser la
aprobación de la clase política estadounidense. Pero la historia pronto
se cayó.
Se puede creer de alguna forma que los políticos de Long Island (con
excepción de King) no sabían la verdad sobre su invitado de honor y
fueron blancos fáciles de una maniobra porque sólo estaban pensando en
los votos. De acuerdo con el censo de 2010, hay más de 47.000
salvadoreños o salvadoreños-estadounidenses viviendo en el Condado de
Nassau.
La oficina de Mangano me dijo que Rafael Flores recomendó que Sánchez
Cerén fuera honrado. Flores, quien encabeza la Asociación Salvadoreña
Americana de Long Island, es hermano de Herberth Flores, subdirector de
asuntos de minorías de Mangano.
Rafael Flores me dijo en una entrevista telefónica la semana pasada
que no sabía sobre los antecedentes de Sánchez Cerén y declinó comentar
cuando le pregunté si se arrepentía de la invitación. Mangano fue más
directo en un comunicado de prensa: "Si la administración hubiera sabido
que la organización seleccionó a un individuo con estos principios
(Mangano) ciertamente no habría extendido una forma de reconocimiento ni
habría asistido al evento".
La oficina de Hardwick ofreció disculpas a la comunidad "si lo que se
está diciendo es verdad" y Becker me dijo por teléfono que "habría
corrido tan rápido como le fuera posible" del evento si hubiera sabido
sobre el pasado de Sánchez Cerén.
No obstante, son los comentarios de King los que probablemente
socavarán más la campaña del vicepresidente salvadoreño. El congresista
me dijo la semana pasada en una entrevista telefónica que acordó ver a
Sánchez Cerén como si hubiera "acordado ver a Arafat". El representante
describió la reunión como poco placentera y aseguró que le dijo a
Sánchez Cerén que no le gusta su postura antiestadounidense y no aprueba
el actual intento del FMLN de quitarle independencia al poder judicial.
"Notará que no estoy sonriendo en la foto", afirmó King.
A su regreso a El Salvador, Sánchez Cerén movilizó a sus bases en una
megacelebración por el cumpleaños 86 de Fidel Castro. Pero el intento
de maquillar su imagen para hacerlo parecer un amigo de EE.UU. ya había
empezado a colapsar.
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