Por Ricardo Alemán
En medio de la desesperación por la
derrota electoral, los timoneros de la alianza de izquierda que buscó la
presidencia –Andrés Manuel López Obrador y Ricardo Monreal– han caído en excesos lamentables.
Ante
la falta de argumentos legales para justificar su derrota en las urnas, Obrador
y Monreal han culpado a los medios, a periodistas, a empresas privadas, a
instituciones del gobierno, al Presidente Calderón y ahora... al Banco de México.
Según
Ricardo Monreal, el Banco de México –en específico su gobernador, Agustín
Carstens– habría alterado el comprobante de una transferencia bancaria por 50
millones, con que Luis Videgaray habría intentado favorecer al PRI, cuando éste
era secretario de Finanzas del edoMex, durante el gobierno de Enrique Peña.
Sin
embargo, el Banco de México aclaró que si bien es el administrador del Sistema
de Pagos Electrónicos Interbancarios –SPEI–,las instituciones bancarias
particulares son responsables de las transacciones que realizan los usuarios.
Es
decir, que Monreal "aventó
la piedra" sin fijarse a quién golpeaba y sin siquiera
detenerse a investigar si el Banco de México era o no responsable de lo que lo
acusaba.
Por
eso, parece evidente que la diezmada alianza de izquierda sólo busca notoriedad.
Ricardo Monreal y Andrés Manuel López Obrador han optado por golpear a quien
han querido con tal de colarse entre las notas de los diarios y demás
informativos de radio y televisión.
¿Ahora
qué sigue?
¿Será
que luego de mañana los responsables del supuesto fraude serán los marcianos?
Sólo
falta eso.
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