09 septiembre, 2012

Ecuador: Los poderes fácticos

Ecuador: Los poderes fácticos

Printer-friendly versionSend to friendpor Gabriela Calderón de Burgos

Gabriela Calderón es editora de ElCato.org, investigadora del Cato Institute y columnista de El Universo (Ecuador).
Esta frase se ha venido utilizando para descalificar prácticamente cualquier grupo de personas cuya importante influencia en la sociedad no ha surgido de un proceso formal de representación (léase, elecciones). Del contexto en que se utiliza esta frase, derivamos que se entiende que son el poder “tras bastidores” o “detrás del trono”. Todo esto se basa en la idea de que el poder político siempre está sometido al poder económico y que es este último el que merece ser controlado por el primero. Pero esto ignora lo que el filósofo Karl Popper consideraba el principal problema de la política: ¿quién controla a los controladores?
El término “poderes fácticos” hoy en día el término se utiliza para referirse a todo tipo de grupos de interés como los medios de comunicación masiva, los sindicatos, ambientalistas, las empresas multinacionales, los organismos multilaterales de crédito, entre otros.1 El término no contribuye a aclarar la discusión.

Pero queda claro que se trata del viejo dogma señalado por Popper en su célebre libro La sociedad abierta y sus enemigos, donde explica que: “Los marxistas ven el poder económico en todas partes. Su argumento es así: el que tiene el dinero, tiene el poder; puesto que si es necesario él puede comprar las armas e incluso gánsteres”. Y, dice, ese argumento “contiene una admisión de que el hombre que tiene el arma tiene el poder. Y si el que tiene el arma se da cuenta de esto, entonces no pasará mucho tiempo antes de que tenga tanto el arma y el dinero”.2
Popper procede a señalar que “El poder económico, por lo tanto, depende totalmente del poder político y físico” debido a que sin la protección de la propiedad privada por parte del Estado, estaríamos viviendo bajo la ley de la selva y quien tiene riqueza pronto la perdería frente a una amenaza física de alguien o algunos más fuertes.
Luego cita ejemplos que Bertrand Russell dio de cómo esto se dio en la práctica a lo largo de la historia de la humanidad. Por ejemplo, “César llegó al poder gracias a sus acreedores, quienes no tuvieron esperanza de recuperar lo prestado a menos que él llegase al poder; pero cuando lo logró él tuvo suficiente poder para desafiarlos”. Algo similar se ilustró de manera clarísima en una escena del último filme sobre el anti-héroe Batman. El ingenuo empresario Roland Daggett ayudó con sus recursos al villano Bane a llegar al poder, solo para que cuando este hubiera concentrado suficiente poder le haga entender quién en realidad está al mando, luego de lo cual procedió a matarlo.
El verdadero peligro es la acumulación de poder en el Estado, organismo que tiene el monopolio del uso de la fuerza. Popper concluye que “El dinero en sí no es particularmente peligroso. Se vuelve peligroso solamente si puede comprar poder”. Si el Estado ecuatoriano fuese de menor tamaño y envergadura, los Césares y Banes locales tendrían mucho menos qué ofrecerle a los “poderes fácticos” que buscan comprar poder y estos últimos tendrían que dedicarse a trabajar duro para mantener su influencia satisfaciendo a consumidores en lugar de políticos.

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