El gran elogio de Peña Nieto a Calderón
La historia en breve
Ciro Gómez Leyva
Por lo pronto es por lo pronto, le digo al flamante coordinador
de Seguridad y Política del equipo de transición de Enrique Peña Nieto,
Miguel Ángel Osorio Chong.
—Así es: por lo pronto es por lo pronto, es el tiempo que sea necesario —concede.
Osorio Chong desató un cierto revuelo ayer al subrayar lo que Peña Nieto expresó, con o sin eufemismos, en la campaña: el Ejército y la Marina permanecerán en las calles mientras no existan condiciones que permitan su regreso a los cuarteles y bases. Exactamente lo que el presidente Calderón viene repitiendo desde 2007.
—Vamos a implementar otra estrategia y entonces sí hablaremos del retiro —trata de matizar—. Pero, por lo pronto, la decisión es que se queden en las calles. Y queremos decirle a los ciudadanos que las fuerzas armadas que hoy les dan seguridad, de ninguna manera van a ser retiradas cuando entremos.
Este es el gran elogio del presidente electo al presidente que se va: la continuidad, con los matices que se quiera, en el capítulo más polémico, conflictivo y doloroso.
—Supongo que están muy conscientes de que a partir del 1 de diciembre, los ejecutados irán a la cuenta del gobierno de Peña Nieto —le digo.
—Estamos muy conscientes. Hay que reconocer al presidente Calderón lo que ha hecho y la decisión de enfrentar a quienes han estado tratando de desestabilizar al país. Pero sí quiero decirte que habrá nuevas estrategias, otro tipo de acciones que permitan que estos números, que hoy son tan alarmantes, puedan bajar.
Felipe Calderón dormirá tranquilo. El nuevo gobierno no lo va a perseguir. Al menos, por los 50 y tantos mil ejecutados del sexenio.
—Así es: por lo pronto es por lo pronto, es el tiempo que sea necesario —concede.
Osorio Chong desató un cierto revuelo ayer al subrayar lo que Peña Nieto expresó, con o sin eufemismos, en la campaña: el Ejército y la Marina permanecerán en las calles mientras no existan condiciones que permitan su regreso a los cuarteles y bases. Exactamente lo que el presidente Calderón viene repitiendo desde 2007.
—Vamos a implementar otra estrategia y entonces sí hablaremos del retiro —trata de matizar—. Pero, por lo pronto, la decisión es que se queden en las calles. Y queremos decirle a los ciudadanos que las fuerzas armadas que hoy les dan seguridad, de ninguna manera van a ser retiradas cuando entremos.
Este es el gran elogio del presidente electo al presidente que se va: la continuidad, con los matices que se quiera, en el capítulo más polémico, conflictivo y doloroso.
—Supongo que están muy conscientes de que a partir del 1 de diciembre, los ejecutados irán a la cuenta del gobierno de Peña Nieto —le digo.
—Estamos muy conscientes. Hay que reconocer al presidente Calderón lo que ha hecho y la decisión de enfrentar a quienes han estado tratando de desestabilizar al país. Pero sí quiero decirte que habrá nuevas estrategias, otro tipo de acciones que permitan que estos números, que hoy son tan alarmantes, puedan bajar.
Felipe Calderón dormirá tranquilo. El nuevo gobierno no lo va a perseguir. Al menos, por los 50 y tantos mil ejecutados del sexenio.
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