El Salvador: Otro igual ya no lo aguanta el país
Manuel Hinds es ex Ministro de Finanzas de El Salvador y co-autor de Money, Markets and Sovereignty (
El Salvador está entrando de lleno a la campaña para las elecciones de 2014. El FMLN ya ha designado a su candidato presidencial. De acuerdo a lo que dicen públicamente sus altos representantes, ARENA también ha designado desde hace tiempos a su candidato, y está pretendiendo que no lo ha hecho sólo para que los otros precandidatos, que nunca tuvieron una oportunidad, no se enojen, y para mantener un sentido de
Habrá mucha gente que piense que en realidad el ganar las elecciones presidenciales de 2014 a cualquier costo es la tarea más importante que tiene ARENA en este momento y que debe dedicar todos sus esfuerzos a lograrlo. Esta gente es la misma que piensa que los problemas que estamos viviendo tienen una única causa —el gobierno del FMLN— de tal forma que al apartar esta causa todo se va a resolver.
No hay la más mínima duda de que el país ha pagado muy cara la elección de Mauricio Funes. Pero ese costo no es el único problema que tiene el país. Está ligado a otro problema más grande, del cual es parte. Lo que el país enfrenta no es una falta de progreso en un área determinada, sino una erosión total de sus instituciones, que han sido invadidas por políticos irresponsables que no están interesados en los problemas de la población sino sólo en proyectar imágenes para subir en los indicadores de la popularidad, y que se juegan el país diariamente por cualquier ventaja personal. El resultado es que El Salvador está retrocediendo décadas enteras en su desarrollo. La armonía social que se había logrado después de una guerra cruenta está desapareciendo, la economía está colapsando y los servicios sociales empeorando.
Ciertamente, el Presidente Funes y el FMLN están participando y extendiendo esta francachela. Pero el hecho de que ellos estén en el poder no puede entenderse si uno no reconoce que el populismo capturó al estado bajo un régimen de ARENA que tomó posesión en 2004. Fue en este proceso, y como parte de su lógica, que Mauricio Funes subió al poder, empujado por dos fuerzas. Primero, fue electo por el pueblo que creyó que él iba a revertir la captura del gobierno por el populismo. Segundo, fue apoyado por fuerzas y personas que salieron de ARENA pensando que a ellos les iría mejor si ganara el FMLN que si ganara ARENA mismo.
La realidad les dio la razón. El nuevo gobierno no sólo no echó para atrás la captura del estado por el populismo sino que la adoptó como su guía principal, por encima incluso de sus extremistas ideologías. Así, el triunfo electoral de ARENA en 2004 no sólo inició la captura del estado por el populismo de izquierda y de derecha sino que patentó una manera de hacerlo, diseñando una manera de manipular los medios y las instituciones que se convirtió en una franquicia que el gobierno actual ha adoptado sin reservas.
Esto más, el proceso que ha dado al FMLN el poder de subvertir la democracia y amenazar nuestras libertades existe sólo porque las personas que diseñaron esa franquicia dentro de ARENA le dan su apoyo. El FMLN nunca ha tenido los votos populares para amenazar la democracia. Se los dan GANA, CN y PES, dos de los cuales están dirigidos por gente que todavía se autonombra de derecha y que formaron parte integral de ARENA. Ellos son los que han entregado al FMLN la Asamblea Nacional, todos los mecanismos electorales de primer y de segundo grado, y que hoy están luchando por entregarle la Sala de lo Constitucional y la Corte Suprema de Justicia en su conjunto. Eso, no la presidencia de Mauricio Funes, es lo que nos está destruyendo. La presidencia de Funes terminará en 2014. El proceso de pudrición no. Esta es la amenaza principal, la que erosiona nuestra capacidad de crecer y desarrollarnos.
Esto, que la amenaza de caer en una dictadura de izquierda y la pudrición de nuestras instituciones comenzó no con una derrota sino con una victoria de ARENA, es algo que ARENA y la ciudadanía en general no debemos jamás olvidar —especialmente en estos momentos en los que precipitadamente ARENA está a punto de designar, o volver público que ya designó, su candidato para las elecciones presidenciales de 2014. Especialmente no debemos olvidarlo porque los que van a escoger el candidato son los mismos que escogieron al candidato del 2004 y están usando el mismo criterio para hacer o justificar su decisión —que el candidato escogido era el más "popular" en las encuestas. Así, a través de una decisión hecha por la misma gente que está decidiendo ahora y usando los mismos criterios o pretextos para hacerla, ARENA avanzó hacia una gran victoria electoral que hundió al país por muchos años que todavía no terminan y de cuyos perversos resultados el partido todavía no se ha recuperado. No es un gran precedente para lo que se está haciendo ahora. No demuestra la sapiencia política que el pueblo está esperando. No justifica la soberbia con la que dicen que los demás se callen porque ellos saben lo que están haciendo.
Esto no debe interpretarse como un llamado a poner candidatos que no puedan ganar elecciones sino a escogerlos en una secuencia en la que el criterio primordial sea que el escogido pueda manejar el país de una manera responsable, inteligente y proba, para luego buscar de entre los que lo cumplan a los que tengan más capacidad de liderazgo —que, por supuesto, incluye la "popularidad" pero va mucho más allá de ella. Y, antes que entrar a elegir el candidato, es necesario pasar por un proceso de debate y reflexión para definir los rumbos hacia los cuales el nuevo gobierno debe orientarse. Es en este proceso en el que debe escogerse el candidato, eligiendo al que demuestre mejor capacidad de formular, defender y liderar la implementación de un plan de gobierno. Lo que queremos no es el esclavo de las encuestas, sino el líder que unifique, establezca prioridades y de rumbo al país.
Yo quisiera que ARENA ganara, pero no una victoria que, como la del 2004, destruya al país. Otro presidente escogido como se escogieron los candidatos de ARENA de 2004 y 2009, y como el FMLN escogió a Mauricio Funes en 2009, basados en su "popularidad", ya no lo aguanta el país.
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