05 septiembre, 2012

Equipo de Peña Nieto: una buena y una mala


Jorge Zepeda Patterson

Peña Nieto ha dicho que gobernará para todos los mexicanos, sin distingos de posición o ideología. Eso está por verse. Pero por lo pronto lo que está claro es que gobernará para los priístas, sin exclusión de fracciones o regiones. El mensaje al designar su equipo de transición es que Los Pinos no va a ser asaltado por el grupo Atlacomulco, sino por un partido, un partido llamado peñanietismo.

 
La buena noticia es que no nos gobernará una facción política del Estado de México. La mala es que tampoco lo hará una selección de los mejores hombres del país. No hay una convocatoria a líderes de la sociedad civil, sino a cuadros del partido, su partido. El poder será para el PRI y punto. O mejor dicho, para los leales a Peña Nieto y Videgaray.


Por lo menos eso es lo que deja adivinar la lista 45 personas dadas conocer este martes como el equipo de transición del presidente electo.


Ciertamente reserva las dos posiciones centrales para sus dos alfiles: Luis Videgaray Caso y Miguel Ángel Osorio Chong, a cargo respectivamente de las dos únicas coordinaciones (Transición Gubernamental y Política y Seguridad, respectivamente).


El primero ha sido su asesor de cabecera desde que llegó como consultor –de parte de Pedro Aspe– para sanear las finanzas del Estado de México hace cinco años; y el segundo, ex mandatario de Hidalgo, fue pieza fundamental en el reclutamiento de gobernadores para lograr el apoyo a la candidatura de Peña Nieto a la presidencia por parte del PRI.


Se da por descontado que Osorio Chong será el próximo secretario de Gobernación y Videgaray será… lo que él quiera. Es sin duda el hombre con mayor poder e influencia en el equipo de Peña Nieto. Se especula que Videgaray podría ocupar una especie de vicepresidencia ejecutiva en Los Pinos, mezcla de lo que fue Camilo Mouriño y Córdoba Montoya. Pero también podría ocupar la Secretaría de Hacienda si no encuentran al candidato idóneo.


También es cierto que las cinco siguientes posiciones, las vice coordinaciones, están destinadas a cuadros de confianza de Peña Nieto. Por ejemplo, Enrique Miranda Nava, ex presidente municipal de Toluca y montielista de origen. O la propia Rosario Robles que si bien procede del PRD, se acercó directamente a Enrique Peña Nieto para afiliarse al PRI.


O Idelfonso Guajardo Villareal (economista y ex diputado, responsable desde hace tiempo en promover las relaciones del ahora presidente con los empresarios). Y el joven Emilio Lozoya Austin, economista responsable del sector externo, traído al equipo por Videgaray y también cercano a Pedro Aspe.


Un caso similar es el de Carlos Ramírez Marín, quien de ser un cuadro cercano a Beatriz Paredes al quedar huérfano con la caída de la poderosa tlaxcalteca ha sido adoptado por el equipo del presidente electo. En suma, las siete primeras posiciones son cuadros políticos que no tienen otro padrino que la dupla Peña Nieto-Videgaray.


El resto del equipo es de chile, de dulce y manteca, pero la abrumadora mayoría son tricolores. La mitad de este equipo ha venido trabajando con Peña Nieto desde el Edomex o forman parte de los economistas incorporados por Videgaray. Pero la otra mitad representan el esfuerzo del presidente electo por incorporar prácticamente a todas las corrientes priístas en una especie de casting para la formación del futuro gabinete.


Desde el hijo y la sobrina de ex presidentes (Enrique de la Madrid Cordero y Claudia Ruiz Massieu Salinas); hasta cuadros cercanos a la cúpula política como Manlio Fabio Beltrones (Felipe Solís Acero), Elba Esther Gordillo (Roberto Campa) o Pedro Joaquín Coldwell (Carlos Manuel Joaquín González). Hijos de ex gobernadores como Alejandro Murat Hinojosa (quien ya colaboraba en el Edomex). O Alma Carolina Viggiano esposa del gobernador de Coahuila, Rubén Moreira, y cercana a Osorio Chong. Están representadas regiones del territorio como el noroeste con Paloma Guillén Vicente (hermana del Subcomandante Marcos); del occidente como la jalisciense María Esther Sherman Leaño; o Sonora con Ernesto de Lucas Hopkins.


En suma, una astuta estrategia política. No pierde el control del equipo de transición, pero tampoco lo cierra al resto de los priístas. Hace un guiño a todos sus correligionarios pero concede muy poco.


Suma pero sin poner nada en riesgo.


La definición del equipo de transición es una clara muestra de oficio político. No se si esto es una buena o mala señal para lo que nos espera. ¿Usted qué opina?

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