09 septiembre, 2012

Marina de Singapur: el espejo en el que se mirará Eurovegas

EFE


Sheldon Adelson
Sheldon Adelson
El complejo Marina Bay Sands, en la vibrante ciudad-estado del Sudeste asiático de Singapur, es en palabras de Sheldon Adelson, el presidente de Las Vegas Sands, el espejo en el que se mirarán sus inversiones futuras, entre ellas la que se ha concretado con la elección de Madrid como sede de su primer proyecto europeo estimado en 17.000 millones de euros hasta 2022.
"Si voy a otro país haré como en Marina Bay Sands, no usaré el casino como el centro alrededor del cual se construyen las zonas de ocio, haré entidades separadas", indicó en 2010 Adelson al canal CNBC, en una de las escasas entrevistas del magnate de Las Vegas.
Marina Bay Sands es un impresionante complejo de casino, hoteles, restaurantes, zonas de ocio y compras frente a la bahía de Singapur, cuyo Gobierno en 2004 ofreció estos terrenos para un nuevo proyecto inmobiliario.

El complejo de Adelson en Singapur ya no sólo se nutre de las mesas de juego e incluye más de 2.500 habitaciones de lujo a precios que van desde los 285 euros a los 13.000 euros y hasta una piscina en lo alto de los rascacielos con vistas al centro financiero de la ciudad, convertida en una atracción nacional.
El coste de la inversión de Marina Bay Sands fue superior a lo previsto inicialmente, llegó a los 5.500 millones de dólares y tuvo que lidiar con lo peor de la crisis financiera desde 2008.
El proyecto se retrasó un año hasta su inauguración final en 2010, pero la fuerte presencia de turistas asiáticos ha llevado a Adelson a asegurar que en cinco años la inversión se recuperará.
Ese proyecto estuvo sujeto a protestas políticas por promover la siempre cuestionada industria del juego, estuvo condicionado por los precios del acero, la escasez de arena o los cambios en la legislación migratoria.
El megaproyecto dio empleo desde que en 2007 se iniciaron las obras a un "ejército" de unos 245.000 empleados de la construcción, la mayoría provenientes de países como China, Bangladesh o Malasia.
Para la pequeña Singapur, con algo más de 5 millones de habitantes, ese volumen de empleados foráneos era inabarcable y la presión migratoria obligó al gobierno a controlar la concesión de visados, lo que aumentó los costes para los promotores y afectó a las fechas de entrega.
Como ha reiterado Adelson en varias ocasiones, la base de su negocio en Asia, que incluye también megacasinos en Macao y la construcción en ese paraíso chino de las apuestas de un remedo de Las Vegas conocido como "Cotai Strip", se basa en la inclinación de los asiáticos, con poder adquisitivo al alza, por el ocio y el juego.
No obstante, la crisis ha hecho también mella en los asiáticos adinerados y los resultados de la empresa cayeron entre abril y junio de este año un 34,6 por ciento por la reducción de los ingresos en Asia, su principal motor pese a la moderada recuperación de Las Vegas (Nevada).
No obstante, Adelson aprendió las lecciones de la crisis financiera de 2008 en Estados Unidos que aún se sienten en el mundo y especialmente en Europa.
En su comunicado de confirmación del proyecto de "Eurovegas" en Madrid ya dijo que no va a comprometer más del 35 por ciento de capital propio para el complejo.
Para el desarrollo de sus llamados "resort integrados", Adelson confía en la participación de un gran rango de empresas hoteleras, de ocio o inversores que completen el plan de viabilidad financiera del proyecto, algo que está poniendo en práctica en su expansión en Macao.
Adelson no quiere arriesgar una inversión sin la certeza de que la liquidez de la compañía no se verá comprometida y la capacidad del proyecto para generar beneficios estará garantizada.
"Cuando hay que iniciar un nuevo proyecto lo más sabio es hablar con todo el mundo en la industria financiera", ha asegurado Adelson, quien considera que el proyecto debe financiarse a partir de su potencial para hacer dinero y evitar contraer deuda comprometiendo el flujo de caja.
"Eurovegas" va a ser sin duda un desafío de estrategia financiera para Adelson y su equipo, ya que el ambicioso proyecto prevé levantar de la nada 12 hoteles con 36.000 habitaciones, seis casinos y tres campos de golf, algo en lo que tendrán que participar inversores externos y grandes empresas de la industria hotelera y el ocio.
No obstante, Las Vegas Sands ha mantenido hasta el momento la cautela y el viernes ya recordó que la compañía aún debe determinar la extensión del proyecto y su localización concreta, mientras que "los retos económicos dentro de Europa jugarán un papel importante".

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