05 septiembre, 2012

Perverso mandato difuso

José Cárdenas

Rubén Aguilar Valenzuela, quien fue coordinador de Comunicación Social y vocero de Vicente Fox, ha analizado el periodo “perverso” en el cual cae la vida mexicana entre los días posteriores al último informe de un presidente y la toma de posesión del sucesor.
Podría haberlo hecho también si se refiriera el lapso entre el resultado electoral y la protesta del cargo —152 días largos—, pero esa es otra historia.
“En México es donde el traslado del poder tarda más tiempo. La media en el mundo es entre 30 y 60 días; en Gran Bretaña y Francia, es de diez”. El ex vocero presidencial recomienda una transición de no más de 45 días… para evitar más espectáculos peligrosos.

Lo que Aguilar Valenzuela quiso decir es que en este largo periodo, entre que uno se va y el otro llega, se crea un largo tiempo perdido para ambos. El saliente pierde poder y el entrante no puede ejercerlo… a gusto.
Para el jurista Diego Valadés, “es justamente el actual periodo de transición el más crítico que ha vivido México desde que entró en vigor la Constitución de 1917: debilitamiento del régimen jurídico, economía inestable, violencia, decisiones polémicas de fin de sexenio y un litigio postelectoral”. No exagera.
Lo que Valadés quiso decir es que, entre una fecha y otra, el juego democrático consiste en rebanar tajadas de poder.
Sin embargo y aun cuando se debe reconocer la irracionalidad y la inviabilidad del larguísimo periodo de mando difuso, el conflicto poselectoral hará necesario el gobierno de Felipe Calderón hasta las últimas horas… con acciones precisas y hechos contundentes.
Si en verdad el Presidente quiere ayudar a su sucesor —como lo dijo en su mensaje de despedida— deberá resolver “las inquietudes” de su enemigo natural contra Peña Nieto.
En ese sentido, Andrés Manuel —que siempre no se irá a su finca chiapaneca de retumbante nombre— vive en el mejor de los mundos: tiene casi tres meses para golpear, un día sí y otro también, a sus dos adversarios. Tirarle a dos pájaros con la misma piedra.
…y Calderón tendrá que poner la cara no sólo por él. Para evitar males mayores trabajará para proteger al sucesor priista… a quien, por cierto, nunca ha soportado ni tantito.
Así son las paradojas de la política.
MONJE LOCO: Listos los 46 del equipo peñanietista de transición. El dream team es de mayoría mexiquense, nativa o adoptada. Hasta arriba, obviamente, Los Hombres del Presidente (electo): Luis Videgaray Caso y Miguel Ángel Osorio Chong. El águila bicéfala tendrá alas enormes. Con Videgaray, “juntos hacia adelante”, Ildefonso Guajardo, la ex perredista Rosario Robles, Emilio Lozoya Austin y Marcela Velasco. Con Osorio Chong, Jorge Carlos Ramírez Marín y, abajito, Enrique Miranda y Alfredo Castillo Cervantes. Gente clave: Aurelio Nuño, Sebastián Lerdo de Tejada, Gerardo Ruiz Esparza, Alfonso Navarrete Prida y Claudia Ruiz Massieu. Reviven Roberto Campa, María de los Ángeles Fromow y Enrique de la Madrid… Eso sí, muy pegaditos Peña tendrá a “sus imprescindibles”: David López (comunicación) y Erwin Lino (secretario particular)… PUNTO Y APARTE: Hoy se reúnen, por la tarde, Calderón y Peña para la foto… y para alinear la transición de terciopelo. En el Estado Mayor Presidencial, siempre apartidista, también afinan la sucesión los generales Javier Castillo y Roberto Miranda (homónimo del que fue jefe del EMP con Ernesto Zedillo).

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