24 octubre, 2012

El abominable hombre de las “nueve”

José Cárdenas

        En memoria de don Luis de Llano Palmer.
Así le llamábamos en la redacción a un detestable personaje que a esas “malditas” horas bajaba del “olimpo” con la tijera bien afilada para cortar del “aire” las notas indeseables.
No sé por qué me acordé de él, luego de ver el debate de los candidatos a la Presidencia de Estados Unidos… que fue precisamente a las nueve y cortaron de tajo nuestros temas incómodos: migración, narco y violencia. Vamos, ni siquiera tuvo espacio el rotundo fracaso del ridículo programa Rápido y Furioso.
–¿El “patio trasero” no es tema?


Qué malos modos de ignorar al vecino incómodo. Claro, ni que fuéramos Libia, Afganistán, Irak, Egipto… o cuando menos Irán.
Los mexicanos podríamos estar tristes. Prácticamente no existimos como prioridad en la escala de valores de quienes dominan al mundo. Total, cada quien sus virus “domésticos”.
Aun así, los debates en EU deberían servirnos de ejemplo.
No es que admire lo que hacen allá comparado con lo que solemos hacer por acá, cuando muchos mexicanos tenemos que “soplarnos” los debates de nuestros aspirantes a la Presidencia de la República… aunque no sean a las nueve. No.
Percibí cómo las encuestas inundan el panorama electoral de la Unión Americana; cómo ambos contendientes andan parejos; cómo Mitt Romney salió a pelear el voto de las mujeres que mandan en casa y aun prefieren al presidente Barack Obama; cómo el republicano se mostró menos belicoso y más pacifista… de dientes pa’fuera; cómo cada cual está peleando, palmo a palmo, aquellos estados de la Unión que a estas alturas permanecen indecisos; cómo si en este momento fueran las elecciones estadunidenses, Romney ganaría el voto popular, es decir, tendría más votos que Obama… unos 50 millones; cómo en una democracia indirecta no gana quien obtiene más votos a nivel popular, sino quien obtiene más delegados electorales —porque los ciudadanos de EU no eligen a su presidente sino a un delegado electoral quien a su vez elige al mandatario—; cómo aunque el republicano ganara el voto popular, el demócrata volvería a ser el presidente de EU, porque tiene más posibilidades de conseguir los 270 delegados electorales, necesarios para alcanzar la victoria; cómo Romney y Obama pelean con uñas y dientes los estados indefinidos, donde prevalece la población hispana…
También vimos cómo cada candidato pudo decir lo que le dio la gana…
Me dio coraje comparar el debate gringo con los nuestros que resultan más tiesos que un cadáver. Acá, apestan a naftalina. Son obsoletos. Parecen rigurosos concursos de televisión de gobierno para demostrar quién de los contendientes termina por ser el “rival más débil”.
Los debates mexicanos, debiendo ser más, acaban siendo mucho menos. En cambio, los debates en Estados Unidos permiten la discusión abierta de “sus” prioridades nacionales. Responden al interés ciudadano. Obligan a los contendientes a responder las preguntas directas del rival… permiten a las audiencias conocerlos mejor. Valorarlos o despreciarlos sin censura ni falsos protocolos como acá, donde no se privilegia la democracia sino dizque el respeto a la civilidad política.
Nos guste o no, allá no le juegan al subdesarrollo aun a riesgo de quedar como “los abominables hombres de las nueve (con todo y tijeras)”… y ganaron más audiencia que los playoffs rumbo a la Serie Mundial.
MONJE LOCO: Vaya una apuesta para que dentro de seis años, acá, no se repitan los debates con sazón a chorizo, nopal, frijol y epazote… por indigestos. Mientras, los Yankees go home

No hay comentarios.: