El desplome de Colombia llama a la reflexión.
El peligro que corría Colombia como nación estructurada
democráticamente, donde se habían ensayado varios métodos para
doblegarla, parecía previsible. Los métodos más virulentos para
despojarla de su envestidura democrática, los de la vía armada para
asumir el poder, parecían haber fracasado bajo el liderazgo de
Alvaro Uribe, que prácticamente neutralizó la guerrilla marxista de
las FARC y puso bajo control otros grupos subversivos.
Lamentablemente y como bien reconoce el destacado columnista
colombiano, Ricardo Puentes Melo: “ Es que nadie ha pensado ni por
un solo momento en que los propósitos de los maleantes comunistas
nunca cambian, y que indultarse es apenas una estrategia más para su
fin único: La toma del poder”.
Aquí comienza la esencia de este análisis, como las fuerzas
malévolas de la izquierda son capaces de desarrollar iniciativas que
refuerzan su estrategia para subvertir el poder democrático. Muchos
ingenuos o mal intencionados como el presidente Obama, no consideran
un peligro a los que no cuentan con la fuerza militar para imponerse
y lograr el poder por la fuerza. Sin considerar esta nueva versión,
más inteligente y sofisticada que es la penetración ideológica,
donde convierten a la supuesta fuerza enemiga en su propia fuerza.
El dudoso proceso de paz colombiano
El dudoso proceso de paz colombiano
Por Dr. Darsi Ferret
Por Dr. Darsi Ferret
El anuncio público del presidente
colombiano, Juan Manuel Santos, de establecer una mesa de negociaciones
con la narco guerrilla de las FARC causa sorpresa, escozor y hasta
incertidumbre. ¿Puede considerarse el fin de la larga guerra en
Colombia sin tener en cuenta su sostén financiero y la red mercantil
continental, incluidas la transportación y venta de droga, especialmente
con destino a los Estados Unidos? ¿Es creíble un arreglo como el que se
propone el gobierno colombiano con la guerrilla comunista, limitado a
un acuerdo de paz nacional? ¿Qué beneficios pueden aportar al diálogo
entre el gobierno y la guerrilla la participación de Cuba y Venezuela?
Es
justo intentar llevar la paz a un país que por demasiado tiempo ha sido
azotado por la violencia y el terrorismo de fuerzas subversivas. Más,
¿es posible emprender ese cometido sin tener en cuenta factores externos
que quedan fuera del escenario, y también determinan, como el destino
de la droga y la fuente que los financia? ¿O la reorganización del
tráfico que bandas criminales intentan desplazar a Centroamérica?
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