La iniquidad de la equidad
Por
Armando Ribas
Un
despotismo electivo no fue el gobierno por el que luchamos.Thomas Jefferson
Las elecciones de Venezuela muestran una vez más la
vigencia de Fidel Castro en nuestro continente al Sur del Rio Grande, con
algunas excepciones. Pero “dime con quien andas y….”Es evidente que el concepto
del Rule of Law, que como he dicho en otras oportunidades, carece de una
traducción conceptual, no existe como alternativa. Ya John Locke había dicho
“No hay libertad sin ley”. El problema pendiente es definir cuál es la ley o
leyes que permiten la libertad. La discusión política en la actualidad parece
sustentarse únicamente en la existencia o no de elecciones para definir la
democracia.
Por tanto lo que se define supuestamente por el pueblo
es tan solo quién gobierna y no cómo se gobierna. Asimismo existe la posibilidad
de la reelección y se ignora la sabia advertencia de Juan Bautista Alberdi al
respecto cuando escribió: ”Admitir la reelección es extender el término de la
presidencia. El presidente tiene siempre medios para hacerse reelegir y rara
vez deja de hacerlo”. A los hechos me remito.
El triunfo de Chávez con fraude o sin fraude es otra
prueba manifiesta de esta preclara advertencia. En sus 14 años de gobierno,
durante el cual el precio del petróleo alcanzara los niveles más elevados de la
historia, la economía venezolana se ha deteriorado. En ese período, tal como lo
expone Alvaro Vargas Llosas, aumentó la criminalidad, cayó el salario real un
40% y se enriquecieron los empresarios acomodados con el gobierno. Esta última
es la esencia del fascismo, que acorde con la experiencia de Lenin que
descubrió que solo los capitalistas sabían hacer las cosas (SIC). Ergo donde no
hay derechos existe la colusión, tal como ocurre en Cuba con los Hoteles Meliá
y los Castro. Al mismo tiempo es un hecho manifiesto que Chávez es el discípulo
predilecto de Fidel Castro, el criminal más grande que cuenta la historia de
nuestra América Latina.
En función de esa alianza es un hecho notorio que
asimismo concuerda con las FARC a quienes ha financiado. Y no menos importante
siguiendo a su maestro ha tenido relaciones con el narcotráfico.
En el otro aspecto de las elecciones tenemos el
discurso del candidato opositor el Sr. Capriles quien en la aceptación de su
derrota manifestó demagógicamente su disponibilidad a los deseos del pueblo. El
pueblo, si es que se quiere utilizar esa entelequia universal, puede decidir
quién gobierna pero no decide lo qué se va a hacer. Cuando el pueblo gobierna
de hecho el que gobierna es el dictador de turno, que es quien en última
instancia define en su propio beneficio qué es lo que el pueblo quiere. Así ha
gobernado Castro durante 52 años y en ese período ha destrozado la economía más
adelantada de América Latina al momento de su llegada al poder, y por supuesto
de libertad ni hablemos. Recuerden, cuando el pueblo tiene derechos, el
individuo carece de ellos.
Podría decir entonces que las elecciones venezolanas
las ha ganado Fidel Castro mediante su discípulo y compañero de ruta Hugo
Chávez. Tanto así que este sujeto deleznable le dedicara su triunfo a Fidel
Castro. Y aun ante esta realidad y cínicamente ignorando los crímenes de
Castro, los presidentes de América Latina felicitan a Chávez por la democracia
en Venezuela y su aparente triunfo. Y digo aparente pues cada día llegan más
noticias respecto a la evidencia del fraude electoral que Capriles no se
atrevió a delatar. Podría hasta comprenderlo en esta actitud pues la
alternativa a la aceptación de la derrota era la Guerra civil amenazada
previamente por el triunfador. Y recordemos a José Martí: “Ver cometer un
crimen en calma, es cometerlo”.
Es un hecho notorio que cuando los gobernantes
disponen ilegalmente del poder absoluto, jamás van a permitir el perderlo
legalmente. Esa admisión de hecho significaría obviamente no solo la pérdida
del poder, sino la posibilidad de ser legalmente condenados por los abusos del
poder y por supuesto por la corrupción implícita en tales sistemas
dictatoriales. Insisto entonces que no obstante estas realidades todos los
presidentes de América Latina, con la excepción de Piñera han mostrado su
alegría ante el triunfo de Chávez, que aparentemente consideran un triunfo de
la democracia. Es decir que Fidel Castro prevalece a través del Socialismo del
Siglo XXI.
Diría pues que a los venezolanos solo le queda una
esperanza de revertir el camino de Cubazuela, y es que Dios se apiade de ellos
como no hiciera con los cubanos. Ya debiéramos de haber aprendido que la
continuidad en el poder es el eje de la dictadura, y su consecuencia la falta
de libertad, que determina asimismo crecimiento de la pobreza en nombre de los
intereses generales y del bien común. No olvidemos tampoco que en la lucha por
la libertad universal están pendiente asimismo las elecciones próximas de
Estados Unidos. Y dicho sea de paso todo parece indicar a partir del último
debate de los candidatos que la situación política de América Latina se ignora
en la política exterior americana cuya preocupación sólo parece ser el Medio
Oriente.
En fin es hora de que nos percatemos de que en
Occidente impera la demagogia en nombre de la equidad del socialismo que como
señalara Aristóteles, es una iniquidad, que determina el poder absoluto y la
pérdida de la libertad. Es el triunfo de la supuesta democracia mayoritaria que
ignora el Rule of Law. Es decir que las mayorías no tienen el derecho de violar
los derechos de las minorías, el límite al poder político en reconocimieto de
la naturaleza humana y el respeto por los derechos individuales a la vida, a la
libertad a la propiedad y a la búsqueda de la propia felicidad.
En esa república juega un rol fundamental el poder
judicial que es quien determina qué es la ley. Así Adam Smith destacó que
cuando el poder ejecutivo está Unido al poder Judicial la justicia es pura
política (SIC). Lamentablemente esta realidad es aparentemente ignorada en
Occidente, casi olvidada en Estados Unidos y por supuesto desconocida en
América Latina.
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