31 octubre, 2012

La mirada de Humberto Moreira



La mirada de Humberto Moreira

Carlos Marín

La primera vez que Humberto Moreira vino a El asalto… (uno de los viernes musicales con Jaime Almeida) comenté que el entonces gobernador de Coahuila “parece hombre…”. El profesor brincó: “¿Qué pasó?”, y completé: “… lo es”.
 
Volví a invitarlo cuando, siendo aún dirigente nacional del PRI, capoteaba un feroz linchamiento por el escándalo de los papeles falsificados con que se incrementó la deuda de su estado.


Aunque yo sabía que no requería de falsear nada para obtener los préstamos, me llamó la atención que me mirara directo a los ojos, presumiéndome obras que para verlas, se ufanaba, no se necesitaba pasaporte, porque no estaban en Dallas o en Houston, sino en Saltillo y otras muchas localidades coahuilenses.


Este lunes volvimos a platicar.


“No se pidieron créditos para gastar, sino para invertir”, afirma. “Y me duele que José Eduardo no haya visto el desenlace: yo no hice nada irregular”.


Supongo que si fuera falsificador o rata, Moreira ya estaría en la cárcel.


Llorosa hoy, su mirada de viudo de hijo sigue clavándola con la firmeza que no suelen tener los delincuentes.

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