24 octubre, 2012

REPRUEBAN 4 DE CADA 10 MAESTROS... ¿LA PUNTA DEL ICEBERG?

Por Ricardo Alemán.

elburricebergDice el refranero popular que no hay fecha que no llegue ni plazo que no se cumpla. El pasado lunes, la espera terminó para al menos la mitad de los maestros de primaria.
 
Y es que luego del accidentado proceso de evaluación universal –en los meses de junio y julio– finalmente sabemos qué tan buena –o qué tan mala– es la preparación de los docentes de educación básica.
 
De acuerdo con las cifras que compartió José Ángel Córdoba Villalobos –secretario de educación– cuatro de cada diez profesores de primaria deberán regresar al salón de clases de forma "inmediata" para, por decirlo suave, reforzar sus áreas de oportunidad.


Este porcentaje de ineficiencia se reparte de manera desigual entre los estados de la República. Es decir, en algunas entidades la crisis educativa es alarmante mientras que en otros sólo es grave.


Sin embargo, todo hace suponer que este desalentador panorama no ha mostrado su peor cara. Ya que las cifras que se dieron a conocer son sólo las de maestros de primaria; es decir, que todavía se desconoce el nivel de ignorancia que existe en el nivel pre escolar, en las secundarias, preparatorias y, claro, en las universidades.


De igual forma, nadie ha venido a aclarar a qué aulas de clases irán estos maestros incapaces. Y es que poco menos de la mitad de los docentes no cuenta con la preparación adecuada, y podría ser que este asunto acabe en tuertos aleccionando a ciegos. Una situación que, por donde se vea, no haría nada por mejorar la precaria situación de la educación primaria.


Y, finalmente, como apunta Carlos Loret en su más reciente colaboración en El Universal; la prueba universal sólo se aplicó al 52% de los maestros; en otras palabras, que nadie sabe qué tan bien –o qué tan mal– está el otro 48%.


En su columna, el conductor de noticias, revela que no hubo un maestro que aprobara la evaluación de forma satisfactoria. O sea, que el 100% de los docentes requieren atención inmediata o "de corto plazo".


Lo anterior sin obviar que, en promedio, los maestros que tomaron la prueba obtuvieron un 5.8 de calificación. Es decir, que la mayoría de quienes forman a las y los niños mexicanos lo hacen a pesar de estar reprobados.


No hace falta señalar que el escenario es todo menos inspirador. Por eso, luego del reporte de guerra viene a cuenta preguntar, ¿qué otra evidencia ocupan las autoridades mexicanas para dimensionar la profunda crisis educativa en que vivimos?


¿Por cuánto tiempo seguirán haciendo como que nada pasa?


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