19 noviembre, 2012

Biógrafa de Petraeus lamenta su romance con él

 

Foto del 13 de julio del 2011 del ex comandante de las fuerzas internacionales en Afganistán, el general Davis Petraeus, izquierda, y Paula Broadwell, su biógrafa y presunta amante.
Foto del 13 de julio del 2011 del ex comandante de las fuerzas internacionales en Afganistán, el general Davis Petraeus, izquierda, y Paula Broadwell, su biógrafa y presunta amante.
ISAF / Foto AP

Associated Press

Paula Broadwell está devastada por el resultado de su romance extramarital con el general retirado David Petraeus, lo que causó su salida como jefe de la CIA, dijo una persona cercana a la mujer.
Broadwell lamenta profundamente lo que ha hecho a su familia y a todos los demás y que está tratando de reparar eso y seguir adelante, dijo la persona, quien habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizada a hablar con la prensa.


Un grupo de amigos y vecinos dieron la bienvenida a Broadwell, su esposo Scott y sus hijos menores cuando regresaron a su casa en Charlotte, Carolina del Norte, después que Broadwell pasara más de una semana acosada por la prensa cuando estuvo quedándose en casa de su hermano en Washington. Familiares dijeron que estaba abrumada por el apoyo de sus vecinos.
Aunque Petraeus sólo ha dado una entrevista y comunicó su arrepentimiento por el amorío a través de amigos y gente cercana, este es uno de los primeros mensajes al público de Broadwell.
El FBI todavía está investigando a Broadwell por los documentos confidenciales encontrados en su computadora y en su casa, los cuales, según los investigadores, recabó la autora mientras investigaba para su biografía sobre Petraeus en Afganistán. Los investigadores indican que muchos de los documentos son viejos y posiblemente ya no sean secretos a pesar de sus etiquetas, y agregaron que Broadwell les dijo que no los consiguió con Petraeus.
El FBI se enteró del romance después de rastrear correos electrónicos anónimos que al parecer Broadwell envió a Jill Kelley, una socialité de Florida, para exigirle que se alejara de Petraeus y del comandante en Afganistán John Allen.
Kelley era una especie de enlace social para el Comando Central. Organizaba fiestas en casa de ella y su esposo, donde altos funcionarios podían conocer a la élite de Tampa. Los oficiales dijeron que Kelley se mantuvo en contacto casi constante con Allen y antes con Petraeus, aparentemente aprovechando su amistad con los comandantes de cuatro estrellas para hacer avanzar su estatus social en la comunidad con arraigo militar de Tampa.
El escándalo se extendió cuando el Pentágono abrió un expediente para investigar la copiosa correspondencia entre Kelley y Allen, buscando posible evidencia de una relación inapropiada entre los dos casados.
La nominación de Allen para encabezar el Comando Europeo de Estados Unidos está pendiente a la espera de los resultados de la investigación, aunque las autoridades ahora reconocen sólo un puñado de emails entre Kelley y Allen son insinuantes o de naturaleza cuestionable.
El FBI no encontró razón para investigar más a Petraeus, pero la CIA ahora está investigando si el ex general se comportó inapropiadamente, como posiblemente utilizar recursos de la agencia para profundizar el romance.

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