28 noviembre, 2012

Conteo regresivo. José Cárdenas

De aquí al sábado, vienen horas decisivas.
El Presidente electo regresa de visitar a los vecinos del norte para afinar los detalles del equipo y el andamiaje que sustentarán el arranque de su gobierno.
Se ha hablado hasta el cansancio de los hombres de Peña Nieto. Resulta a estas horas el secreto mejor ventilado a los cuatro vientos.
Nadie duda que Luis Videgaray irá a Hacienda y Miguel Osorio Chong a la supersecretaría de Gobernación. Ambos son, por mucho, los hombres más cercanos al próximo Presidente. Sus brazos “fuertes”. Noticia sería que no estuvieran.


El tercero en el orden al bat tampoco se discute demasiado. Hablamos de Jesús Murillo Karam, el hidalguense encargado de defender el triunfo electoral del PRI ante los tribunales… y de operar en San Lázaro con destreza. Murillo Karam pedirá licencia como diputado federal. Antes, le entregará al Presidente de la República la banda del poder que en esta ocasión también simboliza el retorno del PRI después de 12 años largos… y de ahí, sin escalas, podría volar a la Procuraduría General de la República, previa ratificación del Senado. Mero trámite.
Pero en el pequeño círculo que arropa al Presidente electo hay un cuarto mosquetero o cuarto general —llámelo como quiera—.
Pedro Joaquín Coldwell, seguramente va a estar en el dreamteam. El quintanarroense tuvo un destacado papel al hacerse cargo de un partido que estaba revuelto, sobre todo por la presidencia de Humberto Moreira. Peña Nieto le debe a Pedro Joaquín el magnífico trabajo de haber mantenido a los priistas unidos… y también un “golazo” de último minuto. Pedro Joaquín desactivó, de momento, cualquier posibilidad de choque con los partidos pesados, mediante su propuesta de acuerdo político para buscar coincidencias en los temas sociales, económicos, de seguridad, derechos humanos, transparencia y gobernabilidad. Dio un paso al más allá de la perpetua coyuntura electoral. Más que a Turismo, tal desempeño lo apuntaría a una posición en la que pueda hacer gala de su capacidad para el manejo político. La Secretaría del Trabajo sería una buena opción… –¿Para lidiar con el enemigo en casa?
–¿Más protagonistas? Conste que nada está confirmado.
Emilio Lozoya Austin podría quedarse en la cancillería, aunque otros hablan de Eduardo Medina Mora; Ildefonso Guajardo parece cantado para la Secretaría de Economía; Gerardo Ruiz Esparza, dizque cincho en la SCT… No olvide anotar a Emilio Chuayffet, a Rosario Robles, en los temas sociales… y a Andrés Antonius y Aurelio Nuño, pegaditos a la primera oficina del país.
Mientras llegan los nuevos, al menguado presidente Calderón sólo le quedan tres hojas en el calendario, 72 horas en el reloj... y muchos muertos por la violencia —101 mil, según México Evalúa—. Es la ley de la gravedad política. Nada que hacer.
MONJE  LOCO: Diputados perredistas derriban vallas en San Lázaro. Al grito de “El Congreso no es cuartel” protestaron contra la política del garrote. Su líder, Silvano Aureoles, brinca por ellos: “Sólo defendimos a los vecinos y su derecho al libre tránsito”… Él declara y yo pregunto, ¿dónde estaban los perredistas defensores de la libertad democrática cuando hace seis años López Obrador bloqueó Paseo de la Reforma? ¿Sólo cuando la izquierda hace mitote, vale la protesta? ¿Todo lo demás es represión? PUNTO Y APARTE. Nos dijo Pedro Joaquín que el gabinete se dará a conocer hasta el viernes. Él ni se encarta ni se descarta… sino todo lo contrario.

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