19 noviembre, 2012

Perú: Sobre la propuesta de prohibir la venta de alcohol cerca de los centros educativos

por Alfredo Bullard

Alfredo Bullard es un reconocido arbitrador latinoamericano y autor de Derecho y economía: El análisis económico de las instituciones legales. Bullard es socio del estudio Bullard Falla y Ezcurra Abogados.
¿Qué distancia debería existir entre un congreso y un centro educativo? Sugiero que doscientos metros. Hay que proteger a nuestra juventud.
Cuanto más cerca esté el parlamento de un colegio o una universidad, más probable será que nuestros niños y jóvenes escuchen debates plagados de absurdos y sean testigos del mal ejemplo y de un uso inadecuado de la razón.

Los niños podrían aprender que la propiedad no existe, que los contratos no deben cumplirse, y que los derechos no deben respetarse y pueden ser borrados por alguna ocurrencia pintoresca. Podrían creer que robar luz o televisión por cable o falsificar documentos son conductas de lo más normales. O considerar que es legítimo que las leyes se den para favorecer a la familia o a los amigos.
Ojalá algún parlamentario, en un acto de desprendimiento y humildad, decida presentar un proyecto de ley en el que se prohíba que el congreso, y en general cualquier oficina parlamentaria, pueda funcionar tan cerca de donde el futuro del país recibe su educación. Pero dudo que ello ocurra.
Hablando de distancias y malos ejemplos, veamos una de las últimas ocurrencias de estos particulares personajes. Se les ha ocurrido que no se podrá vender licor a menos de 200 metros de un centro educativo de cualquier nivel.
No se podrá vender ni en tiendas, ni en bares, ni en restaurantes, ni en supermercados. Saque su cuenta. Doscientos metros significa que en un centro educativo que ocupe una manzana tendría por lo menos doscientos cincuenta mil metros cuadrados (como veinte manzanas) sin venta de licor. Si hay otros centros educativos en la zona el área puede crecer y crecer y crecer, creando áreas enormes en la ciudad en las que virtualmente se habría creado una ley seca permanente. Y cada vez que se instale un nuevo centro de estudios habrá que expulsar a todos los que vendan alcohol en las inmediaciones.
¿Y los derechos de las personas? ¿Y si invertí en un negocio de venta de licor o un restaurante o cebichería donde la gente va a tomarse sanamente unos traguitos? ¿Ahora cómo recupero mi inversión? ¿Dónde quedan mis derechos?
Claro que nos dirán que están protegiendo a la juventud. Me parece muy bien que no se les venda licor a menores. Pero la respuesta a eso es la prohibición (que ya existe) de venta a menores y no la prohibición de venta en toda una zona. Si el Estado es incapaz de fiscalizar efectivamente el cumplimiento de la ley, ello no es excusa para prohibir toda una actividad. Es como cubrir la incapacidad de hacer cumplir las reglas de tránsito con una prohibición para que circulen los automóviles.
En el supuesto de que tal barbaridad fuera constitucional, en el análisis costo-beneficio del proyecto no está contemplado como costo la indemnización que el Estado, de acuerdo al artículo 205 de la Ley del Procedimiento Administrativo General, tendrá que pagar a todos los comerciantes y empresas afectadas. Según esta norma, la revocación de un permiso o autorización, como la que existe para vender bebidas alcohólicas (incluso, de acuerdo al artículo 203 de la citada norma, cuando la revocación se base en una ley) genera el derecho a ser indemnizado. Ello solo desarrolla lo que dice la Constitución: nadie puede ser privado de la propiedad (que incluye las titularidades vinculadas a su uso y explotación) sin el pago previo de una indemnización.
Esta figura, contemplada en el Perú, y conocida como expropiación blanca o expropiación regulatoria, vive oculta en la ignorancia de los congresistas que ni siquiera saben del enorme costo que el Estado tendrá que asumir por su gracia, pagando por el flujo de venta que todos los comerciantes y empresas afectadas perderán. ¿De dónde va a salir ese pago? ¿Del sueldo de los congresistas? Sí, mejor mantengámoslos alejados de nuestra juventud. Son seres muy peligrosos.

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