09 noviembre, 2012

Reforma laboral: dos lecciones



Reforma laboral: dos lecciones

Pablo Hiriart

Nada nuevo bajo el sol: PAN y PRI sacaron adelante la reforma laboral y afinaron los artículos más controvertidos de la iniciativa, hasta llegar a los acuerdos necesarios.
 
La “alianza perpetua” entre PAN y PRD que anunció Gustavo Madero la semana pasada, duró menos de ocho días.
 
Tal alianza no pasó la prueba de la realidad. Imposible, pues. ¿Qué alianza pueden hacer los que están a favor de una reforma y los que quieren tirarla?

 

La “perpetuidad” de la coalición antiPeña acabó entre recriminaciones e insultos de diputados perredistas hacia sus colegas de Acción Nacional por haberse “rajado” en lo que se refiere a democracia sindical.


El PAN, sin embargo, no se “rajó” en el tema de democracia sindical, como vulgarmente dicen algunos legisladores del PRD. Simplemente llegó a un acuerdo con el PRI y logró sacar adelante lo sustantivo de su propuesta.


Obviamente lo que el PRD quería era desbarrancar la reforma laboral, pero no pudo. Y por eso el enojo y el insulto a los diputados del PAN.


Los panistas de la Cámara de Diputados aceptaron agregar al artículo 371, que define las modalidades de elección de dirigencia en los sindicatos, el método indirecto como una posibilidad. Y esa posibilidad, a fin de cuentas, la deciden los trabajadores.


Salvo lo que ocurra en la Cámara de Senadores, al PAN le fue bien con su insistencia en el tema de democracia sindical y rendición de cuentas. Sacó adelante lo sustantivo de su propuesta.


Acción Nacional tuvo que ceder en algo y el PRI también. Así es la política cuando hay intenciones de llegar a acuerdos.


Fue un triunfo de los sectores modernizadores de uno y otro partidos. Y fue una demostración palmaria, pedagógica, para el PAN y para el PRI, que en materia de reformas están condenados a ponerse de acuerdo.


Si por algunos líderes dinosáuricos del PRI fuera, la reforma no habría pasado ni en lo laboral ni en lo sindical. Cedieron.


Y si la decisión hubiera estado en manos de los sectores más recalcitrantes del PAN, esa negociación habría reventado si los priistas osaban cambiar una coma de lo que envió el Presidente. También cedieron.


Prevaleció el buen juicio. Prevaleció la buena conducción de Beltrones (PRI) y de Alberto Villarreal (PAN).


Prevaleció la política, por encima de protagonismos cortoplacistas.


Queda pendiente el artículo de que los contratos colectivos, una vez acordados entre empresa y sindicato, deben validarse en la asamblea. Tal propuesta fue producto de la alianza Barrales-Lozano en el Senado, y habrá que ver cuál es la salida que le van a dar los senadores.


Dos lecciones: las reformas las sacan PAN-PRI. Y en política no hay “alianzas perpetuas”.

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