21 diciembre, 2012

El pavor a Morena y las fobias a Calderón

Francisco Garfias

Media docena de diputados del PRD están en pláticas para integrarse a las filas del Movimiento Ciudadano. Quieren sumarse a Gerardo Villanueva y Rodrigo Chávez. Lo asegura una fuente cercana a Ricardo Monreal, coordinador de los diputados del MC.
No sabemos si todos brincarán a la otrora bancada naranja, pero nos dicen que por lo menos cuatro ya están amarrados.
El MC es el grupo más cercano a Andrés Manuel López Obrador.
Nos atrevemos a decir que es el precursor de Morena en la Cámara de Diputados. Con los cuatro perredistas que dicen tener, la bancada sumaría 22 legisladores. Pasarían a ser la quinta fuerza de las siete que están representadas en el Palacio Legislativo. Por arriba del PT y de Nueva Alianza.


 El dilema del PRD es precisamente ése. No saben de qué tamaño viene Morena. Los Chuchos ya hicieron su apuesta. Van por una izquierda institucional, a la que no le asusta ni le molesta el diálogo con el gobierno de Peña. López Obrador se presenta como la única oposición real. El hombre que no hace pactos con lo que llama “la mafia en el poder”, el único que puede cambiar a México.
La penetración del discurso del tabasqueño dependerá, en mucho, de que Peña Nieto gobierne en sintonía con la sociedad y le siga dando cancha a la oposición. Si hay inconformidad, El Peje crece y su movimiento se multiplica, pero si las cosas caminan como hasta ahora, difícilmente tendrán cabida las posturas radicales.
 En el PAN las cosas están muy difíciles. Para nadie es un secreto que el descontento crece entre los legisladores calderonistas por la forma —y no el fondo— como Madero se ha sumado al Pacto por México y los argumentos que esgrime: es la agenda del PAN.
Pero también que haya colocado al frente de las negociaciones a dos agraviados de Felipe: Creel y Molinar.
“La gente no se pone a pensar que el Pacto contiene partes sustanciales de la agenda del PAN. Lo que ven es que es la agenda del Presidente”, razonaba ayer un legislador azul cercano a Felipe.
En otras palabras, las medallas son para Peña.
 En el próximo periodo de sesiones muy probablemente se presente la reforma energética. Incluye cambios a la Constitución. Para aprobarla se requiere una mayoría de dos tercios en ambas cámaras federales. No vemos al PRD empujando la apertura de Pemex a la inversión privada. Jesús Zambrano está en la encrucijada. La aprobación del PAN es indispensable para que la reforma transite.
El legislador calderonista dejó entrever que presionarán a Madero para que, a cambio del apoyo del PAN a esta reforma, el PRI-gobierno se comprometa a otra reforma electoral que ponga el “piso parejo” para todos los contendientes.
“Los priistas tienen el dinero, los medios, 20 gobernadores. Si competimos con las reglas actuales, nos avasallan”, anticipó.
Y resumió los motivos por los que, a su juicio, el PAN y el PRD se han sumado al Pacto por Mexico, en beneficio de Peña Nieto: “El pavor a Morena y la fobia de Madero, Creel y Molinar a Calderón”.
 El SNTE ya tiene otro villano favorito (además de Emilio Chuayffet y Manlio Fabio Beltrones): el gobernador de Guerrero, Ángel Heladio Aguirre. A los integrantes de la cúpula de ese sindicato no les hizo gracia que el gobernador de Guerrero haya balconeado, ante el presidente Peña, que el SNTE tiene 12 mil aviadores en el estado.
El mismísimo Juan Díaz, secretario general del sindicato, aprovechó su estancia en San Lázaro para acusar a Aguirre de ser un “irresponsable” por hacer esas declaraciones. Lo acompañó José Hilario Ruiz Estrada, secretario de la Sección 14 de Guerrero, cuya misión era “desmentir” al mandatario perredista. “En la Sección 14 tenemos 120 comisionados, nada más”, aseguró Ruiz.
Hay una diferencia de diez mil 180 comisionados entre las cifras del gobernador y las que admite el sindicato. ¿Uno de los dos miente? ¿Ya supuso quién es el Pinocho? ¡Yo también!
 Juan Díaz nos aseguró que “no hay ninguna posibilidad” de que veamos al SNTE ocupando las calles para presionar a favor de sus demandas. “No es nuestra estrategia. Hay que hacerlo con inteligencia y sin afectar el servicio educativo”, dijo. ¿Alusión a la CNTE? 
El hombre venía muy a tono con el pataleo, la víspera, de Elba Esther Gordillo, por la aprobación de la famosa reforma educativa que reduce el férreo control que la sindicalista tiene sobre la educación.
 Díaz llegó enfadado a San Lázaro. Le zumbó a los diputados. Le zumbó al secretario de Educación. A los legisladores les endilgó el mismo calificativo que a Ángel Heladio: son unos “irresponsables” por no asignar a la Educación suficiente presupuesto.
“Se llenan la boca que si el sistema educativo, que si la educación es la palanca de desarrollo de transformación, pero a la hora de canalizar recursos, no los canalizan.”
A Chuyaffet le reprochó no aplicarse para pedir más recursos, sobre todo ahora que se viene “la gran reforma educativa”.
“¿Quién tiene que gestionar los recursos? La Secretaría de Educación Pública. Pero aquí estamos dando la pelea por los niños, por las escuelas, por los maestros…”
Y lanzó una pregunta clave: ¿Cuántos recursos hay para el programa de actualización de los maestros, una vez que se haga la evaluación?

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