18 diciembre, 2012

Por fas o por nefas



Por fas o por nefas

Fernando Escalante Gonzalbo

La Jornada ha iniciado ya formalmente el ataque contra la reforma educativa. La salva inicial el domingo pasado incluía las ocho columnas, dos notas, el editorial y un artículo de opinión. El titular, media portada, era rotundo: “Imita México modelo educativo fallido de los estadounidenses”; el antetítulo explicaba la amenaza: “En el vecino país buscan imponer sistema empresarial en el ramo”. O sea, que estamos de regreso con el tema de la privatización, con el que se han organizado marchas, motines, huelgas y pedreas desde hace treinta años o más.


El arte periodístico se nota sobre todo en el juego de los tiempos verbales. En letras gordas hay la afirmación de un hecho, en presente: México imita, aunque esa imitación es en realidad una interpretación del sentido de la reforma que todavía no se ha hecho. Por otra parte, eso que se imita es lo que se supone que en Estados Unidos buscan imponer —en futuro.


Es decir, que con una nada, dos conjeturas y una cucharadita de levadura, La Jornada cocina una primera plana que es para lanzarse a las barricadas.


En los balazos está ya bastante diluida la cosa: “alertan especialistas”, “aseguran”. Y en interiores ese plural abstracto, tan imponente, se reduce a una entrevista con William Ayers, “veterano luchador por la educación pública”, que habla sobre la educación en Estados Unidos —no en México.


El señor Ayers critica la reducción del curriculum, el sistema de formación de profesores, defiende a los sindicatos magisteriales como “voz colectiva del magisterio”, y poco más. El texto tiene interés, pero ni remotamente justifica el titular de la primera plana.


El editorial se dedica a señalar los “aspectos preocupantes” de la iniciativa de reforma, que son básicamente dos: los mecanismos de evaluación del magisterio, y el hecho de que se presente a los maestros “como los responsables últimos y casi exclusivos” del desastre educativo.


Bien, casi de acuerdo en lo uno y en lo otro. El problema es que por ese camino, burla burlando, La Jornada se encuentra con que evaluación rima con privatización:


“Sería desastroso que la reforma… termine por volverse una ventana por la que se cuelen nuevos ataques a la enseñanza pública”.


Está claro: para que la reforma no se nos vuelva ventana, y no se cuelen ataques, más vale no reformar —o algo así. Termina en tono admonitorio, exigiendo que se tome en cuenta “al eslabón más importante de la cadena: los docentes”. Es el título, “Reforma educativa: incluir a los docentes”.


Pero hay que echar el cerrojo. En un enérgico texto, Arnaldo Córdova sentencia: “no habrá reforma posible que mejore nuestra educación si antes no se liquida de tajo el dominio del sindicato sobre todo el sistema”.


Y denuncia al presidente Peña Nieto porque “no ha señalado que el principal problema educativo que tenemos es un problema sindical”. O sea, por fas o por nefas: que no.

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