Jorge Fernández Menéndez
La primera. El presidente Barack Obama retomó la restricción que había existido durante la administración de Bill Clinton sobre
la prohibición de venta de armas de alto poder y le adicionó, a través
de varias órdenes ejecutivas, la prohibición de la venta a civiles de
cartuchos especiales y la exigencia para cotejar antecedentes antes de
la venta. Esas normas habían sido derogadas (en realidad lo que hizo George W. Bush fue
no ampliar la vigencia de la orden ejecutiva) y está íntimamente
relacionado con la ola de violencia que hemos vivido en México.
En 2004 se combinaron cuatro factores determinantes para el crecimiento de la violencia: primero, los cárteles en México comenzaron su proceso de fragmentación y redistribución de espacios y territorios; segundo, entraron en acción Los Zetas, entonces como grupo de sicarios de Osiel Cárdenas Guillén, imponiendo un grado de violencia y militarización de los grupos del narcotráfico que no había existido hasta entonces; tercero, la administración Fox decidió replegarse en ese sentido e incluso concentró fuerzas en los grandes centros urbanos, mucho más preocupada por los arrestos de insurgencia que podía provocar la candidatura de López Obrador que por el narcotráfico, y cuarto, la ola de violencia generada por todos esos factores terminó siendo alimentada por la decisión del presidente Bush de permitir la venta indiscriminada de armas de asalto. Desde entonces las disputas entre los grupos criminales pasaron a otro nivel, porque terminaron teniendo, incluso, mucho mejor armamento que las fuerzas de seguridad locales y, obviamente, también la violencia escaló a dimensiones desconocidas hasta entonces. Estados Unidos en plena paranoia por los ataques terroristas del 11-S, desatendió ese proceso que ellos mismos habían abierto e incluso lo terminaron fomentando con operativos tan ridículos como Rápido y Furioso. Tuvieron que darse una sucesión interminable de masacres para que finalmente Barack Obama tomara la decisión que no quiso adoptar en su primer mandato. Habrá que ver cómo se aplica el nuevo ordenamiento, pero por lo pronto parece una decisión con mucha influencia para el futuro de la lucha contra los grupos criminales en México.
Segunda historia: Estados Unidos descubre el hilo negro. Desde hace mucho tiempo todo el norte de Sinaloa, Sonora y otras zonas se encuentran envueltas en la violencia derivada del enfrentamiento entre el cártel que encabeza Joaquín El Chapo Guzmán contra El Chapo Isidro, Fausto Isidro Meza, un sicario y operador de los Beltrán Leyva que ha tomado cada vez mayor peso en los últimos tiempos, quedándose con buena parte de los espacios de sus ex jefes y todavía aliados.
Pero bueno, muchos meses después el Departamento del Tesoro estadunidense se da por enterado y ya tenemos, oficialmente, otro cártel que compite con El Chapo Guzmán. Entre Chapos parece estar la cosa.
Tercero. Mucho se dijo y se escribió en las postrimerías del sexenio pasado en relación con la detención del general Tomás Ángeles Dauahare y otros militares de alto rango acusados de encubrir a grupos del narcotráfico. Se dijo, sobre todo, que era una medida política y que se detenía a esos militares porque el general Ángeles era cercano al PRI. Lo cierto es que han pasado los meses, terminó el sexenio, el priismo está nuevamente en el poder y ayer un tribunal civil determinó que sí existen elementos de prueba suficientes para confirmar la orden de aprehensión de los militares y continuar el proceso penal en su contra. Ha habido continuidad en el proceso judicial y no ha habido cambios por la alternancia política. No es una buena noticia que un militar con una carrera como la del general Tomás Ángeles haya sido procesado, pero deben ser los jueces los que determinen si es o no culpable. La política no intervino en el tema.
Cuarto. En el DF y toda el área metropolitana continúan los hechos de violencia y las autoridades insisten en que no existe presencia del crimen organizado en la ciudad. Es una tontería. La Ciudad de México es el mayor centro de consumo del país, el lugar de mayor influencia comercial y por donde deben entrar y transitar muchas de las drogas de todo tipo que se trafican en el país. Decir que los grandes grupos del narcotráfico no operan en la ciudad es querer cerrar los ojos a la realidad. Simplemente recordemos los hechos no resueltos en el aeropuerto capitalino hace algunos meses.
Dos historias extras
El lunes se presenta en Chiapas la Cruzada contra el Hambre, el programa social más ambicioso de la administración de Peña Nieto. Es importante por partida doble: primero, porque la lucha contra la desigualdad debe pasar, antes que nada, por acabar con la pobreza extrema. Nunca dejaremos, ningún país de nuestras dimensiones lo ha logrado, de tener pobres, pero sí podemos y debemos no tener niños, mujeres y hombres hambrientos. Segundo, porque ese programa será la base social de las reformas estructurales, económicas, fiscales y energéticas que el país requiere.
Otra historia. Luego de revisar las declaraciones patrimoniales de los nuevos miembros del gabinete, queda más o menos claro cuáles tienen mayores recursos, pero de lo que no queda duda es de que el que mejor gusto en artes plásticas tiene en el equipo es Emilio Lozoya: un Picasso, un Dalí y algunos cuadros del gran oaxaqueño Luis Zárate son parte de su patrimonio. Felicidades para el director de Pemex.
En 2004 se combinaron cuatro factores determinantes para el crecimiento de la violencia: primero, los cárteles en México comenzaron su proceso de fragmentación y redistribución de espacios y territorios; segundo, entraron en acción Los Zetas, entonces como grupo de sicarios de Osiel Cárdenas Guillén, imponiendo un grado de violencia y militarización de los grupos del narcotráfico que no había existido hasta entonces; tercero, la administración Fox decidió replegarse en ese sentido e incluso concentró fuerzas en los grandes centros urbanos, mucho más preocupada por los arrestos de insurgencia que podía provocar la candidatura de López Obrador que por el narcotráfico, y cuarto, la ola de violencia generada por todos esos factores terminó siendo alimentada por la decisión del presidente Bush de permitir la venta indiscriminada de armas de asalto. Desde entonces las disputas entre los grupos criminales pasaron a otro nivel, porque terminaron teniendo, incluso, mucho mejor armamento que las fuerzas de seguridad locales y, obviamente, también la violencia escaló a dimensiones desconocidas hasta entonces. Estados Unidos en plena paranoia por los ataques terroristas del 11-S, desatendió ese proceso que ellos mismos habían abierto e incluso lo terminaron fomentando con operativos tan ridículos como Rápido y Furioso. Tuvieron que darse una sucesión interminable de masacres para que finalmente Barack Obama tomara la decisión que no quiso adoptar en su primer mandato. Habrá que ver cómo se aplica el nuevo ordenamiento, pero por lo pronto parece una decisión con mucha influencia para el futuro de la lucha contra los grupos criminales en México.
Segunda historia: Estados Unidos descubre el hilo negro. Desde hace mucho tiempo todo el norte de Sinaloa, Sonora y otras zonas se encuentran envueltas en la violencia derivada del enfrentamiento entre el cártel que encabeza Joaquín El Chapo Guzmán contra El Chapo Isidro, Fausto Isidro Meza, un sicario y operador de los Beltrán Leyva que ha tomado cada vez mayor peso en los últimos tiempos, quedándose con buena parte de los espacios de sus ex jefes y todavía aliados.
Pero bueno, muchos meses después el Departamento del Tesoro estadunidense se da por enterado y ya tenemos, oficialmente, otro cártel que compite con El Chapo Guzmán. Entre Chapos parece estar la cosa.
Tercero. Mucho se dijo y se escribió en las postrimerías del sexenio pasado en relación con la detención del general Tomás Ángeles Dauahare y otros militares de alto rango acusados de encubrir a grupos del narcotráfico. Se dijo, sobre todo, que era una medida política y que se detenía a esos militares porque el general Ángeles era cercano al PRI. Lo cierto es que han pasado los meses, terminó el sexenio, el priismo está nuevamente en el poder y ayer un tribunal civil determinó que sí existen elementos de prueba suficientes para confirmar la orden de aprehensión de los militares y continuar el proceso penal en su contra. Ha habido continuidad en el proceso judicial y no ha habido cambios por la alternancia política. No es una buena noticia que un militar con una carrera como la del general Tomás Ángeles haya sido procesado, pero deben ser los jueces los que determinen si es o no culpable. La política no intervino en el tema.
Cuarto. En el DF y toda el área metropolitana continúan los hechos de violencia y las autoridades insisten en que no existe presencia del crimen organizado en la ciudad. Es una tontería. La Ciudad de México es el mayor centro de consumo del país, el lugar de mayor influencia comercial y por donde deben entrar y transitar muchas de las drogas de todo tipo que se trafican en el país. Decir que los grandes grupos del narcotráfico no operan en la ciudad es querer cerrar los ojos a la realidad. Simplemente recordemos los hechos no resueltos en el aeropuerto capitalino hace algunos meses.
Dos historias extras
El lunes se presenta en Chiapas la Cruzada contra el Hambre, el programa social más ambicioso de la administración de Peña Nieto. Es importante por partida doble: primero, porque la lucha contra la desigualdad debe pasar, antes que nada, por acabar con la pobreza extrema. Nunca dejaremos, ningún país de nuestras dimensiones lo ha logrado, de tener pobres, pero sí podemos y debemos no tener niños, mujeres y hombres hambrientos. Segundo, porque ese programa será la base social de las reformas estructurales, económicas, fiscales y energéticas que el país requiere.
Otra historia. Luego de revisar las declaraciones patrimoniales de los nuevos miembros del gabinete, queda más o menos claro cuáles tienen mayores recursos, pero de lo que no queda duda es de que el que mejor gusto en artes plásticas tiene en el equipo es Emilio Lozoya: un Picasso, un Dalí y algunos cuadros del gran oaxaqueño Luis Zárate son parte de su patrimonio. Felicidades para el director de Pemex.
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