20 enero, 2013

Hollande, Chávez y el fin de la República

Hollande, Chávez y el fin de la República

Por Alejandro A. Tagliavini
Según el Financial Times y el Frankfurter Allgemeine Zeitung, François Hollande mudó sus principios para defender intereses espurios (proteger a empresas que extraen materias primas baratas en la zona, como el uranio de la vecina Níger), con la intervención en Malí. El presidente francés aseguró que no intenta quedarse y que la operación, que solo buscaba frenar al terrorismo de Al Qaida y defender a los franceses en Bamako, será "limitada en el tiempo" y es "una excepción" y pronto la dejaría a la tropas de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental. La "pacificadora" ONU, cuando no, respaldó la intervención en un conflicto que ha dejado 150.000 refugiados en los países vecinos. 
 
El Elíseo está molesto porque no tiene suficiente apoyo. Es que la Casa Blanca gastó US$ 700 millones en el Ejército maliense y muchos oficiales se pasaron a los rebeldes. Además, el desgaste sufrido en Afganistán y el rotundo fracaso de la "primavera árabe", dejaron claro que las armas solo sirven para destruir, empezando por dentro: los suicidios de militares estadounidenses se elevaron a 349 en 2012, superando a las 295 bajas en Afganistán. El malestar con la Unión Europea es mayor pero, como escribía Le Monde, "se sabe cómo empiezan estas operaciones militares, pero nunca cómo terminan... (y) la mayor parte... ha terminado muy mal".  
Hollande ha vulnerado el espíritu republicano. No sé qué sentido tiene la república si los gobernantes electos no respetan las ideas y principios por los cuales fueron electos, ni pareciera que existen mecanismos para obligarlos a cumplir.
Pero la violencia además de provocar guerras, también diezma a la población civil. Chávez, gobierna como en una guarnición militar, imponiendo sobre el mercado (las personas) todo tipo de ordenanzas coactivas. Según su Banco Central, el índice de escasez llegó en diciembre al 16,3%, y podría trepar a los niveles del 2007 cuando fue de 20%. Escasez de productos que ocurre básicamente por tres violaciones coactivas al mercado. Los precios máximos que hacen inviable la producción, la destrucción de la industria nacional que obliga a la importación, y la importación muy complicada por la falta de divisas provocada por el gobierno.
Entretanto, los amigos del poder, "boli millonarios" surgidos con dinero fácil, conforman una nueva clase social donde reina el despilfarro, la ostentación obscena y el disparate. Y la cúpula chavista delibera en La Habana: el vicepresidente, el titular de la Asamblea y la Procuradora, entre otros, se sentaron con Raúl Castro. "Roma locuta, causa finita est", escribió Elías Pino en su Twitter, parafraseando a San Agustín: "La Habana habló, el asunto se acabó". Además de "gobernar" al país desde el exterior, sendos pronunciamientos de la Asamblea Nacional y el Tribunal Supremo abrieron el camino para que se pospusiera la toma de posesión de Chávez, dando cobertura "jurídica" a la extensión que de facto las autoridades del Ejecutivo propusieron para sus cargos. 
En fin, cada vez queda más claro algo que es lógico por otro lado: que siempre se depende de quién financia, precisamente, para eso financia. Entonces, creer en la "división de poderes", que el Poder Legislativo y el Judicial puedan ser independientes, si sus recursos son proveídos por el Ejecutivo, es muy idealista, casi infantil.

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