En efecto
–como lo dijimos ayer en este espacio–, resulta que a los consejeros del
IFE no les importó la trampa en que habrían incurrido el PRI y los
partidos de izquierda –en la elección presidencial–, y en su lugar
prefirieron el juego de la política; salvar el Pacto por México, antes
que sancionar a los tramposos.
Por lo menos esa es la conclusión que se puede sacar de la penosa
actuación de consejeros como Alfredo Figueroa, Lorenzo Córdova, Benito
Nacif, Macarita Elizalde y María Marbán, quienes participaron en un
censurable montaje que mandó hasta julio próximo la presentación del
"dictamen consolidado" de la Unidad de Fiscalización del IFE, sobre el
rebase del tope de campaña.
Y tampoco les importó a esos que en su grosero montaje prácticamente
destruyeron la credibilidad y la confianza de la Unidad de
Fiscalización, a la que torpedearon hasta hacerla ver como el más
vendido de los instrumentos del IFE, cuando en la realidad es una de las
pocas áreas rescatables.
La burla comenzó cuando los consejeros Alfredo Figueroa y Lorenzo
Córdova –dos probados lopezobradoristas que ya en la sesión pasada
pidieron una semana para analizar el dictamen–, no sólo cuestionaron el
nuevo dictamen revisado, sino que abrieron la puerta para que los
representantes ante el IFE de los partidos de la llamada izquierda
sembraran una montaña de mentiras, dudas tramposas y verdades a medias,
que pretendieron justificar que el dictamen fuera regresado para su
revisión hasta julio próximo.
¿Y por qué julio? Por un puñado de felices casualidades. Porque en julio
se debe presentar el dictamen consolidado de la campaña de senadores y
diputados. Porque en julio tendrán lugar las elecciones intermedias –en
las que volverá a crisparse la disputa entre los tres grandes partidos–,
y porque en julio el Pacto por México habrá dado sus primeros
resultados; las reformas de medios, energética y fiscal. Casi nada.
Pero en el montaje –que convierte al IFE en una mala copia de La Corte,
del IFAI, el IEDF, la CNDH y de otros órganos autónomos capturados por
los partidos–, también participaron los consejeros afines al PAN, como
Benito Nacif y Macarita Elizalde, quienes alegremente se sumaron a la
destrucción de la Unidad de Fiscalización y a la propuesta de que el
dictamen se fueran a julio.
Curiosamente –y mientras sus pares destruían la credibilidad del IFE–,
sólo los consejeros Leonardo Valdés y Marcos Baños defendieron la
independencia, credibilidad, imparcialidad y profesionalismo del IFE.
Y es que a lo largo de la sesión, los consejeros Valdés y Baños fueron
los únicos que desmintieron la montaña de mentiras, falsedades,
imputaciones dolosas y manipulación lanzadas contra la Unidad de
Fiscalización.
Los dos exhibieron que es falso, por ejemplo, que la unidad de
fiscalización haya asignado criterios diferenciados para el monto de
consumibles electorales –como de manera mentirosa lo dijo a la prensa el
secretario de Finanzas del PRD. Xavier Garza–, ya que corresponde a los
partidos reportar el costo total de los consumibles, el precio
unitario, la cantidad utilizada de consumibles y las facturas de los
proveedores.
También es falso que la misma Unidad haya aplicado un criterio parcial, a
favor del PRI y contra las izquierdas, en el caso del prorrateo del
gasto de campaña. En realidad la Unidad de Fiscalización aplicó de
manera rigurosa lo que ordena el Reglamento de Fiscalización, en su
artículo 177, fracciones A y B, que aprobaron todos los partidos. Y el
prorrateo es facultad exclusiva de los partidos.
Más grave, es el hecho de que los cinco consejeros que decidieron mandar
a julio el dictamen de fiscalización, también reconocieron que se
equivocaron al aprobar en sus términos el reglamento de fiscalización,
ya que tiene aspectos francamente ilegales y hasta inconstitucionales.
Por eso, se puso a votación el despropósito de cambar los criterios de
fiscalización, ya pasada la elección.
Quedó demostrado –y se puede comprobar en la versión estenográfica–, que
los partidos de las llamadas izquierdas se equivocaron en la
presentación de sus gastos, que el problema sí fue de sumas y restas y
que, luego de la multa que pretendía aplicar el IFE, crearon una gran
patraña –igual que la del fraude electoral–, para justificar sus
torpezas.
El IFE ya es un activo del Gobierno de Peña Nieto. Salvó el pacto y
regaló un salvoconducto de impunidad electoral a AMLO. Y claro, todos
contentos.
En el camino
Parte de la patraña fue la renuncia definitiva –en plena sesión–, del
consejero Sergio García Ramírez, otro patiño... ¿Será despedida de la
señora Gordillo? Su epitafio, "Aquí yace una guerrera, y como guerrera
murió". |
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