05 marzo, 2013

EEUU: Economía y propaganda política – por Manuel Suárez Mier

1984-OBAMA
Para cuando mis estimables lectores lean estas líneas, en Estados Unidos ya se habrá iniciado el llamado “secuestro” del presupuesto público federal, un recorte que afecta al “gasto programable” –el que no sucede en automático como los pagos de seguridad social- en todos los renglones del presupuesto.


La administración de Barack Obama ha emprendido una campaña de propaganda que recuerda la “neo-lengua” creada por George Orwell en su magistral obra 1984 en la que las palabras pierden todo su significado, y con el que pretende convencer a la ciudadanía que los recortes presupuestales representan una catástrofe.
La reducción en el gasto será de 85 mil millones de dólares de un presupuesto para este año de 3.6 billones (trillion en EU) lo que representa el 2.3 por ciento. El caos que seguirá a este recorte, según Obama y sus burócratas, será de proporciones colosales y regresará a la economía de EU a una profunda recesión.
Ha sido tan excesiva esta cruzada propagandística que aun medios de comunicación ideológicamente afines a Obama como el New York Times y el Washington Post, han empezado a denunciar que hay una clara exageración en sus discursos catastróficos, en los que no han tenido empacho en mentirle al público.
Esta actitud representa el dogmatismo ideológico de Obama y sus aliados que no hallan en el gigantesco gasto gubernamental un solo elemento de desperdicio, por lo que ninguna reducción es aceptable, cuando el presupuesto ha crecido en casi 20 por ciento desde que el actual gobierno llegó al poder.
Los adjetivos usados por el Presidente de EU, que en sus cuatro años en el poder ha probado ser el más locuaz de toda la historia de su país, rayan en la histeria: el “hachazo” con el que se pretende cortar el gasto representa recortes “severos,” “arbitrarios” y “brutales” que van a “destripar” el gasto.
Para mostrar hasta donde está dispuesto a llegar Obama para amedrentar a los ciudadanos e inducirlos a que presionen a sus opositores políticos para que acepten aún más impuestos “a los ricos,” anteayer la patrulla fronteriza dejó en libertad a 300 inmigrantes indocumentados que estaban en custodia federal ¡por falta de fondos!
El jefe de la Administración Federal de Aviación advirtió el miércoles pasado que habría un “grave retraso en los vuelos,” que “cerrarían cientos de torres de control en aeropuertos pequeños de todo el país” y que habría retrasos “que en algunos casos serían de 90 minutos” en los principales aeródromos.
Nadie parece recordar que la idea del “secuestro” presupuestal fue del propio Obama cuando creó la comisión bipartidista que estaría encargada de un programa de ajuste fiscal de largo plazo, que lamentablemente no logró los votos necesarios para que su plan que era bien pensado y eficiente, pasara al pleno de la Cámara de Diputados.
La paradoja es que esta histérica campaña se da precisamente cuando la economía de EU empieza a presentar signos palpables de recuperación y las bolsas de valores alcanzan nuevas cimas acicateadas por una política monetaria ultra laxa, sin precedente alguno en su historia financiera.
En efecto, el Sistema de la Reserva Federal –el banco central de EU coloquialmente conocido como el Fed- ha estado imprimiendo dinero en cantidades pasmosas con el que financia el exorbitante gasto del gobierno, que este año se estima tendrá un déficit presupuestal superior al 5 por ciento del PIB.
El peligro que se enfrenta es que los activos del Fed ya rebasan los 3 billones de dólares –se ubicaban en 700 mil millones antes del inicio de la crisis financiera de 2008- y que en el momento en que comiencen a subir las tasas de interés, esos activos se empezarían a depreciar rápidamente, lo que llevaría al Fed a la quiebra.
¿Puede quebrar el banco central del país más poderoso del orbe? Técnicamente sí, pero en la medida en la que el resto de los países del mundo siga aceptando el dólar como moneda internacional de curso legal y como depósito de valor, el Fed puede enfrentar cualquier quiebra mediante la emisión de más dólares.
Lo que es probable que suceda en el clima tóxico que prevalece en Washington, en donde los líderes no parecen ser capaces de alcanzar acuerdos, es que las empresas calificadores bajen su valoración a la calidad de la deuda de EU, como lo hizo el año pasado Standard & Poor’s que, por cierto, ya fue objeto de una demanda judicial del gobierno pero “por otros motivos,” ¡qué casualidad!

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