29 marzo, 2013

EE.UU.: ¿La infraestructura está en crisis?

Printer-friendly versionSend to friendpor Chris Edwards
Chris Edwards es Director de Estudios de Política Fiscal de Cato Institute.
El Secretario de Transporte Ray LaHood recientemente dijo que “EE.UU. es un gran bache”. El presidente Obama, miembros del congreso, y analistas muchas veces dicen que nuestra infraestructura está “cayéndose en pedazos”. El nuevo plan de gasto del Comité Presupuestario del Senado, por ejemplo, utiliza esa expresión no menos de diez veces para clamar por un paquete de infraestructura de $100.000 millones. En un reporte publicado recientemente, la Sociedad Americana de Ingenieros Civiles le da a la nación una calificación D+ por su infraestructura.
Sin embargo, ¿de verdad está cayéndose en pedazos la infraestructura de EE.UU.? Para las carreteras y puentes, los datos del mismo gobierno muestran que la respuesta es generalmente “no”.


Consideremos los datos sobre los puentes. La Administración Federal de Carreteras reporta que habían 5.345 puentes “estructuralmente deficientes” en el Sistema Nacional de Carreteras en 2011. Eso constituía solo un 4,6 por ciento de los 116.929 puentes. Y aquí hay un dato sorprendente: el porcentaje ha estado cayendo constantemente desde 8,7 por reportado por la Administración Federal de Carreteras en 1992.
En su discurso acerca del Estado de la Unión este año, Obama implicó que nuestra infraestructura estaba “en deterioro” y señaló a los “casi 70.000 puentes estructuralmente deficientes”. El presidente estaba hablando no solo acerca de los puentes del sistema nacional de carreteras —de los cuales el gobierno federal es parcialmente responsable de financiar— sino también de todos los puentes del país, que llegan a total de 605.086 en 2011.
Así que el relato completo es que había 67.526 puentes estructuralmente deficientes en 2011, representando 11,2 por ciento del total de puentes y esta cifra había caído dramáticamente de 20,7% en 1992. El reporte de la Sociedad Americana de Ingenieros Civiles se queja de que “uno de cada nueve” puentes está en condición estructuralmente deficiente, pero ignora el hecho de que la relación ha caído a uno de cada cinco.
Otro grupo de puentes problemáticos son los “funcionalmente obsoletos”. La cantidad de puentes en este grupo también se ha reducido durante las últimas dos décadas, de acuerdo a la Administración Federal de Carreteras. Y nótese que ni los puentes “funcionalmente obsoletos” ni los “estructuralmente deficientes” son necesariamente inseguros; en cambio, puede que simplemente tengan estándares de diseño más viejos y necesiten más mantenimiento.
Los datos acerca de las carreteras de la nación revelan tendencias similares. En lugar de llenarse de más baches, como dijo LaHood, nuestras carreteras se están volviendo más lisas. Desde 1989 la Administración Federal de Carreteras ha reportado el Índice de Aspereza Internacional para las carreteras de EE.UU.; el índice va desde 0 para las carreteras más lisas hasta 300 para las más ásperas. Aquí hay algunas calculaciones del puntaje promedio para los distintos tipos de carreteras en 1989 y 2009: las interestatales urbanas, 115 y 92; otras carreteras urbanas, 124 y 101; interestatales rurales, 101 y 77; y otras arterias rurales, 104 y 87. Para cada tipo de carretera, los puntajes muestran que la calidad de la superficie ha mejorado sustancialmente a lo largo del tiempo.
Los datos del Índice de Aspereza Internacional fueron examinados en un estudio de 2009 de Jeffrey Campbell y Thomas Hubbard para el Banco de la Reserva Federal de Chicago. Ellos descubrieron que “desde mediados de los noventas, las carreteras interestatales de nuestra nación se han vuelto indiscutiblemente más lisas y menos deterioradas”. Llegando a la conclusión de que el sistema interestatal se encuentra “en buena estado en comparación a sus condiciones anteriores”. Sin embargo, así no es como lo ve la Sociedad Americana de Ingenieros Civiles: “El grupo de cabildeo ignora los datos del Índice de Aspereza Internacional y le da una calificación a las carreteras estadounidenses aún más baja —una D— que la D+ que le da a nuestra infraestructura en general.
Para resumir, los datos oficiales acerca de los puentes y carreteras desacreditan la noción de que nuestra infraestructura “se está cayendo en pedazos”. De hecho, nuestras carreteras y puentes han estado mejorando su calidad constantemente por lo menos durante dos décadas. Es cierto que las calles y carreteras estadounidenses se están volviendo más congestionadas y necesitamos encontrar formas de financiar la nueva capacidad. Pero los políticos deberían de ser más escépticos acerca de las aseveraciones de los partidarios de más gasto en infraestructura.
Considere otra afirmación reciente por parte de LaHood en una entrevista en la Radio Pública Nacional: “En un momento…éramos los líderes en infraestructura…Pero estamos quedándonos muy detrás de otros países, porque no hemos invertido”. Eso es engañoso. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) reporta que el gasto en infraestructura de sus miembros, todos encontrándose en el grupo de países con ingresos más altos del mundo. Resulta que el gasto público en infraestructura en EE.UU. es ligeramente más alto que el promedio de los países miembros de la OCDE, cuando se lo mide como una porción del producto interno bruto. En 2010 EE.UU. gastó 3,5 por ciento del PIB en infraestructura, mientras que el promedio de la OCDE fue de 3,3 por ciento. El gasto estadounidense ha sido similar al del promedio de la OCDE desde por lo menos 1980.
En pocas palabras, no hay una crisis general de una infraestructura que se está cayendo en pedazos, pero si nos enfrentamos a retos en cuanto a reducir la congestión en nuestras carreteras y otras facilidades. Aún así la manera de avanzar no puede ser aumentando el gasto federal, dado que el gobierno federal está esencialmente quebrado. En cambio, deberíamos alentar más innovación a nivel de los estados para obtener más por cada dólar que gastemos en infraestructura. La privatización y los nuevos sistemas de cobro de peaje en las carreteras y en los puentes, por ejemplo, pueden ayudar a los estados a financiar nuevas inversiones. A su vez, eso dejaría más de los existentes fondos de transporte para arreglar los baches y puentes que si necesitan reparos

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