11 marzo, 2013

Hanke y su campaña por instaurar un nuevo sistema de calendario

Entrevista a Steve H. Hanke
Realizada por Leonardo Ruiz y publicada en la revista Pulso (Chile) 1 de marzo de 2013.
Steve H. Hanke es profesor de economía aplicada en la Universidad Johns Hopkins y Senior Fellow del Cato Institute.
Piense que nunca más tenga que cambiar su calendario al empezar un año nuevo y que su agenda 2013 sea igual a la que utilizó en 2012. Con un calendario fijo, su cumpleaños, Navidad y hasta el 18 de septiembre serían siempre el mismo día de la semana.
Ese es el proyecto de Steve Hanke, economista del Cato Institute y profesor de la Johns Hopkins University, que junto al astrofísico Richard Conn Henry idearon el calendario permanente Hanke-Henry. Éste supone una revisión radical del calendario gregoriano contemporáneo y se apega al principio más básico de un calendario fijo: que cada año y cada fecha caiga el mismo día de la semana. En el caso propuesto por los académicos, cada año partiría un domingo 1° de enero.


Con la reforma del calendario actual por uno fijo, aseguran sus ideólogos, se podría ahorrar cerca de 1% del PIB, con cuestiones tan básicas como agendar siempre de manera correcta las vacaciones. También consideran que en muchos cálculos financieros, como cualquiera que incluya intereses, ocurren varios errores por el problema de conteo de días, lo que generaría beneficios de hasta los US$130.000 millones anualmente —la mitad del PIB de Chile—, tomando todos los bonos vigentes del mundo y haciendo un cálculo rápido de los intereses.
Y es que en el calendario gregoriano el conteo de días estándar para calcular intereses es que cada mes tiene 30 días y que cada año tiene 360 días. “Esa convención, por supuesto, es incorrecta, pero con nuestro calendario en vez de usar el 30/360, se tomarían en cuenta la cantidad exacta de días que sería 364, que siempre sería la misma”, sostiene Hanke al teléfono desde Baltimore, defendiendo su calendario. La excepción, explica, sería cuando se aplique una semana extra cada cinco años y haya que ajustarse, pero asegura que sería fácil de hacer, porque todos lo sabrían, como ocurre en un año bisiesto.
30 de febrero
En el calendario Hanke-Henry el año está dividido en cuatro trimestres de tres meses. Hasta ahí, todo igual. Pero cada mes empezaría en el mismo día y fecha cada año. Los primeros dos meses de cada trimestre serían de 30 días cada uno y el tercero, de 31. Es decir, todos los meses, incluyendo febrero, tendrían 30 días, excepto marzo, junio, septiembre y diciembre, con 31.
De esta forma, cada trimestre es de 91 días, lo que se traduce en un año de 364 días, que consta de 52 semanas. Para el calendario permanente Hanke-Henry esto es esencial, ya que al mantener el ciclo de siete días del Sabbat, se evita la que había sido la mayor queja eclesiástica y que impidió el desarrollo de otros intentos de reformar el calendario. “Todas las propuestas de calendarios tuvieron problemas porque cambiaron el Sabbat y cambiaron la semana de siete días. La nuestra siempre tiene siete días”, aclara Hanke.
La propuesta anterior de reformar el calendario gregoriano que estuvo más cerca de tener éxito fue la de George Eastman, el fundador de Eastman Kodak Company.
El empresario, motivado por el deseo de crear un calendario más amistoso para hacer negocios, desarrolló el “Plan Eastman”, uno de los primeros modelos de calendario fijo, para eliminar ineficiencias prácticas y financieras del sistema gregoriano. Bajo el plan de Eastman, cada 1° de mayo sería un martes y cada feriado caería en el mismo día de la semana cada año. Con todo, el calendario Eastman, que llegó a ser considerado en las Naciones Unidas, fue rechazado por EE.UU., porque alteraba el Sabbat.
Incluso en Chile, en 1934, el gobierno adoptó formalmente un calendario permanente, que incluía 26 días laborales por mes y fechas fijas para los feriados religiosos, así como períodos de tres y seis meses que empezaban un domingo y terminaban un sábado.
El caso de apple
El calendario permanente de Hanke-Henry apunta a resolver un gran número de problemas generados por el sistema gregoriano que enfrentan las compañías, como el bullado caso de Apple, que recientemente sufrió un problema al informar sobre sus resultados trimestrales. “Esto nunca habría ocurrido de tener implementado el sistema Hanke-Henry”, defienden sus autores. El caso fue que después del anuncio de las ganancias del cuarto trimestre del año pasado, Apple sufrió su mayor pérdida intradía en cuatro años como resultados del fracaso de la tecnológica estadounidense en cumplir las expectativas de los inversionistas de Wall Street.
Todo pasó en gran parte debido a un error generado por calendario que la mayoría de los analistas no lograron darse cuenta: el cuarto trimestre de 2012 de Apple tenía una semana menos que el mismo período del año anterior. En la raíz de ese problema está el de las 13 semanas, que normalmente ocurre cuando las empresas consideran para sus resultados trimestrales un período de esa extensión. Porque con el calendario gregoriano, esta situación hace necesario un ajuste que consiste en sumar una semana extra cada cinco o seis años.
Apple añadió siete días extra en 2011, pero muchos observadores del mercado no lograron darse cuenta de ese hecho entre 2011 y el año pasado.
Hanke y Henry sostienen que si las empresas que transan en bolsa adoptan su sistema de calendario permanente, los trimestres serían en adelante del mismo período exacto, año a año, y cada día ocurriría en la misma fecha cada año. “En términos de contabilidad, el tipo de confusiones y errores generados en el reciente caso de Apple serían evitados, ya que todas las empresas estarían empleando el mismo calendario fijo y las mismas convenciones de contabilidad”, afirman en un reporte sobre la difusión de su sistema.
Falta ver qué posibilidades tiene de instaurarse un nuevo sistema. Hanke sostiene que con los siglos que pasaron para que la mayoría del mundo aceptara el calendario gregoriano, no hay motivos para que hoy en día el cambio sea más rápido, sobre todo con las redes sociales que permiten una gran difusión hoy en día.
Steve Hanke: "El mayor costo sería cambiar los hábitos de las personas"
¿Por qué reformar el calendario actual?
Lo principal, desde el punto de vista económico, es que ahorraría mucho dinero. Cada año, una reunión sería el mismo día, no habría confusiones, ni habría que reagendar nada. Por ejemplo, las escuelas y empresas o cualquier organización, cada año tienen que ordenar sus actividades en el calendario nuevamente, porque los días de la semana caen en días distintos.
¿Cuánto tiempo lleva preparando esta propuesta?
Cerca de cinco años, aunque la idea de un calendario permanente, de mejorar el gregoriano, existe desde los años ’20.
Usted defiende que habría un beneficio para las empresas...
A las firmas les gusta considerar 13 semanas por cada trimestre para reportar resultados, pero si se hace eso habría que agregar cada cinco o seis años una semana extra, es como el problema del año bisiesto. Entonces, se reduce la dispersión del calendario. Si no se hiciera, la Navidad terminaría ocurriendo a mediados del verano (boreal). En cualquier caso, el problema que tuvo Apple con su reporte financiero es uno que casi todas las empresas tienen, porque suman arbitrariamente la semana extra cada cinco o seis años. Con nuestro calendario, estaría bien utilizar las 13 semanas, porque están en el calendario permanente, pero la semana extra agregada sería añadida por todos en el calendario al mismo tiempo. No sería un problema si todos hacen lo mismo. Hoy no existe una base uniforme. El resultado es mucha volatilidad en los mercados. Le pasa a todas las empresas y los analistas no se dan cuenta.
¿Y qué hay de los costos de cambiar un sistema que ya estaba establecido?
El costo principal será cambiar los hábitos de las personas y hacer que se acostumbren. Hay un costo de transición, sin duda, pero en realidad sería un problema que ocurriría una sola vez y sería mínimo, porque el calendario sería el mismo todo el tiempo. También hay que destacar que el primer año el costo es casi nulo, porque ahora con el calendario gregoriano siempre hay que ajustarse, ya sea para las clases de la universidad e incluso para eventos deportivos y las vacaciones que fija el gobierno. Cada año hay que hacer todo eso de nuevo. El primer año en que se adopte el nuevo calendario, además, sería como partir un año nuevo con el calendario actual, no se notaría.
¿Ha considerado en hacer formal la propuesta de este nuevo calendario? ¿Cómo lo haría?
La última propuesta de calendario fue a parar a las Naciones Unidas y podría ser que siga ese camino. Otra posibilidad es que la Comisión de Valores y Bolsa de EE.UU. (SEC) adopte o recomiende que las empresas utilicen un calendario permanente para sus reportes financieros. Otra opción es que la International Accounting Standards Board lo haga. Pero no hemos dado ningún paso formal con ninguna de estas organizaciones.

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