04 marzo, 2013

IVA y venía

IVA y venía

Por: SERGIO SARMIENTO
JAQUE MATE
Apenas el 10 de febrero el presidente del PRI, César Camacho Quiroz, decía que sería muy difícil que la Asamblea Nacional del PRI aceptara quitar del programa de acción del partido el rechazo a la aplicación de IVA a alimentos y medicinas. En estos últimos días, sin embargo, el cambio se logró de manera casi imperceptible e indolora.
En contraste el PAN, que durante sus dos gobiernos buscó la homologación del IVA, ahora se ha echado para atrás. Le ha tocado, paradójicamente, al ex secretario de hacienda y ahora senador Ernesto Cordero ofrecer este rechazo. La posición panista es hipócrita: rechaza la homologación del IVA por su costo político pese a saber que es positiva para el país.


La aplicación del IVA a alimentos y medicinas no es la solución a todos los problemas fiscales del gobierno. Dependiendo de quién lo calcule, a qué tasa y con qué reglas, la medida puede añadir entre 100 mil y 200 mil millones de pesos anuales a un erario que gasta 3.9 billones de pesos. Si consideramos que solamente el subsidio a las gasolinas ha tenido un costo cercano a los 200 mil millones de pesos, veremos que esta modificación no es por sí sola suficiente para enderezar el rumbo fiscal del país.
Pero si la homologación del IVA no es suficiente, sí es en cambio necesaria. Si queremos un sistema fiscal ordenado y equilibrado, sin huecos que generen distorsiones o subsidios a quienes no los necesitan, es importante tener impuestos de aplicación universal.
La tasa cero del IVA a alimentos y medicinas beneficia más a quienes más consumen. Por eso es regresiva. La población más pobre del país, la que vive en el campo en una economía de autoconsumo, no obtiene ninguna ventaja. La mayoría de los pobres tampoco compra medicinas sino que las obtiene de los distintos sistemas de salud pública. Quizá algunos pobres se benefician del subsidio de la tasa cero; pero como ocurre en todos los subsidios generales, en contraste con los focalizados, el beneficio se pierde por la gran cantidad de recursos que terminan en manos de quienes no lo necesitan.
La tasa cero genera, además, ineficiencias e incentivos perversos. Las grandes compañías productoras de alimentos y medicinas reciben devoluciones fiscales de miles de millones de pesos porque no pueden trasladar el IVA que pagan. La falta de aplicación de IVA, por otra parte, facilita que un porcentaje importante de las transacciones de alimentos se realice en la economía informal, con lo cual no sólo se afecta la recaudación de IVA sino también la del impuesto sobre la renta.
Si queremos un país más próspero, un país en que la gente pague más impuestos por la buena razón, porque tiene más dinero en los bolsillos, lo sensato es tener un sistema que grave más el consumo que la producción. El impuesto sobre la renta afecta la inversión, el trabajo y la productividad. Los impuestos al consumo tienden a generar un mayor ahorro que puede traducirse en una mayor actividad económica.
Esto lo saben todos los economistas que han trabajado en el gobierno. Por eso los regímenes del priista Ernesto Zedillo y de los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón trataron de eliminar la tasa cero del IVA. El problema es que las oposiciones han aprendido que es muy fácil ganar votos oponiéndose a los impuestos. Por eso el PAN, en el gobierno de Zedillo, y el PRI, en los de Fox y Calderón, se opusieron a la reforma.
Es una lástima que hoy que el PRI ha logrado la difícil medida de eliminar el rechazo al IVA de su programa de acción, el PAN asume la posición populista de oponerse a la reforma.
GASTAR MEJOR
De nada sirve subir impuestos si no hay una reforma al gasto del gobierno. Tenemos un gobierno que gasta muy mal: que no genera ni mayor crecimiento económico ni mayor equidad. Quizá la parte más importante de una reforma hacendaria sea la que involucra el gasto público.
Twitter: @sergiosarmient4
"Tenemos un sistema que cobra cada vez más impuestos al trabajo en vez de al no-trabajo."
Milton Friedman

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