La inflación y los salarios
Por Gabriel Boragina ©
A pesar de haberse aclarado infinita cantidad de veces, y por los más
eminentes economistas del mundo, aun hay quienes siguen creyendo que la
inflación es "el aumento generalizado de los precios". Pero la
inflación no es esto.
El economista profesor Murray N. Rothbard -con la extrema claridad que lo caracteriza- explica:
"la inflación es un método por el cual el gobierno, su sistema
bancario controlado y los grupos políticos favorecidos pueden expropiar
parcialmente la riqueza de otros sectores de la sociedad. Quienes están
facultados para controlar la oferta monetaria emiten nuevo dinero para su
propio beneficio, a expensas del resto de la población. Si se otorga al
gobierno el monopolio de la emisión y de la oferta monetaria, inflará la oferta
para su propio beneficio, en detrimento de quienes carecen de poder político.
Una vez que adoptamos el enfoque distintivamente austríaco del “individualismo
metodológico”, una vez que comprendemos que el gobierno no es una institución
sobrehumana consagrada al bien común y al bienestar general, sino un grupo de
individuos dedicados a promover sus intereses económicos personales, resalta
con meridiana claridad la razón del inherente inflacionismo del gobierno como
monopolizador del dinero.“ (Murray N. Rothbard, "La teoría austriaca del dinero", Revista Libertas Nº 13
(Octubre 1990) Instituto Universitario ESEADE, pág. 13).
Si esto es cierto para todos los gobiernos en general, lo será mucho más
aun para el argentino del FpV de los Kirchner, sin duda uno de los más nefastos
y maquiavélicos "grupo de individuos dedicados a promover sus intereses
económicos personales". Genial imagen, del no menos genial M. N. Rothbard, que nunca alcanzó
tan bien para describir a este grupo de oscuros y tenebrosos sujetos.
Otro formidable economista, Hans Sennholz, explica el vínculo causal entre
la inflación, la indigencia y la miseria con estas palabras:
"Los actos nocivos frecuentemente están unidos unos a otros. El mal de
la inflación está ligado a la indigencia y a la miseria, que a su vez están
conectadas con los conflictos sociales y las contiendas políticas. La inflación
es un efecto de la política, y a su vez afecta a la política como antagonista
del orden. Sólo los políticos son responsables de la inflación pues sólo el
gobierno, la autoridad política, dirige la política monetaria y conduce los
mercados crediticios. Puede hacerlo de manera directa a través de la
legislación o regulación, o bien mediante un banco central que dirige los
asuntos monetarios. En los Estados Unidos la inflación es un artificio del
gobierno federal, que actúa a través del Sistema de la Reserva Federal".
(Hans F. Sennholz. "Moneda y
libertad". Revista Libertas IV: 7 (Octubre 1987) Instituto Universitario ESEADE, pág. 9/10). En
Argentina, el banco central (BCRA) es un émulo del Sistema de la Reserva
Federal.
Sería largo citar la lista de autores de relevante conocimiento que se
pronuncian en el mismo sentido que los anteriores.
En suma -y como tantas veces se ha dicho-, la inflación no es más que una estafa
legal, donde el único estafador es ningún otro que el gobierno.
Sin embargo, el vulgo no comprende conceptos básicos de economía, como por
ejemplo, la diferencia entre términos nominales y términos reales, por lo que
tiende a percibir los fenómenos económicos sólo en función de los primeros y no
de los segundos.
Mucha gente está feliz porque "ve subir" sus salarios por encima
del "nivel de precios" de lo que habitualmente consumen. Pero esta
"felicidad" tiene su base en la ignorancia más pura, habida cuenta
que no parecen comprender que sus salarios no son más que otros precios, que
también -como todos los precios en una inflación- pierden con cada nuevo
aumento, su poder adquisitivo. Pero además de ello, tampoco parecen entender
que cada incremento salarial financiado (o no) con emisión monetaria, potencia
-y en la medida que se vuelca al consumo- la suba de los precios diferentes al
salario, de los otros bienes y servicios, con lo que se acrecienta la carrera
entre ambos presuntos "competidores": precios y salarios, en una
brutal puja en la cual se terminan destrozando ambos, hasta que el gobierno
deje de falsificar más dinero. Esta "puja" de precios (salarios
inclusive), es lo que autores como Alberto Benegas Lynch (h), Cachanosky y otros,
denominan acertadamente la distorsión de los precios relativos. Y es
distorsiva porque, además de ser artificial por exógena al mercado, afecta en
forma desigual a los precios entre ellos.
Es por esta razón que Sennholz nos alerta que "El mal de la inflación
está ligado a la indigencia y a la miseria, que a su vez están conectadas con
los conflictos sociales y las contiendas políticas". Es tal cual: la
inflación produce indigencia y miseria, en el mediano y largo plazo.
Los aumentos de salarios en Argentina sólo son posibles porque el gobierno
emite mas y mayor cantidad de dinero, pero cuanto más aumentan los salarios
nominalmente por esta vía menos valor tendrá cada unidad monetaria del mismo.
Lo que implica -a su turno- que el trabajador que en apariencia "ganaría
mas", en realidad cada vez gana menos, o sea, es siempre un poco más pobre
cada vez. Además de la pérdida del poder adquisitivo de cada salario, súmese a
ello el aumento de los precios de los demás bienes y servicios que agrava más
aun la situación del asalariado.
Pero más allá de esto, en una economía sana, en tanto los salarios suben,
los precios de los demás bienes y servicios deberían bajar, para lo cual es
imprescindible eliminar la inflación y por sobre todo, dejar de intervenir el
gobierno en el mercado. Sólo en las economías enfermas precios y salarios suben
o bajan a la par o por separado, lo que denota clara manipulación estatal.
En la misma línea indicada por el Dr. Rothbard en la cita antecedente, la inflación sólo favorece al
gobierno y a su pequeño círculo de amigos, circulo que, por muy grande que se
considere o parezca, siempre será minúsculo comparado con el resto de la
población.
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