por Guillermo Cabieses
Guillermo Cabieses es profesor de los cursos de Economía y
Derecho en la Universidad de Lima y de Derecho y Análisis Económico del
Derecho en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC). Es Máster
en Derecho (LL.M.) por la Escuela de Derecho de la Universidad de
Chicago y abogado por la Universidad de Lima.
El 11 de julio de 1912 nació Milton Friedman, quien
fuera —en mi concepto— el economista más importante del siglo pasado y,
junto con F.A. Hayek, el liberal más influyente. Han sido tantos los
aportes de Friedman a la teoría económica, a la promoción del liberalismo
y al diseño de políticas públicas que un libro no alcanzaría, mucho
menos una columna. Sin embargo, me veo impedido de no dedicarle unas
líneas a la memoria de quien ha influido tanto en mi pensamiento y ocupa
un lugar privilegiado en mi panteón personal.
Milton Friedman se doctoró en economía en la Universidad de Columbia
en 1946. Antes de eso, en 1933, se había graduado de magíster en
economía por la Universidad de Chicago, que luego se convirtió en su
casa de estudios por más de 30 años. En ella forjó una de las escuelas
económicas más prestigiosa del mundo, la famosa “Escuela de Chicago”. La influencia que Chicago tuvo en Friedman lo marcó para siempre. En las clases de Jacob Viner descubrió lo maravillosa que puede ser la teoría económica y conoció a Rose Director, con quien luego se casaría y tendría dos hijos. Fue discípulo del implacable Frank Knight y alumno de Simons y Mint. Compartió las aulas con el genial George Stigler y el influyente Paul Samuelson (que curiosamente se convertiría en su crítico más feroz, a pesar de ser ambos muy amigos).
En 1947, tras sus estudios doctorales, se incorporó como profesor a
la Universidad de Chicago. En mismo año Friedman acompañó a F.A. Hayek
(quien desde entonces fue su gran amigo) en su peregrinaje a Mont
Pelerin para fundar la sociedad liberal más importante del mundo, la Mont Pelerin Society,
desde la cual, por muchos años, luchó implacablemente para combatir la
expansión de los estados y rescatar la libertad de las personas.
En 1976 le fue concedido el Nobel de Economía. Inmejorable año al coincidir con la celebración del bicentenario de la publicación de la mítica obra de Adam Smith
sobre la riqueza de las naciones. Al año siguiente de la obtención de
este galardón, Friedman se retiró de la Universidad de Chicago, aunque
permaneció estrechamente ligado a ésta hasta su muerte, acaecida el 16
de noviembre de 2006, y se unió al Hoover Institute desde donde
promovió, sin descanso, las ideas liberales.
Es gracias a Friedman que se venció al keynesianismo imperante desde
finales de la década de 1930 y se pudieron impulsar las medidas
económicas de libre mercado que generaron que el crecimiento que el
mundo experimentó en el último cuarto del siglo pasado. En tal sentido,
la llamada “Reagan-Thatcher Revolution” que se dio desde 1979 en
adelante, debió llamarse en realidad “The Milton Friedman Revolution”,
pues no fue más que la implementación de varias de las ideas que éste
promovía.
Su obra es vasta y muy genial, sus aportes a la teoría económica en
el campo monetario, la teoría del consumo y la teoría del precio han
marcado a toda una generación de economistas en todo el mundo. En el
terreno de las políticas públicas, pocos libros han logrado la
influencia y notoriedad que tuvo Capitalismo y libertad, publicado en 1962 y en el campo de la difusión de los ideales de la libertad su serie de televisión “Libre para elegir”
(que luego dio pie a un libro del mismo nombre que publicaría con su
esposa Rose) fue clave para cambiar la visión que del Estado se tenía en
muchos lugares del mundo.
Son pocos los que han trabajado tan arduamente por la libertad en el
mundo y cuánta falta nos hace hoy, ante el nuevo embate socialista, un
Milton Friedman que dé la batalla.
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